Eva la Yerbabuena abre la XXII Bienal de Sevilla

Re-fracción (Desde mis ojos) es una especie de ensayo académico. Un texto exotérico con escenas de cante y de baile. Tiene, como tal, su prólogo, 6 capítulos (Brumas, Mi soleá, Nanas, Trazo en rojo-tangos, Marcha fúnebre y Volver-seguiriya) y su correspondiente epílogo. Sus autores, Juan Kruz Díaz de Garaio Esnaola (Legazpi, 1966) y Eva María Garrido García (Fráncfort del Meno, Alemania, 1970) mantienen un diálogo íntimo y arcano sobre las tablas del Teatro de la Maestranza sevillano. Comparten con ellos escenario un corro de músicos y cantaores flamencos: Paco Jarana (guitarra), Miguel Ortega, Alfredo Tejada y Antonio Gómez El Turry (cante), Juan Manuel Oruco (baile y percusión), Dani Suárez (percusión) y Pilar Almalé (viola de gamba).




Nada más entrar al patio de butacas —aún no había empezado la función— vemos a Juan Kruz sentado en el centro de la escena, impasible e inmutable. Su rostro permanecerá así durante toda la obra. Se levanta el telón y Kruz empieza su conversación con Eva: la levante en peso y la cambia de lugar, la interroga, la monta en un pequeño tablao y la pasea, la desviste y la viste de blanco, de rojo, de negro, gira sobre ella a modo de lazo una luz que termina por metérsela en su vestido. Eva hace con él lo propio —excepto el interrogatorio y el numerito de la bombilla—. Transmiten así, como nos dicen en la sinópsis de la obra, “Cuestiones de identidad (la propia, la proyectada, la adjudicada), de confianza y de abuso, de temporalidad, de deseos, de ruptura y regeneración”.

Y entre toda esta maraña filosófica, Eva nos vuelve a embrujar con su baile. Se entrega a su imprescindible soleá, se viste de rojo para unos tangos apasionados y de negro para la impresionante seguiriya. Hace un baile de raíz, pura esencia, para el que prescinde de todo adorno superfluo. Solo gestos y movimientos exactos, enérgicos y bien ajustados al compás y unos pies limpios y precisos. Ella y Kruz dan un paso más y bailan a dúo una curiosa nana. Eva no solo baila, participa y preside a modo de virgen semanasantera una procesión en la que, precedida por los músicos, recorre el escenario y en un momento dado baja al patio de butacas en busca de Merche Esmeralda para subírsela al escenario y que le alise el pelo. La maestra de ayer mima a la maestra de hoy.

Es el primer acto de esta bienal que nace gracias a la colaboración de los Teatro del Canal, el Teatro de Nimes y el Festival de Biarritz y que el público del Maestranza aplaudió como suele hacerlo en Sevilla.

                                                                                            José Luis Navarro