VERMUT FLAMENCO “GUITARRAS DE MUJER”
La nueva edición de Flamenco Viene del Sur 2022 en el Teatro Central ha incluido un mini ciclo denominado Vermut Flamenco “Guitarras de mujer”, en la Sala B del mismo teatro, que ha resultado la mar de interesante. Un total de tres conferencias y conciertos con un tema común: la reivindicación de la guitarra, atendiendo especialmente a la presencia de la mujer en esta faceta artística.
Las conferencias
estuvieron a cargo de Alicia González, el dúo Marta Robles y Ekaterina Záytseva
y Francisco Javier Escobar. En cada caso, cada día, iba complementada con un
concierto de cámara de las guitarristas María Marín, Marta Robles-Ekaterina
Záytseva y Antonia Jiménez.
Día 4 de junio
Conferencia de Alicia González.
Comenzó Alicia con ejemplos
sonoros evidenciando los prejuicios adquiridos respecto al tema. Dejó claro la
existencia de vínculos permanentes entre la guitarra clásica y la flamenca y
destacó el papel de las academias ─“el flamenco se enseña”─ en su desarrollo. Hizo un
recorrido por las distintas disciplinas que conforman el mundo de la guitarra
con presencia femenina, desde las instrumentistas (haciendo mención a algunas
de las guitarristas más destacadas de la historia, como Anilla la de Ronda,
Adela Cubas, Mercedes la Serneta, La Cuenca, La Antequerana, las hermanas
Borrull, Teresita España..), desde la investigación (destacando el trabajo
pionero de Eulalia Pablo, de Loren Chuse y contemporáneos como el de Ángeles
Cruzado), desde las constructoras (Ana María Espinosa) y desde las
profesionales del baile (con mención expresa de Rocío Molina y algunos trabajos
de Olga Pericet.
“¡Vivan las mujeres
tocaoras, que queremos más…!”, con esta exclamación finalizó la amena,
sensorial y muy gráfica charla de una de las más comprometidas estudiosas de
flamenco.
Concierto de María Marín.
María, utrerana de cuna y
de formación clásica, reúne dos aspectos no frecuentes hoy día –aunque la
historia recoge numerosos casos de otros tiempos- ya que, además de tocar el
instrumento con una precisión y limpieza
exquisita, canta con una voz que modula desde la voz natural hasta la
más flamenca.
Los temas elegidos corresponden casi todos a su primer trabajo discográfico, “Junio”. Comenzó con un tema llamado “Soledad sonora”, unos cantes de trillas dichos con suma dulzura. Tras ello, un tema dedicado a su madre, con un recorrido musical por la rondeña del Murciano, con unas bamberas y soleares apolás. Siguió otro tema, esta vez dedicado a su padre, con unas malagueñas de Chacón y la levantica del Cojo de Málaga.
Confirmando la cercanía entre la música flamenca y la clásica, María cantó e interpretó parte del repertorio de Canciones Populares Españolas que Lorca arregló para la Argentinita. Continuó haciendo un recorrido por fandangos de Huelva, con algún guiño a Riqueni en el toque. Después “Atemporal”, una Guajira, acordándose del maestro Pepe Marchena. Siguió “Ausencia”, con toná, martinete y seguiriya de Manuel Molina con su cambio, demostrando su conocimiento flamenco.
Y para que no quedara ninguna duda de ello, unas Malagueñas de Chacón, seguidas por el fandangos de Frasquito Yerbabuena y remate por bulerías con el sello de su tierra, Utrera. Finalizó el recital un homenaje a otro gran maestro, Enrique Morente, con los textos que musicalizó del poeta Almutamid.
María Marín no se limita
a acompañar su cantes; compone música en su recorrido y expresa su sensibilidad
con ambos instrumentos ─la voz y su guitarra─ sin que en ningún caso uno sea sirviente del otro.
Dos mundos unidos de manera sorprendente y que nos dejó con ganas inmensas para
seguir la carrera de esta artista, que empieza a ser reconocida y que podremos
ver dentro de poco, en la próxima Bienal de Sevilla. No se la pierdan. A
nosotros, y al público que asistió al acto, nos encantó.
Día 11 de junio
Marta Robles y Katerina Záytseva, “Ritmos de
Sabicas” y conferencia-diálogo.
En el caso de esta pareja
de guitarristas, una flamenca y otra clásica, aunque en un mestizaje permanente
y enriquecedor, el formato fue a la
inversa, es decir primero hicieron el concierto y después realizaron la
conferencia.
Los temas que proponen en
esta ocasión están extraídos del último trabajo, llamado “Ritmos de Sabicas”,
compuestos por composiciones de la propia Marta Robles, como “Guajira para
Julio” ─dedicado
a su sobrino─ y
las “Sevillanas del siglo XXI”, así como temas del repertorio de la guitarra
clásica, como “Asturias”, o “Sevilla” de Albéniz, “Recuerdos de la Alhambra” de
Tárrega, sones sudamericanos como “Milonga” de J. Cardoso y ¿cómo no? la parte
más flamenca, con temas de Sabicas, un Garrotín y unas Bulerías.
Si los vínculos entre la
guitarras clásica y la flamenca quedaron expuestos en todas las ponencias de
estas jornadas, en el caso de esta pareja de guitarristas se materializan de
una manera rotunda. La propuesta de ambas es el resultado de un diálogo entre
ambos mundos, diálogo que en el caso de Marta y Katerina se remonta a más de
veinte años, ya que se conocieron estudiando juntas y han mantenido esta
apuesta desde entonces. La armonización realizada para dos guitarras de
composiciones que fueron escritas para una sola, el sonido paralelo de dos maneras
de pulsar las cuerdas, de dos mundos aparentemente separados que se funden en
una nueva y original armonía resulta de una riqueza musical sorprendente, un
magnífico trabajo.
En la conferencia-diálogo
nos contaron sus experiencias personales, contrastando y a la vez constatando
las mismas dificultades, en los mundos clásico y flamenco. Marta resumió su
visión del asunto en “una triple marginación: la marginación del propio
flamenco, la marginación de la guitarra dentro del mundo flamenco y la marginación
de la mujer en el mundo del trabajo”. Katerina contó alguna anécdota personal
para evidenciar que esta marginación de la mujer también está muy presente en
el mundo de la guitarra clásica. Recorrieron juntas la memoria de diversas
guitarristas de ambos mundos, como María Luisa Anido (alumna de Llobet), de la
que vimos un video muy emotivo; Sarita Heredia, desde Nueva York, cantando,
bailando y tocando la guitarra y Afra Cubino, con toques de Morón de la máxima
solera flamenca y jonda. También tuvieron un recuerdo de artistas
contemporáneas como Antonia Jiménez, Noa Drezner, Mercedes Luján y otras.
Fue una muestra de tantas
artistas heroicas, del pasado y del presente, luchando por poder expresarse y
desarrollarse en un mundo casi siempre excluyente.
Día 12 de junio
Francisco Javier Escobar y Antonia Jiménez, “Viaje
interior”.
La última de las conferencias que cerraba el ciclo fue, como el resto, de altísimo nivel. En este caso, a cargo de Francisco Javier Escobar, uno de los jóvenes investigadores con más prestigio en la Universidad Andaluza. Por título, “La guitarra flamenca con rúbrica de mujer”. El enfoque propuesto iba a ser también diacrónico, pero con la aportación singular de testimonios transcritos de guitarristas de ambos géneros sobre la temática de la mujer y la guitarra flamenca. Expuso diversos discursos de reflexión. En primer lugar, la contribución a la creación de unos nuevos mundos sonoros, también conceptuales y estéticos que la mujer aporta, reflejando su forma se sentir en el mundo, sus sentimientos o sus emociones, subrayando la refinada sensibilidad, sensorial y sensitiva del mundo de la mujer.
Hizo un recorrido bastante exhaustivo y de gran interés por todas las mujeres guitarristas conocidas en la historia. Desde las históricas Anilla la de Ronda, Tía Marina Habichuela, las Borrulls, Adela Cubas, La Antequerana, La Cuenca o Teresita España hasta las más contemporáneas como Noa Drezner, Bettina Flatter, Caroline Planté, Afra Rubino o María Marín, Antonia Jiménez y Marta Robles, presentes en este mismo ciclo. Se adentra después en el mundo de la docencia y la pedagogía, resaltando figuras como las de Pilar Alonso, América Martínez, Inmaculada Morales o el caso emprendedor de Celia Morales. El trabajo de Escobar complementa y actualiza trabajos pioneros como el de Eulalia Pablo, por lo que deseamos pueda ser publicado en breve para disfrute de los investigadores y de la afición en general. Por otra parte, sugirió diversos caminos para nuevas investigaciones, como el rastreo de las guitarristas exiliadas y las guitarristas en Sudamérica, terreno muy poco transitado aún. También, la necesidad de recuperación de repertorios de guitarristas mujeres, como el caso de Merche, reconocida pero olvidada en la guitarra actual. Por último, abogó por la creación de marcos de sociabilidad entre profesionales que incrementen el intercambio de experiencias y vivencias. Una aportación, la de Escobar, de agradecer y alabar.
Antonia Jiménez, con el cante de Inma la Carbonera
Antonia es posiblemente
la guitarrista flamenca actual más conocida. En primer lugar por la temprana
edad con la que empieza de profesional, y en segundo lugar por formar parte de
ese brillante grupo de amigos, casi familia, que tantos espectáculos de enorme
valía han realizado, como Manuel Liñán, Marcos Flores, Daniel Doña, Olga
Pericet y la misma Antonia. Sin lugar a dudas, la base formativa de Antonia es
el ritmo, el acompañamiento al baile y al cante, aunque va desarrollando y
componiendo en paralelo un lenguaje con gran personalidad. Entre sus maestros,
Enrique Vargas, además de Paco, Vicente Amigo, Gerardo Núñez, El Viejín,
Riqueni…
El desarrollo de su recital fue el siguiente: Una rondeña, en la que demuestra madurez, con guiños a la escuela madrileña de Caño Roto. Tras ello, invita a salir a la cantora Inma la Carbonera para interpretar unas guajiras, buscando sonidos nuevos e incorporando letras contemporáneas; unas Marianas en la que nos acordamos de Bernardo el de los Lobitos y unas granaínas con ecos de Chacón y Vallejo. Por peteneras hace una introducción con mucho sentido y de un gran desarrollo armónico y melódico. Uno de sus temas más conseguido.
Vuelve el cante de Inma la Carbonera por seguiriyas, primero con lentitud y un remate acelerando con la seguiriya de Diego el Lebrijano. Por tangos, empieza Inma con una nana adaptada a este compás, seguido de unos tangos de Pastora y unos Graná. Para finalizar el recital, Antonia hace unas bulerías en las que Inma canta el Romance del Negro del Puerto.
Nos gustó especialmente
la búsqueda de nuevas letras, de nuevas maneras de combinar los compases, los
cantes y la composición, con clara influencia de las músicas compuestas para
espectáculos, pero con profundidad y sinceridad.
No podemos terminar esta reseña del ciclo “Vermut Flamenco. Guitarras de mujer” sin felicitar a los organizadores, el Instituto Andaluz de Flamenco (Consejería de Cultura) en colaboración con la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, y a los gestores que lo hicieron posible. Agradecemos también la invitación al vermut, que facilitó el encuentro entre las artistas, conferenciantes y público asistente. Esperemos que una buena idea como esta tenga continuidad e incluso mayor extensión en las próximas ediciones. Sea por la guitarra en general y por las mujeres en particular, si se considera necesario.
Manuel Alcántara