Bienal 2022. Cante



Teatro Alameda, 24 septiembre.

Segundo Falcón. “La bella época. Simulacro flamenco”
Con José Luis Postigo, Paco Jarana, Manolo Franco y Raúl Cantizano
Dirección artística de Andrés Marín y Raúl Cantizano
Espectáculo especialmente dedicado a la memoria de su querido amigo, el profesor Rafael Infantes, que se nos fue hace tan poco.




Cuando un maestro, que lo es, lo demuestra 

El espectáculo es un recorrido por los primeros años del siglo XX, un simulacro, con la brújula puesta en la Alameda de Hércules, la más importante universidad para los flamencos de la época. 

En el cante, Segundo Falcón se matriculó siendo un crío, con apenas dieciséis años; aunque ya con ocho años se había presentado a concursos, galas y diversos eventos. Hereda de parte de su familia la escuela de Marchena, Vallejo y Valderrama, y de otra parte, los Janegas, la gran escuela del maestro Mairena. Una familia donde priman los zapateros, oficio, como sabemos, junto al de barbero, desde tiempo inmemorial relacionado con la música en general y con el flamenco en particular. 

Algo más tarde, comienza lo que sería su bachillerato, formando parte de la plantilla del tablao Los Gallos y acompañando a las grandes bailaoras de la época. Un tío suyo, El Sopi, profesional del cante, será desde entonces una guía muy importante para su desarrollo. 

La universidad para él comienza con el ingreso en una gran compañía, la de Cristina Hoyos. Y empieza a recorrer el mundo, como profesional de primera, con espectáculos como “Sueños flamencos”, “Yerma” y “Caminos andaluces”. 

Su graduación y doctorado sería poco después, cuando es requerido por los más importantes coreógrafos y las más importantes compañías de baile del momento: Curro Vélez, Adrián Galia, Manuel Soler, Javier Barón, Sara Baras… Y sobre todo Mario Maya, Eva Yerbabuena y Andrés Marín, a los que considera sus genios más cercanos, su referentes. 

En el cante, se siente orgulloso de haber formado parte de una gran generación de cantaores para el baile, creadores e intérpretes de multitud de melodías para todos estos grandes espectáculos, melodías que apenas se llevaron a los estudios de grabación pero que forman parte de la gran cultura musical íntima de estos grandes profesionales. Como cantaor en solitario siente predilección por Enrique Morente, cuya tesitura comparte, y por Juan Peña El Lebrijano. 

Segundo Falcón, otro maestro de los Alcores, tiene su espacio de relajación en la Vega del Viso y entre sus aficiones, gozar de su paisaje. 

En el espectáculo presentado en la pasada Bienal, conceptualmente vanguardista pero a su vez con gran respeto por la tradición, el cantaor se hace acompañar por un gran abanico de guitarristas, cada uno de ellos representativos de unos sonidos que forman parte de la propia historia del flamenco: el sonido añejo y clásico de José Luis Postigo, el maestro de Manolo Franco, el compositor Paco Jarana y el vanguardista Raúl Cantizano. Con cada uno de ellos, Segundo desarrolla un completo muestrario de un enorme saber flamenco. 

Comienza con un recorrido cronológico por malagueñas (las del Mellizo, Torres-Chacón y Canario-Cepero), rematando con los Fandangos de Pérez de Guzmán y por los de Frasquito el Yerbabuena. Por peteneras, algo similar, con la petenera-toná, seguida de la de Pastora Pavón, con cambios con semitonos de los Negros de Ronda, de sonido Chaconiano. Por soleares se acuerda del trianero Ramón el Ollero, para seguir con Paquirri el Guanté, rematando con las bamberas de Pastora. Por seguiriya persigue el sonido con solera, con la guitarra del maestro Postigo y los estilos de Manuel Torre, Tío José de Paula versión Tomás Torre y remate del Tuerto la Peña. Por tarantas, con la zanfoña de Cantizano, hace un recuerdo de Vallejo, Manuel Torres y Chacón en versión del Cojo de Málaga. En la caña sigue al gran maestro Enrique Morente, ligándola con el romance en la que sigue el magisterio de Antonio Mairena. Para finalizar este gran abanico, un ramillete de fandangos. Los de el de la Calzá y Aznalcóllar, con Cantizano; los del Gordito de Triana, con Paco Jarana; los del Sevillano, con José Luis Postigo y los de Carbonerillo, con Manolo Franco. 

Una lección de cante que bien merecería pudiera ser apreciada en grabación discográfica. Lo dicho, una clase magistral de flamenco impartida por un sabio. Gracias, maestro. Gracias también al claustro.

                                                                                                                                     Manuel Alcántara