Calixto Sánchez, "Mi voz en el tiempo", Sevilla: Artes Escénicas Rebollar. 2023.

             CALIXTO SÁNCHEZ: SIEMPRE MAESTRO, SIEMPRE GRANDE                



                       

Siempre maestro por partida doble, Calixto Sánchez fue maestro de escuela, como le gusta decir, y hasta hace poco cantaor, maestro del cante por su amplia discografía, el dominio de muchos palos y estilos del flamenco, sus aportaciones personales a algunos estilos o la incorporación magistral y perdurable de poemas -a veces no estrictamente de la métrica flamenca- de autores como Alberti, Bécquer, Villalón o Antonio Machado.

Jubilado del trajín de festivales a destajo, donde tanto lo solicitaban y aplaudían, sigue cantando en directo alguna que otra vez y ahora nos ofrece un nuevo disco. Siempre recordaremos al Calixto de la Bienal de 1980 y de varias décadas de éxito y cante de primera, como seguimos admirando que esa fuerza poderosa y esa voz clara hayan dejado paso a una forma más grave al cantar, a un tempo hecho con más tiento, a unas fuerzas muy bien dosificadas, a una postura aún más sabia ante el cante.

Nos regala, de la mano del estudio de Eduardo Rebollar, su fiel escudero a la guitarra, director de Artes Escénicas Rebollar, un disco compuesto por nueve temas en diferentes palos, ocho en realidad pues repite las bulerías, a las que se añade seguiriya, tangos, romance, rumba, cantes de Levante, tientos y farruca. Una baraja que mezcla intensidad y ligereza, profundidad y ritmos alegres y vivaces.

A la guitarra se suman los impagables Manolo Franco -con quien también formó espléndida pareja artística muchos años-, siempre hondo y jondo; Niño de Pura, alarde de técnica y precisión como pocos; y Rubén Lebaniegos, otro modo de tocar la guitarra con prestancia. Completan el equipo artístico el bajo de Daniel Abad, las cuerdas del Cuarteto de cuerdas de la Orquesta Flamenca de Sevilla, la percusión de David “Chupete” y los jaleos de Nano de Jerez y Edu Hidalgo, dos tesoros de nuestro arte flamenco, uno de la generación de Calixto y otro muy joven, de esa nueva cosecha intensa y cabal. El ingeniero de sonido Fran Amaranto ha grabado, mezclado y masterizado el disco, que se oye muy bien y tiene letras del propio Calixto, de José Luis Rodríguez Ojeda (siempre con Calixto un aporte magnífico, aquí los tangos “Entrada en Jerusalén” y el romance “Romance a Carmona”) y de Fernando Villalón (parte de los tientos “Caminante”). Algunas muestras de la lírica propia de Calixto para el cante son esta letra de cante de Levante (“La mina de la Solana / tiene un letrero en su boca: / “Aquí baja el que se atreve / y sube al que a Dios le da la gana”)  o la seguiriya (“La vía se acaba, / remedio no encuentro, / y el cantarito de mis buenas acciones / vacío lo tengo”). Recordamos que en un libro que coordinamos para el grupo Gallo de Vidrio, titulado De la tierra al aire, en el mítico 1992, incluimos a Calixto Sánchez como letrista junto a otro cantaor, Naranjito de Triana y varios letristas más del campo de la poesía como Rodríguez Ojeda, Juan Peña o José Prada.  Merece Calixto un libro (y más), no hay ninguno sobre su vida y obra y, como sabemos, su trayectoria es la de los grandes y cubre además varias facetas aparte de la estrictamente cantaora: la de gestión, la de la didáctica del flamenco, conferenciante, letrista, escritor, etc.

El disco se titula “Mi voz en el tiempo”, todo un testamento, un deseo de reflexión y recuento de lo vivido en la vida y en el arte, un guiño machadiano, la palabra, la voz en el tiempo, voz y tiempo como bases de su cante. “Campanera” lo inicia, un cuplé o canción por bulerías con estribillo que habla de una cantaora de tablaos víctima de las murmuraciones, la letra es de Calixto y termina: “Y ante aquel conjunto de murmuraciones / de grandes mentiras y falsas palabras / calló para siempre / y no volvió a cantar”. Las seguiriyas que le siguen, tres letras de su autoría con el tiempo y la cercanía o constatación de la muerte, son de lo mejor de la obra, un conjunto espléndido de letras, interpretación y guitarra, la de Manolo Franco. “Entrada en Jerusalén” son tangos con letra de Rodríguez Ojeda, un hosanna flamenco de tema religioso y bíblico (ya colaboraron en el disco sobre la vida y muerte de Jesús), también de los temas que destacaríamos.  Sigue, también con letra del poeta carmonense, un romance dedicado a Carmona. Creemos que un claro homenaje y recuerdo a Antonio Mairena, está incluso Nano de Jerez en los jaleos, como en el disco último de Mairena. La rumba “Empujaba un carrito”, según Calixto inspirada al ver a un hombre empujando un carrito por la calle, todo tristeza y desolación, nos descoloca algo por el contraste entre la alegría de la rumba y el tema de la letra. Continúa con cantes de Levante, dos letras de temática acorde, minera, con su maestría habitual y, por tanto, sobresale del conjunto. Los tientos, con letra de Calixto y de Villalón, uno de sus referentes poéticos, son un nuevo homenaje tras otros temas de discos anteriores dedicados al poeta.  Alarga los tercios, asume la profundidad de los tientos con aportes personales. Y le sigue la farruca, por primera vez en su discografía, muestra de su permanente actitud de aprendizaje y estudio. Un palo que tiene el peligro de la monotonía, correcta, pero sin sobresalir dentro de este disco como los temas que hemos señalado. Termina la entrega, con la maestría de Niño de Pura, con unas bulerías, más bien a modo de canción por bulerías de tema amoroso, esos enredos que, como dice, te hacen decir o cantar: “(…) loco estoy yo por saber / por qué la vida te da / esas puñaladas traperas”.

Ahora nos queda esperar que tras este disco venga alguno o algunos más, quizá esa antología que hace tiempo tiene en la cabeza (pocos mejor que él para hacerla) o un repaso del folclore (romances, pregones...) al flamenco tal como hizo hace años en la sede de la Tertulia  Flamenca de Sevilla que lleva su nombre con la guitarra de Niño Elías. Todo el mundo del flamenco saldría ganando con esos discos y esos discos dedicados a su figura, o bien unas memorias (venga, maestro). Mientras tanto, nos quedamos con este disco de penúltima hora, maduro, degustado, que se suma a los muchos y grandes discos de su carrera que sin duda perdurarán. Nuestro agradecimiento no puede ser más grande.

                                                                                                                                        José Cenizo Jiménez