"El Sombrero" de Estevez y Paños

El Sombrero, estrenado en el  Gran Teatro de Córdoba el pasado 15 de noviembre de 2019, se inspira en Le tricorne (El sombrero de tres picos) de Manuel de Falla (1876-1946) y Sergei Diaghilev (1872-1929), estrenado con decorados y vestuario de Pablo Picasso por los Ballets Rusos en el Teatro Alhambra de Londres el 22 de julio de 1919. Es, en palabras de sus autores, Rafael Estévez y Valeriano Paños, una “fantasía coreográfica” en la que recrean el encuentro de Diaghilev con el bailaor Félix Fernández García (1896-1941), conocido por Félix el Loco, su incorporación a la compañía del empresario ruso, las visitas de Sergei, Falla y Félix con el coreógrafo Léonide Massine (1896-1979) a los cafés de cante, sus clases de flamenco a los miembros de la compañía rusa, la tiranía del compás y el agobiante metrónomo ꟷUno, dos, tres, cuatro, cinco, seis. Norte, Sur, Este, Oeste,…ꟷ, su locura final en St. Martin in the Fields y su encierro en el manicomio de Epson.




El sombrero es, pues, una mirada apasionada a un momento clave en la gestación y definitiva configuración del género flamenco. Una historia fascinante reconstruida con fervor, hija de un meticuloso proceso de investigación y revivida en escena por Rafael Estévez (Diaghilev), Valeriano Paños (Massine), Alberto Sellés (Félix) y Jesús Perona (Falla) y un selecto grupo de bailarines, Rosana Romero, Nadia González, Macarena López, Carmen Muñoz y Nino González con la guitarra de Benito Bernal y el cante de Matías López el Mati.




Con todos ellos asistimos a un sugerente recorrido coreútico a propósito del encuentro del baile español y el flamenco con la danza clásica, con un emotivo recuerdo de las Macarronas (tangos de María y alegrías de Juana), Faíco, Otero y Ramirito (farrucas) y Gabrielita Clavijo (chuflas). Se reconstruyen bailes olvidados, como el Ole de la Curra y la Farruca del Molinero y se completa la obra con bulerías, granaína, guajira, petenera, seguidillas y sevillanas, sin que falten un par de sones de negros, cakewalk y ragtime, así como la tarantela y la habanera. Todo sazonado por ecos de Falla y Rimsky-Korsakov y Rossini y música original de Dany de Morón y Luis Gustavo Prado. En conjunto, una interesante muestra de la pasión arqueológica de Estévez y Paños, que se asoman continuamente al ayer con ojos de hoy.




En el plano biográfico, sin embargo, creo que se arriesgan con elucubraciones ꟷel acoso sexual de Diaghilev a Félixꟷ y caen en innecesarias repeticiones ꟷel anunciado final resulta en exceso reiterativoꟷ.

                                                                                                                            José Luis Navarro