¡Así se baila Javier!

Sucedió en la Sala Chicarreros. Se llamaba Jueves Flamenco y llevaba más de un año muerto. Llegó Lombo y dijo las palabras mágicas, “Levántate y baila”, y, cual un Lázaro bíblico, Javier Barón hizo el milagro: el Jueves Flamenco resucitó.



Y ¡Cómo bailó Barón! Fue toda una lección magistral. Y es que hoy por hoy el baile de Javier Barón es el testamento del baile Flamenco Flamenco. Flamenco de nombre y Flamenco de apellido. En una hora larga Barón recorrió el abecedario del baile clásico. Lució un zapateado limpio, varonil, rico en formas y sonidos. Bailó con todo el cuerpo. Gesticuló con brazos y manos al hilo del contenido de cada letra. ¡Qué pocos, si alguno, llegan a ese extremo!

Con el apoyo de las voces pujantes de David el Galli y Javier Ribera, la guitarra inspirada de Javier Patino y los golpes precisos de la batería de José Carrasco, Javier repasó la baraja de estilos. Los cinco fueron pasando de un estilo a otro. Cada uno desembocaba en el siguiente con solo un casi imperceptible cambio de ritmo o actitud. Empezaron por farruca y uno a uno conjuraron la magia de los cantes de levante, los fandangos, los cantes de faena, las cantiñas, la seguiriya, los tangos y, las bulerías, sin que faltasen las soleaares de Alcalá. No podían faltar. Para eso Javier es alcalareño. Un espectáculo en el que tampoco faltaron los solos de cante por malagueña y de guitarra por bulería. Todos debían lucirse y todos se lucieron.

Los Jueves  Flamencos de 2022 no podían empezar con mejor pie.

                                                                                                            José Luis Navarro