Renace Flamenco viene del Sur

María Terremoto (María Fernández Benítez, Jerez de la Frontera, 2000) fue niña prodigio  y hoy, con solo 20 años, es una auténtica veterana del cante. Desde que obtuvo en 2016 el Giraldillo Revelación de la XIX Bienal de Sevilla se ha convertido en un nombre imprescindible de cualquier festival de categoría. Hija de Fernando Terremoto y nieta de Terremoto de Jerez, lleva el Flamenco en la sangre. Goza además de una voz espléndida, capaz de cubrir toda una escala anímica y tonal, desde el susurro íntimo de la malagueña al grito atormentado de la seguiriya.

Flamenco viene del Sur reinicia con ella el ciclo que cortó hace unos meses el maligno Covid y con este ciclo cierra ella la gira “La huella de mi sentío” que, a modo de Tour promocional, venía realizando.




Con una barriguita de 8 meses la jerezana se entregó sin reservas a revivir los cantes de su reciente álbum ─publicado en 2018─ La huella de mi sentío. Dominó el escenario, dispuesto en tres zonas, una al fondo con una mesa central a estilo de un tabanco jerezano, otro central y otro a la izquierda junto al piano de Alejandro Cruz.

Comenzó con un cante de trilla y un romance del Puerto. Siguió por bulerías, alegrías  y  tangos. Luego, nos hizo un regalo con el piano de Alejandro Cruz,”Me muero, me muero” de Lolita de la Colina y “Tras un amoroso lance” de San Juan de la Cruz, una primicia de lo que será su próximo espectáculo Canciones para una cantaora. Una exquisitez musical sin el arrebato jondo, pero con la melodía de una balada.




Después, soleá por bulerías, tientos-tangos, seguiriya y bulerías jerezanas con sus imprescindibles pataítas.

La acompañaron Nono Jero a la guitarra, la percusión de Paco Vega, las palmas y coros de los jóvenes Makarines y el piano de Alejandro Cruz.

Un magnífico recital. En cante de ayer, el cante de siempre, con una voz de hoy.

                                                                                                                            José Luis Navarro