Letras del Arte Jondo

 


Hace ahora justamente un año, el 31 de mayo de 2020, que nos dejó Ginés Jorquera Mínguez (Santa Lucía, Cartagena, 1940). Perdimos a un flamenco de corazón. Un poeta amante fervoroso del cante jondo y de los toros. Un humanista enamorado de la pintura. Un hombre que ejercía cerca de la política ꟷfue Secretario General de los Ayuntamientos de La Unión y Cartagena y Secretario de la Asamblea Regional de Murciaꟷ, pero que nunca perdió la capacidad de sentir y pensar por sí mismo. Su dedicación y fervor por el flamenco se lo reconocen hoy la Peña Flamenca de Cartagena, el Ayuntamiento de Cartagena, la Comunidad Autónoma de Murcia y la Universidad Politécnica de Cartagena con el concurso de letras de cartageneras que lleva su nombre.

Su esposa, Génesis García, otra enamorada del flamenco, nos regala este libro de sus letras flamencas. Un libro que cautiva desde el primer verso. Una antología que comienza con tres espléndidos artículos, a modo de introducción o prólogo, respectivamente de José Martínez Hernández, José Javier León y Génesis García, autora además de esta cuidada edición del libro y auténtica alma mater de su publicación.

Ginés revela a cada paso cómo domina el verso narrativo y es capaz de contarnos cualquier sucedido en letras que, además, suenan flamencas.

En las Asturias de Oviedo
el garrotín ha nacío,
se bajó p’Andalicía
y flamenco se ha volvío.

Su pasión por la literatura le acerca a Cervantes y a Quevedo. Miren cómo revive a Don Quijote:

Estoy tan guillao del seso
que gigantes se me antojan
los molinos de viento.

Otros versos delatan su condición de intelectual:

Aunque no me dijo na,
su silencio parecía
discurso de Castelar.

Gines demuestra un absoluto conocimiento del que pudiéramos denominar léxico popular. He aquí algunos ejemplos, “barruntar”, “endiñar”, “enmustiarse”, “apretujar”, “garguero”, "arreparar”. Todas están recogidas en Diccionarios, pero ¡qué poco se oyen!

El humor y una finísima ironía están presentes en múltiples versos. Son destellos íntimos del comentario intelectual mezclados con la sabia socarronería popular. He aquí unos ejemplos:

Hay gente por esos mundos
con tan falsos fundamentos
que a los que se comen vivos
los lloran después de muertos.

Soy cabal como el primero,
y siempre digo verdá.
Si miento de cuando en cuando,
es por gusto de variar.

Del hombre el mejor amigo
el perro es considerao.
No dicen na de la perra,
y eso me tiene intrigao.

Está escrito en muchas casas:
“¡Cuidaíto con el perro!”,
pero no ponen avisos
contra la gente de dentro.

Si al perro le llaman can,
el can-can debiera ser
antes pareja de perros
que baile de cabaret.

Y no faltan, no podían faltar en un poemario jondo, versos dedicados al amor, al desamor, a los celos y a la queja:

Me queo tan solo
cuando tú no estás
que hasta el pensamiento, que me hacía compaña,
contigo se va.

El alma se me remueve
ca vez que suena el reló
porque su campana tiene
tu mismo timbre de voz.

Es tu andar tan altanero
que, más que pisar, parece
que vas despreciando el suelo.

Si el querer fuera un vestío
que se pone y que se quita,
tú tendrías lleno el armario
pa mudarte tos los días.

Me pone mu mala sangre
que le des coba a to el mundo
que te encuentras por la calle.

Ayer mismo me enteré
que por las noches te arrimas
a la gente de parné.

Por tu culpa yo tengo
el sentío desparramao,
el corazón derretío
y los huesos dislocaos.

con algún guiño también al sexo:

Dos novias tengo en el barrio,
una formal y otra no;
cumplo mi deber de día;
de noche mi devoción.

Y, por supuesto, en sus versos está también presente la denuncia social:

Estando embuscá la guardia,
se oyó por la madrugá
un “quién vive” de mentira
y seis tiros de verdá.

Así como recuerdos de su Santa Lucía natal y su lonja de pescado:

Esta mañana he mercao
un rancho de salmonete,
con sargo, pagel, lenguao,
boquerón, boga y chirrete,
en la lonja del pescao.

Y, como buen aficionado al cante, se acuerda de El Pele, Menese y Camarón:

Ay, Camarón, que te has ido
y resistirlo no puedo,
que, si me dolía tu cante,
más me duele tu silencio!

Estos versos se ilustran y se completan con una selección de sus propios dibujos, una imprescindible muestra de la otra gran pasión de Ginés, la pintura., arropados por su hermana, Juana Jorquera, y unos cuantos amigos, Marco Amorós, Pérez Casanova, Vidal Máiquez, Álvaro Peña, Fernando Sáenz de Elorrieta, Piedad Martínez, Jorge García Aznar, Esteban Bernal, Kraser, Javier Lorente y Salvador Torres. Esta es una de ellas:




Termino estas líneas de admiración por Ginés con unas palabras tomadas en amistoso préstamo a José Martínez:

Estas magníficas letras del arte jondo de Ginés Jorquera están esperando y mereciendo las voces más flamencas y hondas, aquellas que sepan arrancarlas con maestría apasionada de la penitencia de la escritura y del silencio [1].

                                                                                                        José Luis Navarro

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[1] Me consta que José Menese y Encarnación Fernández ya las han cantado.