Carmelo Picón. 202. La maleta de mi sonido, Huelva: Marbe Producciones.
José Cenizo Jiménez
Como un niño con zapatos nuevos, así está de seguro con su primer disco como compositor de guitarra flamenca Carmelo Picón (Mazagón -Huelva-, 1979) ofreciéndonos todo lo que hasta hoy ha acumulado en la maleta de sus creaciones y vivencias: “La maleta de mi sonido” se llama su primera obra pero en modo alguno primeriza pues desde el primer tema desborda madurez, elegancia y calidad.
En su trayectoria, ha recibido clases de maestros como José Luis Postigo, Niño de Pura y Manolo Franco, entre otros, y ha obtenido premios en los concursos de Ogíjares, Carmona o Murcia. En 2007 fue finalista en el Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba. En la faceta de acompañamiento al cante ha trabajado con artistas como Tina Pavón, José de la Tomasa o Manuel Cástulo, y en el acompañamiento al baile con Milagros Mengíbar, Carmen Ledesma, José Galván o Eli Parrilla.
Ha realizado la labor como productor discográfico de la obra “Nuevos Valores del Fandango de Huelva” entre 2008 y 2011. En 2017 se incorpora como segunda guitarra de concierto junto al Niño de Pura y desde 2012 es guitarrista habitual del centro cultural “Casa de la guitarra” de Sevilla.
Su disco se compone de once temas: tres rumbas, granaína, la bulería “Bulería de mi infancia”, fandangos de Huelva, soleá, tanguillos, alegrías, bulerías al golpe y el bolero “Suspiros del corazón”, con la colaboración especial de Tina Pavón y letra dedicada al propio Picón. Las letras que se cantan en algunos de ellos son bien tradicionales bien de autor (los fandangos de Sebastián Cruz Márquez y el citado bolero de Pepe Corbi y Kiko Estirado). Se le unen en el folleto ocho coplas flamencas que nos inspiró Carmelo cuando vimos en Facebook las preciosas fotos del disco junto al mar, una de ellas creo que define su significación artística: “Cuando toco mis acordes / me salen del corazón / por sinceros y por nobles”). Agradecidos quedamos por el detalle, inesperado y gozoso, de incluirlas en su trabajo.
Las voces que escuchamos son las de Sebastián Cruz, Pura de Pura, Manuel Romero y Tina Pavón, y en los coros están Pura de Pura y Lidia Rodríguez. No se abusa del cante acompañante, como tampoco de los varios instrumentos que acompañan a la guitarra: percusiones de Lito Mánez, bajo eléctrico de Juanma Ruiz, clarinete de Sergio Cano y violines de Paco Picón. Acompañan con soltura y elegancia al compositor, acentuando los citados instrumentos con delicadeza y oportunidad los matices ya intimistas ya más alegres del disco, desde la granaína o la soleá a las tres rumbas o el bolero. El clarinete en particular es, dice, novedoso en el flamenco, muy bello por cierto en su aporte (en efecto, aunque hay otros acercamientos de otros clarinetistas no es habitual). La producción es del propio Carmelo y de Martín Mora, a los que hay que felicitar por el buen resultado. Las fotografías -las que nos inspiraron, con su ambientación de mar y guitarra- de Pepe Márquez y el diseño de Joaquín Garzón.
Estamos ante una obra fresca, alegre en general (con algunos temas más intimistas como la soleá o la granaína), muy equilibrada en calidad (que es alta) en el conjunto. Son piezas breves por lo general, con un sonido limpio, elegante. Obra muy flamenca con un sonido, el de su maleta personal, llevado al presente con competencia y deliciosa musicalidad donde, como decíamos, los demás instrumentos acompañantes nunca son superfluos sino que aportan riqueza musical y subrayan momentos con su diferentes sonidos que en el contexto se hacen cordiales, fundidos con la guitarra. Difícil, por lo que decimos, elegir algunos temas de nuestra preferencia, si acaso destacamos la rumba de inicio, “Corazoncito Gabriela”, que te predispone para el disfrute que te espera; la soleá “A la mare de mi alma”, acompañando a Pura de Pura con tanto oficio; la otra rumba “Impulso Virginia”; las bulerías al golpe dedicadas a nuestro querido paisano Manuel Parrilla, ya fallecido y al que dedicamos en jondoweb un artículo de recuerdo; o, en fin, cómo no, el bolero final con la maestra Tina Pavón tan admirada, una de las mejores voces de su generación. Y toda esa técnica que va desgranando en diversos temas: las escalas con que termina la rumba “Paseo de dunas” o las alegrías “Al maestro Niño de Pura”, los trémolos finales de la granaína “A mi padre” o de la soleá, picados certeros, etc. Técnica pasada por la emoción, en cualquier caso.
Carmelo Picón se estrena con un buen trabajo que augura futuras entregas para el deleite. Un artista que, como dice la letra del bolero: “Cuando Carmelo Picón / acaricia su guitarra / desde la prima al bordón / sus notas llegan al alma, / suspiros del corazón”. No se pierdan esta hermosa primera obra de un amante de la guitarra y del flamenco.