Las voces que no callaron es esa otra historia del flamenco sobre la que muy poco se ha escrito. Una historia apenas conocida. Juan Pinilla hace un apasionante recorrido por los acontecimientos más relevantes de la historia de España y detalla y analiza su repercusión en la vida de los artistas flamencos y en las letras del cante. El flamenco se convierte así en testigo de la historia de nuestro país y sus coplas en testimonio apasionado de abusos e injusticias.
Juan Pinilla
las denuncia en este bien documentado y exhaustivo repaso de la historia y del
flamenco al tiempo que tiene una mirada compasiva y comprensiva para todos
aquellos flamencos que las han callado ante la necesidad de, al menos, poder
malvivir del cante. Habla de penurias, sufrimiento, política, religión, trabajo, minería y, ¿cómo
no?, de protesta, rebeldía, cárcel y asesinatos y se detiene en los momentos de
particular relevancia (Guerra de la Independencia, la Guerra de Marruecos de
1859, la Primera República, la Generación del 98, el Concurso de Granada de 1922,
la Dictadura de Primo de Rivera, la II República, el golpe de estado, la
dictadura franquista, la transición democrática y las últimas décadas).
Estudia las
peripecias relacionadas con las circunstancias socio-políticas de los que al
menos unos años fueron héroes populares (Riego, Torrijos, José María el Tempranillo), han sido poetas
importantes (Moreno Galván, Caballero Bonald, Quiñones, Felix Grande) o simplemente artistas (El Piyayo, Juan Breva,
El Mochuelo, Niño de Marchena, la Niña de los Peines, Manuel Vallejo,
Angelillo, Guerrita, Fanegas, Chato de las Ventas, Niño del Museo, la Niña de
la Puebla, el Niño de la Huerta, Corruco de Algeciras, Cojo de Málaga, Niño de
Cazalla, Niño de Almería, Chaconcito, Juan Valderrama, Luis Caballero, Antonio
Mairena, Frasquillo, La Argentinita, Carmen Amaya, Niño de Utrera, Esteban de
Sanlúcar, Luisa Triana, Rosario y Antonio, Pena Hijo, Carlos Montoya, Fernando
Vílchez, Mario Escudero, El Mojiconero,
Macandé, Pericón, Varea, Antonio Gades, Mario Maya, Manuel Gerena, Paco Moyano, Távora, El Cabrero,
Lebrijano, Manolo Sanlúcar, Carmen Linares, Curro Albayzín, Niño de Elche,
Rocío Márquez y José el de la Tomasa, entre muchos otros).
A lo largo
de este viaje histórico vamos encontrando interesantísimas letras, como ese
tango “político” que decía El Mochuelo:
En la plaza de las Cortes
hay un palacio precioso
dos leones de gran porte
guardan su pórtico hermoso
A él van a discutirse
los asuntos de la España
a veces a convertirse
en teatro de patrañas
Como sirve para hablar
sandeces que el tiempo borra
hoy bien se puede llamar
palacio de las Cotorras
Esa denuncia del franquismo aferrado al poder que Moreno Galván escribió para ser cantada:
No quieren soltar la prenda
porque España la ganaron
golpe a golpe y muerto a muerto
como trofeo de guerra.
O lo que se cantaba en aquel Quejío que llevó a las tablas Salvador Távora:
Y esta es la ‘verdá’
To lo que estamos pasando
Esta es la ‘verdá’:
Las ‘caenas’ que tienen mis manos
‘Caenas’ que quiero arrancar.
Acompaña y completa el libro un CD con 11 temas que constituyen una muestra de la vena poética de Juan Pinilla: tanguillos, tangos, peteneras, alegrías, fandangos, seguiriya, mirabrás, una serie de consejos y recomendaciones escolares (“Biografía de Gabriel Celaya”) y ese himno guerrero (“Bella ciao”) que también incluye en su último disco. 10 temas que enriquecen el legado flamenco que nos está dejando Juan Pinilla con letras que hablan de cuestiones actuales y ponen al día la temática del cante jondo. Esta es una de ellas por petenera:
Andalucía, la que divierte
grabao a fuego lleva un puñal
de yunque viejo que la dirige
y la enseñaron siempre a rezar.
Andalucía, de pueblos llanos,
de rubios trigos y limpia sal,
tiene la pena de sus poetas,
los que murieron y morirán.
Hasta el aire que respiro
me ha llegao a mí a quitar.
Ábreme la puerta, mare,
que me voy a desangrar.
Hasta el aire que respiro
me ha llegao a mí a quitar.
Andalucía, la que divierte,
tiene siglos de resignación
y vende penas a los señores
que compran risas por su dolor.
Andalucía, Andalucía,
zapatos nuevos y olivo en flor,
tienes muertos y entrepisaos
por el caballo de un gran señor.
Andalucía, la que divierte,
grabao a fuego lleva un puñal
de yunque viejo que la dirige
y la enseñaron siempre a rezar.
Andalucía, de pueblos llanos,
de rubios trigos y limpia sal,
tiene la pena de sus poetas,
los que murieron y morirán.
Cuenta con las voces de Enma Cohen (Introducción a la Cartagenera) y Francisco Algora (“Biografía de Gabriel Celaya”) y las guitarras de Rafael Rodríguez, Paco Cortés y Josele de la Rosa.
Las voces que no callaron, una auténtica novedad
bibliográfica, es un libro que conjuga a la perfección rigor documental y
amenidad expositiva. Es además y por encima de todo un canto a la libertad y un
furioso alegato que nació con objetivos claros “ofrecer de una forma clara
nuestra investigación sobre el compromiso adquirido por parte de los artistas
flamencos a lo largo de la existencia de este arte” , “situar en el firmamento
de la música comprometida a quienes deben figurar por méritos y valentía con
letras de oro” y “encauzar el trabajo que los intérpretes y ejecutantes del
flamenco brindan al público, hacia el olvidado arte de la denuncia social que
enarbolaron los predecesores”. Creemos que los alcanza.