"A compás de mi verdad" de Juan Carlos Muñoz

Juan Carlos Muñoz, A compás de mi verdad, 2022.

ANTOLOGÍA DE CANTES DEDICADA A PAQUI LARA




Nueva entrega, y van por ahora veintiuna, de letras flamencas de diversos estilos o palos de Juan Carlos Muñoz (San Roque, Cádiz, 1963). Es, quizá, un letrista récord del flamenco, o al menos muy pocos se le acercarán, pues tiene escritos casi cinco mil temas de diferentes palos y le han cantado cuatrocientos de ellos, setenta grabados (por días aumentan estas cifras). Como dice Enrique Morales en el prólogo, con sus libros y temas “los cantaores y cantaoras tendrán más argumentación literaria para florecer a la hora de interpretar sus cantes”. En efecto, florecer, pues introducir nuevas letras aporta novedad, frescura, nueva visión del cante, y, en casos emblemáticos, se anula la comparación con interpretaciones insuperables anteriores (por ejemplo, la petenera “Quisiera yo renegar” de Pastora Pavón).


Otros libros del autor se han dedicado monográficamente a un estilo concreto: fandangos, soleares, serrana, tangos, peteneras, granaínas… Pero esta obra que comentamos, ofrecida a la cantaora Paqui Lara, es antológica, recoge letras de más de treinta estilos de cante, de diversos antecedentes y fórmulas musicales, de la bambera a la rondeña, de la soleá a la seguiriya, de la canastera a los fandangos... Un compendio, como decíamos, que ofrecer a los artistas.

Todos los temas relevantes de la lírica del cante los veremos en estos versos o tercios (ser cantados es su destino si aún no lo han sido): amor, muerte, sentencias, su patria chica San Roque, etc.

Como dice el propio autor, se entrega en alma a su labor y somos testigos de ello casi a diario, de su ilusión por crear, de su afán por ahondar en el flamenco a través de la poesía.Y, como señala el acertado título, verdad es una palabra clave en su estética y en su ética, como dice por tientos (p. 54):

                            En mi forma de vivir
                            y sentir la realidad
                            sueño un mundo sin mentiras
                            donde reine la verdad.

La muerte se asoma en ejemplos como este fandango (p. 49):

                            Anoche,
                            le pregunté una y mil veces
                            anoche hablé con Dios,
                            si le mandaba la muerte
                            tan solo al que la merece,
                            o es cuestión de mala suerte.

El amor, o desamor, la otra cara, en esta petenera chica (p. 13):

                            Ayer la vi por la calle
                            a eso de las doce y media,
                            ni se dignó en saludarme,
                            ni se dignó en saludarme,
                            tanto como me quería,
                            Dios mío, y ahora no se acuerda
                            de darme los buenos días.

O la reflexión en este garrotín (p. 32): “A un sabio le pregunté / si la vida era mentira, / y me dijo eso depende / de los ojos que la miran. / Al garrotín, al garrotán, / nochecitas de verano de San Juan”. En definitiva, un caudal de nuevas letras para el cante flamenco, que en la voz de los intérpretes hallarán su cobijo más preciado. Suerte, como hasta ahora, en el empeño y enhorabuena por tanta creatividad.

                                                                                José Cenizo Jiménez