La Tremendita llenó el Central

Todo artista, en cualquiera de las múltiples facetas del arte, debe ser libre. De libertad gozó Renoir y así nació el impresionismo en la pintura. Y lo mismo ocurrió con Picasso, apreciado hoy en todo el mundo.  El artista tiene derecho a experimentar, incluso a equivocarse. Si acierta o se equivoca lo deciden otros. En último extremo, lo decide el público, aunque hoy se aplaude todo. Pero hay aplausos y aplausos. Hay aplausos fervientes y hay aplausos convencionales y rutinarios. Hay incluso quien aplaude por educación.



Viene todo esto a cuento de Rosario la Tremendita (Triana, 1984). ¿Canta flamenco? Yo creo que sí. ¿Canta flamenco ajustado a los cánones de la tradición? Evidentemente no. Canta el flamenco que a ella le gusta. Un flamenco con ecos electrónicos. Unas veces se acompaña con la guitarra y otras con el bajo. Los dos eléctricos. Unas veces se reconocen los palos que interpreta y otras resultan prácticamente irreconocibles. Pero todos tienen un sello propio que los identifica con ella.

 Y ¿Cómo responde el público a su cante? Anoche en el Teatro Central lo hizo con convicción. Es asimismo cierto que anoche la Tremendita jugaba en casa, como ella misma dijo. Ella es trianera de nacimiento y de raza y el Teatro Central está en la Cartuja, que no deja de ser parte de Triana. Allí presentó ante los suyos hasta su abuela estaba sentada entre el público el primero de los dos discos que muy pronto irán saliendo al mercado. Según ella, cado uno ajustado a cada uno de los lados de su cabeza, el rapado y el melenudo. El rapado de lo más electrónico y el de la larga melena acompañado por una serie de guitarristas de lo más clásico. El que interpretó anoche fue el del lado rapado de su cabeza.

Fueron 13 temas y una propina con los que hizo un recorrido por casi toda la gama estilística del flamenco ꟷ”un viaje por el cante” dijo ella y en los que abordó la más variada temática, desde la crítica social (“Tanto tienes, tanto vales”), a  sus ilusiones (“A tu vera, siempre a la verita tuya, hasta el día en que me muera”) y su rebeldía (“Por ver si en un mundo nuevo encontraba más verdad”) hasta ese “Abuelerías” que dedicó a su abuela allí presente. Todos cantados con pasión. Todos sentidos en lo más profundo de su ser. Dos de ellos, “Dime” y “Mi voz”, el primero con Lola Flores en el recuerdo y en el que se empeñó en que el respetable participase y el otro una taranta, ya han sido publicados. El resto está previsto que salgan a la luz el próximo noviembre.

Con ella compartieron escenario echando toda la carne en el asador su productor Pablo Martin Jones a la percusión y Juanfe Pérez a la guitarra.

                                                                                                                            José Luis Navarro