"Chinitas" de Pedro Barragán, una ópera prima de lujo

 



El concierto que nos ofreció anoche en el Teatro de Triana (Fundación Cristina Heeren) el joven guitarrista Pedro Barragán rezumó hondura, profundidad, sensibilidad y elegancia; sin ninguna concesión al público, exhibición de virtuosismo o efectos espectaculares. Muy concentrado desde el primer momento, hizo un recorrido ligado y muy sutil por diferentes estéticas y estilos flamencos.




La propuesta, de enorme honestidad, es una espiral musical que tiene aromas de sus aprendizajes y de todos aquellos maestros que dan solidez a su formación, a la que aporta su propia vivencia, su propia creatividad. Un camino donde tienen cabida diferentes palos y recuerdos de muchos grandes músicos (Montoya, Niño Ricardo, Paco de Lucía, Los Habichuelas, además de Gerardo Núñez, Manolo Franco y sobre todo Rafael Riqueni), dando una sensación de continuidad y ligazón en espiral, como bien refleja la relación de palos inserta en el disco: Serrana, Alegría, Soleá, Guajira, Bulería, Malagueña, Soleares, Tango, Minera, Cantiña, Granaína, Seguiriya, Peteneras… Disco que por ello se puede escuchar perfectamente en bucle, sin fin…




La noche de su presentación, contó además con unos extras de gran interés. Para empezar y a manera de introducción, la gran Inma la Bruja nos puso en antecedente de la bonhomía de la persona y el músico, de la manera más natural y sincera, como una amiga de verdad. El maestro Andrés Marín mostró parte de su espectáculo sobre Vicente Escudero, realizado en colaboración con el propio guitarrista. Andrés bailó de manera minimalista unas magníficas seguiriyas y además –como solía hacer el propio Escudero- cantó; en este caso, la seguiriya de Paco La Luz que nos legó Manuel Torres. Todo un lujo de vanguardia. El tercer momento extra, de enorme interés, fue el diálogo percusivo entre Pedro y el bailaor Oruco en unas contundentes bulerías. Para finalizar, los últimos temas del concierto recorrieron la memoria de las grandes aportaciones de la guitarra romántica, en perfecto maridaje con otros estilos más aflamencados… Una noche a recordar y un disco a gozar sin prisa, con deleite, en espera de los próximos trabajos de este gran músico al que obviamente, habrá que seguir.

                                                                                        Manuel Alcántara

                                                                                      Foto: Kyoko Shikaze