Manuela Amador Carrasco “Manuela Carrasco Hija” (Sevilla, 1988) tiene, evidentemente, la escuela de su madre y no le falta coraje para salir sola a un escenario. Anoche se plantó solita en las tablas del Teatro Central sevillano. Venía, eso sí, la mar de bien arropada atrás.
Su debut lo había hecho en la VII Bienal de Málaga con su madre en un espectáculo que titularon “Aires de mujer”. En Sevilla presentó “Bailaora”, “un homenaje a la mujer, al flamenco y a la tradición” rezaba la publicidad. Y eso es lo que ella hizo: bailar al estilo clásico, sin concesiones a los nuevos tiempos. Como lo ha hecho siempre su madre.
Manuela Hija tiene buenas maneras y promete. Si sigue por ese camino de esfuerzo y aprendizaje la veremos acercarse cada vez más al baile de Manuela Carrasco Madre.
En “Bailaora” hizo una toná-seguidilla, una caña y remató por alegrías. Luego cayó el telón.
Atrás venían Pepe de Pura, Emilio Molina, Antonio Núñez, María Vizarraga y Manuela del Moya al cante ꟷMaría y Manuela se hicieron sus cantes en solitarioꟷ, el violín de Samuel Cortés ꟷtambién tuvo su soloꟷ, las guitarras de Ramón Amador y Antonio Santiago y la percusión de José Carrasco. La dirección escénica venía firmada por Antonio el Pipa. Nada del otro mundo. Todos los acompañantes sentados en una fila al fondo del escenario y Manuela Carrasco alante.
El Central muy escaso de público. No tiene mucho sentido programar “Flamenco viene del Sur” 10 días seguidos, algunos con doble sesión mañana y tarde.
José Luis Navarro