Nolo Ruiz, Filosofía del flamenco, Samarcanda, Sevilla, 2020
FILOSOFÍA CON JONDURA
José Cenizo Jiménez
Hay varias aproximaciones de filósofos o estudiosos en
general a aspectos filosóficos del flamenco, de su lírica y de su ambientación
vital y artística. Una nueva visión es la que nos ofrece Nolo Ruiz, sevillano
de 1979, Doctor en Filosofía. Filosofía del flamenco, editado por
Samarcanda, es su ópera prima y es el resultado de una larga y densa
investigación necesaria para la obtención del grado de Doctor. Una tesis
doctoral, por tanto, es la base de este libro.
Como se nos resume en la contraportada, “aborda el
flamenco como objeto de la filosofía -la reflexión filosófica en torno al
flamenco y a las implicaciones que conlleva-, y la filosofía como sujeto del
flamenco ─el sistema filosófico popular expresado a través de él─, para ahondar
en el conocimiento del flamenco, y como medio a la vez para responder a la
pregunta: ¿qué es la filosofía?”. Una doble orientación cuya reflexión le lleva
a cubrir las 345 páginas en capítulos que van ahondando en múltiples conceptos
como la ontología del duende, el rito jondo, estética y flamenco, el trialismo
estético ─lo jondo, lo bello y lo sublime─, el triángulo alegórico ─ángel, musa
y duende─, epistemiología y flamenco, antropología y flamenco, metafísica y
flamenco, teodicea y flamenco o la ética, política y flamenco, entre otros.
Todo un compendio de matices y reflexiones en un libro
que, como dice, no es un libro de flamenco, sino de filosofía, pero sí sobre
flamenco. Constata que pocos filósofos han reparado en el estudio del flamenco,
aunque sí muchos estudiosos del flamenco aunque no fueran filósofos.
El autor destaca la existencia de una filosofía popular,
distinta de la académica; el sentido dialógico o conversacional en el flamenco;
su carácter ritual, como sagrado. Defiende que sí se puede dar a la vez lo jondo,
lo sublime y lo bello; que es una cultura trágica por la crítica al ciencismo;
que hay una fusión entre filosofía y poesía
(la razón poética de María Zambrano); que la influencia romántica es
clave; o que la madre es, cómo no, parte de la médula del flamenco, “desplegada
en el plano antropológico y teológico”.
Más adelante, con Molina y Mairena, indica que sobresalen
temas como la muerte, el amor, el tiempo y el dinero, y que el fatalismo
jondista es marca de la casa, pues la muerte y el sino trágico son referencias
continuas. Valora la importancia de lo cotidiano, de lo sencillo en el
flamenco, así como la propia alegría como respuesta a la angustia del vivir.
Aborda los temas relacionados con la ética, la política o la religión,
subrayando que en el flamenco no se cuestiona la existencia de Dios pero sí su
naturaleza, que existe más bien religiosidad (ritos…) que religión (dogma) o
que se produce una antropomorfización de Dios por la doble vertiente del
Hijo (humano, doliente) y la Madre.
El flamenco, según Nolo Ruiz, en fin, es sentencioso, individualista por encima de lo social, de protesta más retórica que incitadora a la sublevación… El flamenco es político, dice, rebelde, pero no ideológico, al menos de forma general. En fin, muchas cuestiones básicas, un buen repaso que muestra su acuerdo en unos casos con lo que ya se ha defendido en muchos estudios citados con profusión (hay una buena bibliografía) y en otros aporta, y ahí su mérito, sus propias ideas desde una óptica prevalentemente filosófica.Por ello, esta obra, como decíamos fruto de una tesis doctoral, es de una densidad grande, y en ello está su virtud, claro, en ese ahondamiento académico, competente, y a la vez, por la terminología y el perfil filosófico académico, la dificultad en muchos momentos para que un lector medio pueda leer con soltura. De cualquier forma, un trabajo arduo, que combina la densidad académica con otros momentos en que el acercamiento a las letras y vivencias de lo flamenco y los flamencos hace más llevadera la lectura. Al final, y se agradece, hay una colección de coplas flamencas para ilustrar lo que se ha comentado en los diversos capítulos.