"Mellizo doble" de Israel Galván y El Niño de Elche llega a Sevilla

Mellizo doble de Israel Galván y Francisco Contreras El Niño de Elche se inspira, según sus autores, en aquel “baile de los motores” que hizo Vicente Escudero en la Sala Pleyel de París en los finales 20 y en los sonidos diafónicos que se inventó el granadino José Val del Omar. Sin duda, algo de ellos tiene los zapatos que luce Israel son una copia exacta de los que llevaba Escudero. A mí me recordó también al Darn Hosieri que interpretó Charles Chaplin en su A burlesque on Carmen.




En realidad, Mellizo doble es una muestra del clásico épater le bourgeois y una feroz crítica social. Un ataque furibundo a la sociedad, a los toros y al mismísimo flamenco. Las primeras palabras de El Niño de Elche, a lo Eugenio Noel, no dejan lugar a dudas.

Cuando Pastora levanta los brazos su baile abre ante vuestros ojos una plaza de toros, un día de sangre… la sangre de los caballos en la arena del circo… el patio de un presidio un día de riña; el corazón de un torero guardado en un frasco de alcohol… el mapa de España ocupado por un circo gigantesco… el escudo de España entre banderillas y picas… la bandera española flotando sobre la plaza y los enfermos de los hospitales bebiendo caldo de toros rabiosos muertos… los treinta mil pueblos sin escuela… diez millones de hombres en la miseria corriendo detrás de la tartana que lleva los toreros a la plaza… un monstruoso falo colgado de la lanza de la bandera nacional… seres espantosos arrojando en cubos al Océano la sangre de los españoles… un cartel de toros ocupando una página en la Historia Universal… flamencos pisando los huesos de sus padres en los cementerios… cuadrillas vagabundas de gitanos asesinándose en los suburbios de las ciudades… las casas de lenocidio en hacinamiento espantoso… un mantón de Manila ensangrentado y una liga de mujer en el cuartel del león de nuestro escudo… viendo bailar a esa mujer se concibe que España lleve seis siglos de retraso a los demás pueblos de su civilización…

En un escenario prácticamente vacío. Apenas un par de sillas, una guitarra, un micro, unos cuantos focos y unas maderas para taconear, Israel y el ilicitano  montan una desgarrada parodia. Los dos se hermanan para deshumanizar y destrozar ahora lo llaman “deconstruir” el cante y el baile flamenco. El ilicitano destroza el cante, lo hace añicos. Corta y recorta las palabras, silabea hasta hacer casi irreconocible los textos. Israel hace lo propio con el baile. Taconea sin ton ni son, golpea descalzo el suelo, lo araña. Los dos hacen una apasionada destrucción-deconstrucción del cante y del baile. Le quitan incluso la luz y dejan la escena a oscuras. Hasta le quitan a Israel el movimiento y lo dejan un buen rato inmóvil.



La guitarra sale mejor parada. El Niño de Elche se limita a acompañarse con un toque machacón de aficionado.




Mellizo doble nació en 2019 en un tablao de Tokio, se paseó por Lausana, Stuttgart y Avignon y se estrenó en el Conde Duque de Madrid el 29 de abril del año pasado. Es una obra agria y amarga, difícil de digerir. Una original y arriesgada apuesta de futuro.

                                                                                                            José Luis Navarro