Ilustres desconocidas (3)

Pepita Sevilla

Pepita Sevilla fue una artista polivalente. Bailó, cantó e interpretó. Cultivó los llamados Género Chico y Clásico Español, así como en el Ínfimo o Sicalíptico, pero fue también la mar de flamenca. Bailó La Pulga y el tango. El tango argentino y el tango flamenco. Empezó muy joven, casi una niña ꟷtenía 14 añosꟷ y vivió sus mejores momentos con veinte y pocos. Tenía, eso sí, un carácter endemoniado, lo que le costó más de un disgusto. “Bailarina de nervios inflamables” la llamó Carlos Fortuny, el conocido redactor de Nuevo Mundo (18.10.1928).

 



Josefa López Martínez nació en Sevilla allá por 1885 y antes de que amaneciese el siglo XX ya se había encaramado a un escenario. La primera noticia que tenemos de ella es del 12 de enero de 1899 y aparece en La Correspondencia de España. Por ella sabemos que participó en los bailes que se organizaban en la Zarzuela y ganó un premio en su Concurso de Mantones de Manila. Desde bien chica le gustaba el lujo en el vestir.

Unos días después debutaría en el Salón Bleu de la calle de Alcalá. Así lo recogió la prensa:
Esta noche debutarán la joven y bella artista Pepita Sevilla y la graciosa actriz Julia del Castillo, con el estreno del monólogo La viuda de Cliquot, original de un escritor festivo, redactor de un popular semanario ilustrado. (El Imparcial, 28.07.1899)
Tres días más tarde la prensa vuelve a mencionarla:
Las dos últimas debutantes, Julia del Castillo y Pepita Sevilla, han sido muy bien acogidas […] la segunda con el popular tango. Pepita Sevilla es una buena adquisición para la empresa, porque tiene una de las condiciones indispensables para esta clase de trabajos, el ser muy guapa. (El Liberal, 31.07.1899)
Fue, sin duda, una entrada triunfal en el mundo del espectáculo. Así quedó reflejado en los periódicos:
Salón Bleu. Ahora que se han cerrado casi todos los teatros del género chico, estos salones de varios colores, especialmente el Bleu, son en la actualidad el punto de reunión de la gente de buen humor. […] Pepita Sevilla con precioso traje de luces en el tango modernista, obtienen todas las noches muchos y calurosos aplausos. (El liberal, 6.08.1899)
Hoy, viernes, beneficio de la bella artista Pepita Sevilla, con un escogido programa, lo que unido á las simpatías que tiene la beneficiada, se verá el Salón Bleu lleno de público elegante y distinguido. (El Globo, 25.08.1899)
Y antes de que terminase 1899 ya la tenemos en su primera salida a provincias:
Salón Bleu.—Pepita Sevilla, la gentil y graciosa bailarina española, que tan grande éxito obtiene todas las noches, va por cortísima temporada a Santander; pero en breve volverá a lucir sus encantos en este favorecido Salón (El Imparcial, 16.09.1899)
A partir de entonces no ha parado de seducir al público madrileño. Primero desde las tablas del Teatro Romea en la calle Carretas y luego en las del Salón Actualidades de la calle Alcalá, siempre cosechando continuos elogios de la prensa.
Anoche debutó en el Salón de Actualidades una lindísima artista, Pepita Sevilla, que promovió en el público un verdadero alboroto, por el primor con que dio a conocer varios bailes españoles, género que la señorita Sevilla cultivó con mucho arte y elegancia. La señorita Sevilla fue aplaudidísima. G. PLAZA. (El Heraldo de Madrid, 9.11.1900)
De esas actuaciones conocemos los nombres de las obritas en la que participaba, así como de los bailes que hacía. Entre las primeras, “Los besugos” (El Globo, 20.03.1900) y el monólogo “Pepita” (La Correspondencia militar, 12.12.1900) y entre los bailes, el tango, las sevillanas y La malagueña y el torero
Anoche debutó en el teatro de Romea la bella bailarina Pepita Sevilla, que recitó con singular gracejo el monólogo “Pepita”, original del conocido autor don Demetrio López. Este monologo, bastante bien escrito por cierto, sirve a la citada artista para bailar unas sevillanas, «la malagueña y el torero», y un tango, que fueron muy aplaudidos. (La Época, 14.12.1900)

 



De la vida teatral de aquellos días dan cumplida cuenta las líneas que siguen:

Croniquilla

...Madrid progresa. Si hace ocho o diez años (no es fecha muy exagerada) nos hubiesen dicho que en el centro de la capital tendríamos espectáculos al estilo parisién con coupletistas de todas clases y foyer a los cuatro vientos, la Sociedad de Padres de Familia que por aquella época ejercía escrupulosamente la fiscalización de las costumbres en nombre de la más severa moral, hubiese exclamado: — ¡De ninguna manera!
Madrid es coto cerrado donde no pueden cazar esas aves de rapiña que esconden sus garras bajo la seda, las plumas y los encajes de sus tocados estrambóticos. Buena prueba de ello que apenas la Bella Chiquita ha iniciado la danza del vientre sobre el escenario del Circo de Parish, nos hemos echado encima (en el buen sentido de la palabra) y gracias a la sabiduría de Montero Ríos, nuestro abogado particular, conseguimos la prohibición absoluta de aquel espectáculo que hería sentimientos tan altos, aunque halagaba instintos tan bajos.
Efectivamente; en aquella época no hubieran funcionado ni el Japonés, ni Actualidades, ni aquellos salones Rouge, Bleu, Zoultre ó Vert, que escalonados a lo largo de la calle de Alcalá, llamaban al transeúnte con la luz de sus focos eléctricos, el tintineo constante de los timbres y el reclamo ensordecedor de los revendedores que llenaban la acera.
Algo también hizo en contra de tales espectáculos el malogrado gobernador de Madrid hace tres años, académico hoy y conde después, don Santiago de Liniers y Sallo de Alcántara.
Impuso éste la condición de que todos esos salones, para funcionar, habían de ser locales aislados, distar ocho o diez kilómetros del edificio más próximo, tener telón metálico, ascensor, pararrayos, limpiabotas... ¡qué sé yo! Con cuyo motivo Limendoux y Marín hicieron la popular revista Venus-Salón que más de doscientas noches representó Loreto Prado.
Pero nada de esto ha servido.
El espectáculo se ha impuesto per se y con cierto detrimento del género chico, que ve invadido su terreno poco a poco, y restada una parte importantísima de su público. Lo más notable es que el personal extranjero que hasta aquí parecía obligado, va substituyéndose por artistas genuinamente españolas.
No hace falta ya la coupletista para cantar La Pulga y buscar el insecto á través de todas las prendas interiores, desnudándose de este modo ante un público de señores hambrientos; ahí está la señorita Cohén, anciénne corista de la compañía de Chicote que da ciento y raya á la propia Bargés, importadora en España del celebérrino couplet. Tampoco precisa ya la cancanísta desenfadada que hacía ángulo obtuso, lo menos de ochenta grados, de sus dos piernas esculturales; las Monterde, la Pepita Sevilla y diez mil más, abastecen los salones con sus piruetas encantadoras.
Esto en lo que se refiere a las que hoy figuran; porque es evidente que el día de mañana invadirán el espectáculo todas esas pobres muchachitas que atraviesan las calles de Madrid con su trajecito humilde de percal, la cesta del taller, los zapatos de rudos tacones torcidos en fuerza de trotar por las aceras y malgastando su juventud en un trabajo rudo retribuido mezquinamente con 1'50 o 2 pesetas de jornal. Es el porvenir de casi todas ellas; así como cuando la furia de los billares y del juego del coin se agarraron al taco.
Hay que agarrarse a algo y más vale un couplet que un taco y unas bolas. Por eso decía al comienzo da la Croniquilla que «Madrid progresa». SIMÓN RIVOLAR. (Vida Galante, 16.05.1902)
En él se movía con toda soltura nuestra Pepita y no solo en los Madriles, ya que muy pronto cruzaría los Pirineos.
Salón de Actualidades. Con éxito excelente ha debutado en el Salón de Actualidades, Alcalá, 4, la bailarina española Pepita Sevilla, que acaba de regresar de Francia e Inglaterra, donde ha sido muy aplaudida. Bailó, entro otros números, un precioso tango, que tuvo que repetir tres veces. (El liberal, 10.11.1900)
Y visitaría las provincias: Pontevedra, Lugo, Valencia… Luego, Madrid con actuaciones esporádicas en Lisboa:
Mañana se estrenará en el teatro Lírico la revista en un acto, original de D. Manuel Fernández Palomero, música de los maestros Calleja y Lleó, titulada Regeneración, para la cual se han pintado magníficas decoraciones. Para tomar parte en esta obra ha sido contratada la aplaudida y bella bailarina Pepita Sevilla, la cual bailará nuevos tangos en dicha revista.(La Época, 26.06.1904)

 




Pero su casa era Madrid y su teatro el Romea:
Como se esperaba, el debut de la celebrada artista Pepita Sevilla fue brillante. Muy pocas veces el público que acude a Romea ha aplaudido con tanto entusiasmo como lo hizo anoche, para recibir a la hermosa Pepita, que fue llamada a escena infinidad de veces. Sólo a ella puede la Empresa atribuir el éxito del día. Los tangos y las sevillanas revivieron con alegría, desde ayer, en el teatro Romea. (Heraldo de Madrid, 3.01.1904)
La reaparición de la hermosa Pepita Sevilla, ha constituido un verdadero acontecimiento para el teatro de la calle Carretas. Lo sugestivo de su hermosura y el donaire y perfección con que baila, aumenta el numeroso público de Romea, que la tributa entusiastas ovaciones todas las noches. Es una buena adquisición para la empresa y una atracción más para el público. (Diario oficial de avisos de Madrid, 4.01.1904)
Romea. Pepita Sevilla llamó la atención por el lujoso traje que vistió bailando con Cardoso un sugestivo can-can. (Heraldo de Madrid, 23.01.1904)

 



De esos días tenemos un incalculable testimonio de la flamencura de Pepita por tangos:
Actualidades.—Con éxito extraordinario se ha estrenado en este teatrito el cuadro de costumbres madrileñas titulado El santo de la maestra, obteniendo en su ejecución grandes y merecidos aplausos las señoritas Amalia Molina, que dijo un parlamento en verso de un modo admirable, y Pepita Sevilla en un tango flamenco, acompañado a la guitarra por la notable profesora Adela Cubas. (La Correspondencia de España, 20.12.1904)
Así como una serie de fotografías publicadas en la revista Vida galante (9.12.1904):











Acompañadas de las siguientes palabras del redactor Claudio Coello:

Muchas son las bailarinas que en la actualidad cultivan con éxito el género clásico español; pero la verdad es que Pepita Sevilla es la primera de todas ellas. Cuando se presenta en el escenario de un teatro y dirige al respetable público una de las más encantadoras sonrisas de su vastísimo repertorio, acompañada de una de las más voluptuosas piruetas, puede decirse que ya tiene ganada la batalla, por muy hostil que sea el adversario. La gentil bailarina evoca los gloriosos recuerdos de Lola Montes, Petra Carrera y demás glorias del baile nacional cuando entornando picarescamente los ojos y arqueando los brazos, se arranca por sevillanas de las más castizas o hace pensar en las delicias del Paraíso, eterna aspiración de nuestros hermanos allende el Estrecho, cuando sale por el tango clásico, su especialidad, y en el que no tiene rival ni lo tendrá en mucho tiempo, a menos que la diosa Terpsícore no haga un milagro.
Hoy es Pepita Sevilla la bailarina favorita del público madrileño, sin que haya podido disputarle este favor otra artista del mismo género, no obstante haber conseguido grandes éxitos. Únase a esto que Pepita es una mujer hermosísima de esculturales formas, de arrogante figura y de elegante y distinguido porte, y quedará patentizada nuestra afirmación, al proclamarla la primera de las bailarinas españolas.
Ha bailado en muchos e importantes teatros de Madrid y provincias, donde siempre ha sido acogida con verdadero entusiasmo. En el tango, su danza favorita, ha alcanzado grandes y merecidos éxitos, pues ninguna como ella sabe electrizar y sugestionar a los públicos con su arte exquisito y su gracia inimitable. Si hay alguno que ponga en duda nuestras palabras, váyase cualquier noche al favorecido salón de Actualidades, y allí, sobre el terreno, tendrá ocasión de convencerse de la exactitud de nuestras afirmaciones, y de aplaudir a la hermosa artista, que es de las más afamadas estrellas del baile nacional. Mientras haya bailarinas como Pepita Sevilla, el baile español subsistirá, a pesar de la invasión de danzas extranjeras que ha caído sobre España.
En 1905 Pepita cruza los mares. Tras actuar en Lisboa, pone rumbo a Argentina para actuar en el Gran Casino de Buenos Aires. Así lo contó El Heraldo madrileño (27.05.1905)
La Prensa de Buenos Aires da extensa cuenta del debut en el Casino de aquella capital de Pepita Sevilla. Tributan los periódicos grandes elogios al trabajo artístico y a la belleza de la notable bailarina española, a la que califican de verdadera estrella, colocándola entre las primeras figuras de su género.
Un año después volvía a casa, al Central Kurrsaal. Allí compartiría cartel con Amalia Molina y también con Pastora Imperio.
CENTRAL KURSAAL Un gran éxito tuvieron anoche en este teatro concert las graciosas artistas españolas, tan queridas del público madrileño, Amalia Molina y Pepita Sevilla, que tras breve ausencia se presentaban nuevamente. La concurrencia numerosísima les hizo repetir tres y cuatro veces sus graciosos y sugestivos números entre entusiásticos aplausos. (Diario Oficial de Avisos de Madrid, 30.05.1906)

La sicalipsis y el género chico se hermanan

El llamado género ínfimo empieza a ganarle terreno a todos sus contrincantes. Se convierte en el espectáculo favorito de la noche madrileñas. Vean cómo lo cuenta 
La prensa:

En Prlce.—Debut de la Fornarina y de Pepita Sevilla.—El género chico y el ínfimo, unidos. El género chico, que cada día viene más a menos, ha hecho su fusión con el género ínfimo en el teatro de Price. Los partidarios del género ínfimo están satisfechos de esta unión. Las tiples más o menos ligeras de nuestros teatros han tenido que acabar fraternizando con las coupletistas. El género ínfimo parecía llamado a desaparecer; pero a semejanza de la forma poética, a la cual le pasa lo mismo, vive, y con la fusión se remoza. ¿Se explica satisfactoriamente la clausura del alegre y coquetón teatro japonés, a la cual siguieron los de otros muchos, no todos muy limpios y bien olientes, y de la cual no pudo salvarse el propio Central Kursaal, a pesar de las buenas condiciones de su local para estos espectáculos. En mi opinión, sí. No iba el público a los teatros del género ínfimo, por dos razones. Se convirtieron los music-halls, desde su comienzo, en un espectáculo al cual sólo asistían hombres, y éste fue el motivo principal de su fracaso, y a él coadyuvó en parte muy principal el afán de presentar en su escena cupletistas francesas, a las cuales no comprendía la mayoría del público, y las cuales cobraban por sus contratos cantidades inverosímiles en francos y sumas importantes para gastos de viaje desde París, Marsella y otras capitales, lo cual arruinaba a los empresarios. La fusión del género chico con el ínfimo no fue mal recibida por un público tan numeroso que llenaba anoche el teatro de Price de bote en bote. Había en los palcos muchas mujeres guapas, entre las que figuraban artistas de otros teatros. (La Época, 30.01.1907)
Una de las primeras campanadas que anunciaron los nuevos tiempos y los nuevos gustos fue el reto que le hicieron Pepita Sevilla y Elvira Lafon a sus adversarias teatrales Antonia la Cachavera y Rosario Tordesillas a ver quiénes bailaban mejor la Matchicha.


Pepita Sevilla y Elvira Lafon bailando la Catchucha


Habiendo sido aceptado por las señoritas Cachavera y Tordesillas el reto lanzado por la notable pareja Pepita Sevilla-Elvira Lafón, el próximo lunes, en la sección última, se celebrará un original concurso da matchicha, habiendo depositado mil pesetas, de las que se ha hecho cargo el Jurado. El próximo martes se publicará en la Prensa el fallo. Es tal la expectación que tan sensacional concurso ha producido que, según noticias, se han cruzado apuestas particulares por valor de más de 50,000 pesetas. (El Heraldo de Madrid, 8.02.1907)



Se armó la marimorena

En pleno auge de la sicalipsis, cuando cada noche Pepita Sevilla se encargaba de subir la temperatura el Price con su Venus-Salón, al empresario de dicho salón no se le ocurre otra cosa que llevar al escenario “La Diosa del Placer”[1]. El estreno fue el 9 de febrero de 1907 y las autoridades no tardaron en sacar sus garras. Esto dijo la prensa:
La diosa del placer es la última palabra de la sicalipsis. Lo que allí se hace y se dice sólo es para visto. La pluma se resiste a reseñarlo. No podría hacerlo aunque quisiera.
Se asegura que el comisario del distrito llamó anoche la atención de la empresa sobre ciertos detalles que consideraba atentatorios a la moral, mejor dicho, a la decencia, y que la empresa ofreció al comisario que los dichos detalles se suprimirían en próximas representaciones.
Claro está que La diosa del placer obtuvo un éxito loco. El público aplaudió con entusiasmo un tango, bailado con gran lujo da movimientos por Pepita Sevilla, y celebró la lujosa ropa interior que lucieron la Cachavera, la Lafont y demás tiples de la casa. (El Liberal, 10.02.1907)
La respuesta airada de la autoridad no se hizo esperar:
Obra inmoral.—El juez del Hospicio, señor Bustamante, que es a quien corresponde entender en el proceso de la obra La diosa del placer, ha dictado ayer auto de procesamiento contra el autor de la obra, el empresario del teatro, el director artístico del mismo y contra las señoritas Lafón, Méndez, Cachavera y Pepita Sevilla. Todos ellos han quedado en libertad provisional, y con objeto de responder a las costas del proceso, el juez ha exigido la cantidad de 2.000 pesetas a los primeros y de 1.000 a las tiples. (El Correo Español, 19.02.1907)
Después corrieron ríos de tinta. Estos son algunos:

DIVINIDAD EN EL JUZGADO
Invitada por el Juez Sr. Bustamante, ha estado en el Juzgado de guardia, como una criminal vulgar, nada menos que la Diosa del Placer.
El auto judicial en el que se comunicaba a la empresa y tiples del Price la resolución del juez dice:
“Que por las frases de que está salpicada la obra, por el tono malicioso con que las pronuncian las intérpretes de las mismas y por el acto de desnudarse, que se lleva a efecto ante el público, varias de las artistas, se ha cometido el delito de escándalo público que previene y castiga el Código penal.”
No opinan así, según han declarado, la Cachavera, la Lafón, la Méndez ni la “Pepita Sevilla”, encantadoras vestales de la deidad procesada; pero el juez se ha mostrado inflexible. ¡Debe ser de piedra! (El Globo, 19.02.1907)

 




El Juzgado de instrucción de Hospicio a quien remitió el gobernador los ejemplares de la Diosa del Placer, por si en la obra pudiese existir algún delito, ha iniciado auto de procesamiento contra los autores de la misma y los artistas que tomaron parte en la representación.
La labor del juzgado ha sido larga y minuciosa. Por su despacho de la Casa de Canónigos han desfilado autores, músicos, cómicos, periodistas y varias personas que asistieron al estreno de la obra.
El Sr. Bustamante es un juez que toma por sí mismo las declaraciones. No es que no tenga confianza en escribanos y aguaciles, sino que opina, muy cuerdamente, que durante la tramitación de un proceso, en contacto con las personas que de cerca o de lejos han intervenido en los hechos, se forma juicio exacto y seguro y se puede prever en justicia.
Pepita Sevilla, la Cachavera, la Lafont se presentaron ante el digno juez del Hospicio y cada una dio a sus declaraciones el giro que consideraron de mejor efecto para su causa.
Ayer se dio por concluido el sumario. Considerando el juez que, por la representación de la obra se había incurrido en el delito de escándalo público, y que eran responsables de este delito los autores de La Diosa del Placer, el director artístico, el empresario de Price y las artistas la Cachavera, la Pepita Sevilla, la Méndez y la Lafont.
El juez pide a los primeros 2.000 pesetas de fianza y 1.000 a las últimas para responder de los resultados del proceso.
El género sicalíptico está de pésame.
Por lo apuntado se comprende que los conservadores tiran a dar. (El Liberal, 19.02.1907)

ENTRISTECIENDONOS LA VIDA

Los "Buhos” mauristas procesan á una diosa
El juez del distrito del Hospicio, Sr. Bustamante ha dictado auto de procesamiento contra La diosa del placer. Ignoramos la impresión que habrá producido en el Olimpo, el sacrílego desacato del que investido de autoridad en la tierra, ha osado desdeñar la justa cólera de los Inmortales.
Preparémonos, sin embargo, a sufrir el resultado de ese enojo, pues seguramente no ha de hacerse esperar. ¡Júpiter nos valga!
Porque la diosa ultrajada habrá ido a estas horas a contar sus cuitas al padre de los dioses y Venus divina habrá tomado calurosamente su defensa, en tanto que Minerva, sabía y escéptica como los tiempos, encogerá despectivamente los hombros. En lo que respecta a Apolo y a las nueve Hermanas, no se habrán enterado del asunto, pues hace mucho tiempo que ignoran lo que ocurre en los teatros españoles. Pero la indignación de Venus ha debido ser terrible, y su padre tendrá que complacerla. Temblemos a los rayos que sobre nosotros lanzará en breve la divinidad ofendida.
Cuatro hembras mortales, dignas por su hermosura de ser diosas, comparecieron ante el juez, en representación de la deidad pecaminosa. Eran estas mujeres cuatro artistas del teatro de Price: Antonia Cachavera Aguado, Ascensión Méndez, Elvira Lafont y Josefa López «Pepita Sevilla».
El Sr. Bustamante, hombre superior y servidor fidelísimo de la moral —¿podría definirla?—interrogó a las artistas. Ellas, naturalmente, manifestaron que su trabajo escénico no tenía nada de ofensivo ni molesto para los espectadores. Y entonces fue de oír a discusión, digna seguramente de ser dialogada por el divino Platón, que se entabló entre tiples y juez. Las señoritas precitadas sostuvieron con firmeza teorías más levantadas y modernas que las pronunciadas por el Sr. Bustamante, influido, a su pesar, por las de los gobernantes actuales.
—La obra tiene frases maliciosas, que se pronuncian con un tono más malicioso— dijo apuradísimo el juez, para terminar.
—No lo crea usted, señor, los maliciosos son los que la han prohibido.
—¿Acaso es inocente el desnudo que ustedes mostraban?
—Claro que sí. Verá el lector que las artistas demostraron un gran sentido artístico en su rotunda afirmación. ¿Fue pecaminoso el desnudo para los griegos y romanos? Nosotros creemos que los maurístas vestirán las esculturas del Museo de Reproducciones, porque hay que ser consecuente desde el momento que un juez de Madrid considera indecente el desnudo en sí.
El Sr. Bustamante le considera como un delito de escándalo público, y dictó auto de procesamiento, después de oirlas, ¡y de veras! contra las cuatro tiples, contra el autor de La diosa del placer Sr. Larra y contra los Sres. Cartolano, empresario, y Merino, director artístico. Exigió 1.000 pesetas de fianza a las artistas para responder a las costas del proceso, y 2,000 a los otros responsables. Todos los procesados quedaron en libertad, con objeto de comparecer ante el Juagado cada quince días.
Eso es lo determinado por el gobierno, y seguramente no se hubiese llevado a efecto si los periódicos dedicaran atención preferente a estos asuntos más transcendentales de lo que parecen a primera vista, sacrificando un poco para ello el diario e insoportable chismorreo político.
Nos dicen que las tiples no se atrevieron a marcar una «matchicha» en el Juzgado, cortedad muy lamentable.
¡Ah! La diosa no ha sido habida... Nos alegramos.
Pero la moral (?) está satisfecha (El País, 19.02.1907)
Pasaron los meses y el 19 de octubre se vio la vista de apelación contra el procesamiento, se efectuaron todos los trámites habidos y por haber y, por fin, el 1 de junio de 1910 se dictó sentencia. De todo ha quedado constancia gracias a los periódicos del día:
El día 19 del mes actual se celebrará en la Audiencia la vista de la apelación interpuesta contra el acto de procesamiento de las tiples: señoritas Cachavera, Pepita Sevilla, La Font y Méndez y los autores de La diosa del Placer, dictado por el juzgado del distrito del Hospicio en la causa instruida con motivo de un escándalo en el teatro de Parish. Defiende á las tipies el notable abogado D. José Luis Castillejo. La vista del incidente será a puerta cerrada. (La Época, 9.10.1907)
EN LA AUDIENCIA “La Diosa del Placer». Mucha creo que es la travesura de la Cachavera, Lafont, Pepita Sevilla y demás estrellas líricas que tanto ruido dieron con sus bailes, curvas y palmito, cuando se estrenó La Diosa del Placer; pero toda la travesura de aquéllas se queda en paños menores—no para bailar el cake—con la que van demostrando los abogados defensores.
Y digo travesura, y debería añadir ingenio, pues eso y lo otro es lo demostrado por el letrado Sr. Castillejo, con su escrito de calificación.
¿Qué es ello?
Verás, lector: se acusaba a las tiples de haber escandalizado con sus contorsiones, gestos y mohines. Por esto y por lo que la obra decía, se procesó a todos: autores, actores y representante artístico: faltaba saber qué era lo que las tiples hacían y decían en aquella obra, cuando ya el letrado defensor, Sr. Castillejo, y en el momento de evacuar el trámite de calificación, propone que se practique un ensayo al cual asistirán los críticos de los periódicos—, en el circo de Price o en otro coliseo cualquiera, y en el que se representase la obra en la misma forma en que se hacía cuando el Sr. Vadillo la mandó al Juzgado. Ahora veremos lo que la Sala resuelve; pero si el tribunal accede y además se acuerda que intervenga el Jurado, no va a dejar de tener gracia la diligencia de inspección ocular solicitada por el Sr. Castillejo, pues es de suponer que entonces se representaría con todo el aparato que su interesante argumento requiere. Y habría que ver las caras de críticos musicales y testigos propuestos para esa representación oral... y secreta. (El Globo, 29.01.1908)




VISTA PARA MAÑANA. LA DIOSA DEL PLACER

Es grande la curiosidad que despierta la vista de esta causa que comenzará a verse mañana. La vista ser a puerta abierta y comenzará a la una en punto en la Sección segunda de lo criminal de la Audiencia. Comparecerán en el banquillo las cuatro tiples procesadas, Pepita Sevilla, Antonia de Cachavera, Elvira Lafont y Ascensión Méndez. También comparecerán como procesados el autor de La diosa del placer, Sr. Larra; el director administrativo del circo de Parish, entonces, Sr. Cartolano, y el empresario, señor López Mergueliza. Están citados como peritos D. Eugenio Selles, D. Benito Pérez Galdós y D. José Francos Rodríguez. Como testigos declararán infinidad de periodistas y autores cómicos. Representará el ministerio fiscal el Sr. Medina, y a las defensas los letrados Sres. Sánchez Corvera, Arcos, Álvarez Arranz, Tercero, Arimón y Castillejo. (El Heraldo de Madrid, 2.06.1910)


Las procesadas. Pepita Sevilla, la tercera a la derecha.

 

VISTA PARA MAÑANA. LA DIOSA DEL PLACER

Es grande la curiosidad que despierta la vista de esta causa que comenzará a verse mañana. La vista ser a puerta abierta y comenzará a la una en punto en la Sección segunda de lo criminal de la Audiencia. Comparecerán en el banquillo las cuatro tiples procesadas, Pepita Sevilla, Antonia de Cachavera, Elvira Lafont y Ascensión Méndez. También comparecerán como procesados el autor de La diosa del placer, Sr. Larra; el director administrativo del circo de Parish, entonces, Sr. Cartolano, y el empresario, señor López Mergueliza. Están citados como peritos D. Eugenio Selles, D. Benito Pérez Galdós y D. José Francos Rodríguez. Como testigos declararán infinidad de periodistas y autores cómicos. Representará el ministerio fiscal el Sr. Medina, y a las defensas los letrados Sres. Sánchez Corvera, Arcos, Álvarez Arranz, Tercero, Arimón y Castillejo. (El Heraldo de Madrid, 2.06.1910)


“LA DIOSA” EN ESTRADOS
Todos absueltos

La razón y el sentido común se han impuesto. Después de la prueba practicada en este juicio, no se comprendía cómo se iba a sostener la acusación para los procesados, ya que ningún cargo se dedujo contra ellos. El fiscal, Sr. Medina, tuvo que desistir de su acción, y, al comenzar la sesión de ayer, retiró la acusación para todos los procesados. Pepita Sevilla, Elvira Lafont, Antonia Cachavera y Ascensión Méndez, al enterarse de la fausta nueva, dieron grandes muestras de júbilo. La cosa no era para menos (El Liberal, 5.06.1910)

 



La Sevilla no gana para sustos

Cuando todavía estaba caliente lo sucedido con La Diosa del Placer, Pepita Sevilla protagonizó otro desagradable incidente. Como era de esperar, la prensa dio cuenta detallada del mismo. Estas son las distintas versiones de lo ocurrido:


Escándalo formidable
Durante la cuarta sección de este teatro se produjo un escándalo que fue verdaderamente formidable que degeneró en batalla campal.
La causa del escándalo fue que cuando terminó de bailar la "matchicha" la Pepita Sevilla y Elvira Lafón, el público pretendió que se repitiera, y por toda respuesta salió a la escena Pepita Sevilla haciendo un ademán reprochable.
El público protestó como era consiguiente, quedando suspendida la representación. Esto excitó más al público hasta que una autoridad pretendió desalojar la sala.
El público le profirió insultos arreciando y oyéndose voces "¡A quemar las butacas!"
Entonces entró un oficial de seguridad con unos veinte guardias, todos sable en mano y repartiendo cintarazos a diestro y siniestro.
Una vez en la calle se organizó una manifestación que se dirigió al gobierno civil donde una comisión visitó al Sr. Millán Astray para protestar no sólo de lo hecho por Pepita Sevilla sino por la acción de los guardias de Orden público.
Según se dice Pepita Sevilla fue conducida al juzgado de guardia, donde permanecía esta madrugada.
Noticias adquiridas en el Gobierno civil dicen que Pepita Sevilla ha sido puesta en libertad a las cuatro y media de la madrugada de hoy, bajo fianza personal entregada por don Francisco Cortolano, empresario del teatro Price. (El Día, 25.02.1907)

 


Al terminar de bailar la matchicha en Venus Salón Pepita Sevilla, el público, no satisfecho con la danza, por haberse suprimido en ella ciertos movimientos sicalípticos, empezó a protestar ruidosamente. Entonces Pepita Sevilla, olvidando las buenas formas que toda artista debe observar con el público, siquiera éste no las guarde con ella, hizo con la mano derecha un ademán no menos sicalíptico que la consabida matchicha. Las protestas arreciaron, pidiendo el público que la bailarina citada saliese al escenario a dar una satisfacción. Como esto no ocurriese, el escándalo llegó a su colmo, teniendo que intervenir un pelotón de guardias, al mando de un oficial, los cuales, sable en mano, empezaron a desalojar el local. (La Época, 25.02.1907)
Durante la representación de la revista «Venus-Salón», que figuraba anoche en la última sección del teatro de la plaza del Rey, se promovió un gran escándalo.
Uno de los números de dicha obra es «Matchicha» que bailan la Lafón y Pepita Sevilla y Antonia Cachavera y la Tordesillás.
Cuando bailaba la primera de estas parejas, parte del público, a quien sin duda no agradaba el trabajo de las «artistas», protestó, y Pepita Sevilla respondió a taIes muestras de desagrado con un ademán incorrecto.
Como el baile terminó y las bailarinas se retiraron, las protestas cesaron por el momento; pero minutos después, cuando Pepita volvio a escena y se disponía a bailar un tango el público reanudó con más energía sus protestas y la artista sus indecorosos modales.
El escándalo se hacía cada vez mayor y el comisario de vigilancia del Hospicio, Sr. Jiménez Serrano, ordenó la suspensión del espectáculo y la detención de Pepita Sevilla.
La decisión de la autoridad satisfizo a parte del público que, elogiándola, abandonó si teatro, Pero otros muchos espectadores no se conformaron con ella y se negaron a salir del coliseo, pidiendo que continuase la representación.
Entonces, los guardias de orden público con excesivo celo, sacaron los sables, amenazando violentamente a los protestantes, con lo cual se agravó el tumulto.
Por fin, en medio de la alarma y el barullo consiguientes, fue desalojado el teatro. La confusión fue extraordinaria. Hubo sustos y carreras y gritos, y algunos espectadores resultaron atropellados y contusos.
Al gobierno civil
En la puerta del Circo, donde se congregó el público desalojado, acordóse en medio de tan espantoso tumulto organizar una manifestación de protesta que fuese al Gobierno civil.
Más de mil personas dirigiéronse poco después por las calles del Marqués de Valdeiglesias, Alcalá, Puerta del Sol y calle Mayor al referido centro oficial.
En las calles del tránsito fue disminuyendo el número de manifestantes al extremo de que ante las puertas del Gobierno sólo llegaron unas 300 personas. Entre ellas iban Ios comisarios de los distritos del Hospicio y el Centro.
Lo que dice el público
El comisario del Centro, Sr. Machero, rogó a los manifestantes que designaran una comisión de entre ellos para que expusiese ante eI comisario general el fundamento de su protesta.
Fueron designados diez individuos, quienes introducidos en el despacho del Sr. Millán Astray, expusieron con todo género de detalles el formidable escándalo ocurrido en el teatro por las insolencias de la bailarina Pepita Sevilla.
Según los comisionados, al terminar el número de la «matchicha» pidió el público que fuese repetido el baile; mas como Pepita Sevílla no parecía dispuesta a complacerlo, insistió aquél y entonces la Sevilla hizo las referidas manifestaciones que dieron lugar al escándalo.
Afirman los comisionados, algunos de los cuales llevaban las ropas desgarradas, que los guardias, con un teniente a la cabeza, les acometieron furiosamente sable en mano, resultando muchos contusos a consecuencia de los sablazos.
Hicieron notar también al comisario general la conducta correctísima observada por el comisario del Hospicio, Sr. Jiménez Serrano, quien, con los inspectores y agentes a sus órdenes, trató de apaciguar los ánimos, contrastando este proceder con las formas violentas del teniente y de los guardias.
También elogiaron los de la comisión a un oficial del ejército que apostrofó al teniente de Seguridad y a sus subordinados por arrollar al público con todo género de violencias.
El comisario general prometió a la comisión, en nombre del gobernador, oír a la parte contraria y proceder luego en justicia, castigando a quien haya incurrido en responsabilidades.
Los comisionados, después de enterarse por el Sr. Millán Astray de que Pepita había sido detenida y trasladada a la comisaría del distrito y que sería puesta a disposición del juzgado, salieron satisfechísimos del Gobierno civil.
La manifestación quedó disuelta acto continuo.
Los informes del comisario
Después de salir la comisión de protestantes del despacho del Sr. Millán Astray, el comisario del distrito del Hospicio dio cuenta a aquél del curso y desarrollo de los sucesos de anoche.
Manifestó el Sr. Jiménez Serrano que habiendo tenido noticia de que la «Cachavera» se extralimitaba en el baila la «matchicha», ex gerando los movimientos y dando lugar a tumultos, trasladóse al circo de Price.
Llegó en el momento en que Pepita Sevilla y su pareja acababan de terminar el baile.
Solicitó el público que se repitiera, negándose a ello la Sevilla por exigirle el público lo que le prohibía la autoridad, y entonces el escándalo fue terrible.
Afirmaba el público —aunque el comisario no lo presenció— que Pepita había hecho al público una demostración indecorosa, y en vista de que arreciaba el tumulto, procedió a detener a la bailarina.
Añade él que el teniente de seguridad penetró en la sala con dos guardias y que desenfundaron los sables, disolviendo al público que se negaba a salir mientras no le diesen una satisfacción; pero que tanto el jefe como los subordinados volvieron las armas a las vainas, atendiendo a instancias suyas.
…Y dice Pepita Sevilla
La conocida bailarina, que como antes decimos fue trasladada a la comisaría del Hospicio, se declara inocente de los hechos que se le imputan, y afirma que no tuvo la menor intención de ofender al público, que siempre hubo de merecerle grandes respetos.
Los espectadores —añade Pepita Sevilla— no supieron interpretar el ademán mío a que tanta importancia han concedido. Terminaba yo de bailar, y ante el escándalo que se promovió pidiendo que la Cachavera repitiese la «matchicha», elevé el brazo derecho hacia las cajas haciéndole señas para que saliese a escena, atendiendo a la pretensión del público.
Este, como antes digo, vio una manifestación indecorosa donde no la había y he aquí todo.
Pepita multada
Por orden del comisario general ha quedado Pepita Sevilla en la comisaría del Hospicio hasta hoy por la mañana que será conducida al Gobierno civil.
El gobernador le impondrá, según parece, una multa, que no bajará de 500 pesetas, y dada esta satisfacción al público que anoche asistió al teatro de Price, se desistirá de llevar el asunto al juzgado.
La empresa
Inmediatamente que llegó a conocimiento de la empresa la incorrección de la Sevilla exigió a ésta que se presentase en escena y diera satisfacciones al público implorando su perdón.
Como el alboroto había ya estallado, el comisario de policía se opuso a aquellos deseos por si la presencia de la bailarina excitaba más los ánimos.
La empresa, desde el mismo instante, comunicó a la causante de este desagradable suceso que había dejado de pertenecer a Ia compañía, y reprobó en los términos que merece tamaña falta de respeto y consideración al público. (El Imparcial, 25.02.1907)

Una carta de la Sevilla
Anoche recibimos la siguiente carta que nos envió la artista origen del escándalo de Price.
La misiva dice asi:
Sr. Director de EL PAÍS:
Muy señor mío y de mi más distinguida consideración:
Con esta fecha dirijo a los periódicos de Madrid una carta para aclarar la interpretación equivocada que algunos espectadores apasionados dieron a mi actitud en la función del domingo.
Lo ocurrido fue lo siguiente:
Terminado el bailable de matchicba insistió el público en que lo repitiera, y siéndome limitado el tiempo para variar de traje puesto que había de desempeñar otro de los personajes de la obra, hice desde caja un ademán para que la otra pareja de Matchicha accediera a los deseos del público. Este interpretó equivocadamente mi ademán, y por tanto es deber mío hacerlo así presente y patentizar mis simpatías y agradecimiento a un público que siempre me ha demostrado una benevolencia exagerada.
Gracias mil, señor director, b. s. m. Pepita Sevilla. (El País, 26.02.1907)
El Juzgado del distrito del Hospicio estuvo ayer tarde practicando diligencias relacionadas con el escándalo ocurrido noches pasadas en el circo de Price.
Las dos declaraciones que revistieron Interés fueron las de Pepita Sevilla y su compañera la Cachavera.
Manifestó la primera que no era cierto que hiciera al público un ademán sicalíptico. Según ella, mostró los brazos llamando a la Cachavera.
La declaración de ésta desbarató las afirmaciones de la Sevllla.
La Cachavera sostuvo que era Inexacto que su compañera la llamase, puesto que ella estaba en el foro de la izquierda, junto a los bastidores, y no lo vio.
Como se ve por estas declaraciones, entre las rivales de baile que tanto escándalo ha movido no reinó la mejor armonía. (El Globo, 1.03.1907)




La Sevilla no escarmienta

Cualquiera diría que después de procesamientos y multas Pepita cuidaría un poquito más sus exhibiciones sicalípticas. Pero no fue así. Miren lo que le sucedió en junio de 1909:

El gobernador civil ha multado a Pepita Sevilla y Concha Ramos, que actúan en el frontón Jai-Alai, por haber cantado cuplés indecorosos, subrayados por ademanes de la misma marca. (La Correspondencia de España, 2.06.1909)





París, París, París

En abril de 1907, probablemente harta de las censuras moralistoides de las autoridades políticas madrileñas, pone tierra por medio y se planta en la capital gala, contratada por la empresa del Folies-Marigny. Tendrá, eso sí, para que la autoricen a salir del país ꟷestaba encausada y pendiente de juicioꟷ que presentarse cada semana ante el cónsul de España en esa capital.




De sus primeros pasos en París nos da cuenta con bastante detalle y mucha ironía, desde las páginas de El Imparcial (21.04.1907), el redactor Ruy Blas:

España en París

Se abre la puerta de mi despacho y sobre su umbral aparece la silueta de una mujer. Pelo negro; ojos picarescos, llenos de vida; facciones finas, perfectas… Pero ¿para qué retratarla si todos la conocéis? Es Pepita Sevilla, la heroína de “La Diosa del Placer”.
Ingenuamente, con aire convencido, me dice:
ꟷ Aquí me tiene usted… Vengo a darme a conocer en París… ¡Aquello está perdido!
Y sin darse cuenta que está parafraseando una frase histórica, añade, con marcado acento andaluz, sonriendo intencionadamente:
ꟷ ¡En España vamos a morir de una indigestión de moralidad!
Sobre mi mesa de trabajo deposita un montón de cartas. Son las eternas cartas españolas, las clásicas cartas de recomendación.
Leo… Sigo leyendo, y voy de sorpresa en sorpresa.
¡Me recomiendan a Pepita Sevilla, padres graves, senadores respetables, diputados simpáticos… Medio Madrid.
Las cartas abultan tanto como los papeles de Monseñor Montagnini.
Aturdido por tanta letra conocida y por tanta firma amiga, llego a creer que entre los recomendantes que me favorecen con su recuerdo están el propio Marqués de Vadillo, y el juez que procesó a la bailarina española.
¡Es un error mío! Son las dos única firmas que faltan en el interesante “dossier”.
Una me dice: “Va a conquistar la gran capital, como la Otero, la Guerrerita y otras estrellas coreográficas. Acójala con amabilidad y sea el mentor de sus primeros pasos en París.”
Otra me escribe: “Sería ofenderte suponer que no tienes noticias de la célebre creadora en España de la “machicha”. Morena, alegre… con las alegrías de la hermosa Andalucía. Pepita tendrá un exitazo en París.”
Hay quien exclama; “Ahí va la sal de Andalucía para que se vuelvan locos los franceses.”
Y los demás añaden cosas análogas… y yo, leyéndolas, siento deseos de gritar, desde París, muy alto, para que se oiga en Madrid:
ꟷ ¡Hipócritas!
Pepita Sevilla me habla de mi tierra y me refiere mil “cuentos” y mil “chismes”… Todos los “cuentos” y todos los “chimes” de la coronada villa.
Después me dice:
ꟷ Tengo que presentarme al cónsul de España todas las semanas. El juez que me procesó no quería dejarme salir de Madrid.
Yo, interrumpiéndola, me permito exclamar:
ꟷ¡Lo comprendo!...
ꟷ Me dejó venir ꟷagrega ellaꟷ a condición de que fuera todas las semanas a nuestro consulado.
¿Todas las semanas?... Temo que al cónsul le parezca poco.
Pepita Sevilla bailará en París. El famoso “bermuthín” será pronto popular en los cabarets de Montmatre. Cuando la vean desencuadernarse en tangos cadenciosos y bailar fandangos frenéticos y lascivos se armará una revolución.
En el “bermuthín” es una gitana. Sus negros cabellos retozan sobre su rostro alegre y vivaracho, y sus ojos, que echan lumbre, parecen dos faroles.
La Otero, la Guerrerita, la Chavita, la Tortajada… Todas han triunfado en París.
Puede decirse que las bailarinas españolas son las reinas de Montmatre.
¡Y luego dirán mis compatriotas que París es un centro de perdición!
Lo dirán los mismos que me envían un montón de cartas recomendándome a la heroína de “La Diosa del Placer”
ꟷ ¡Hipócritas!


LA NOTA ESPAÑOLA 
La bailarina española Pepita Sevilla ha entrado en París por la puerta grande. A las dos semanas de estar aquí ha hecho su presentación al público en un Five o'clock de Le Figaro. El público de Montmartre y de los teatros alegres no conoce aún a la bailarina de La diosa del placer; pero la conocen ya las damas elegantes y el público distinguido que asiste a las fiestas del diario parisiense. El salto ha sido colosal... Pepita Sevilla ha pasado por encima de los Pirineos, desde el despacho del juez de Madrid, que la procesó, al salón de fiestas de uno de los periódicos más aristocráticos de la capital de Francia.[…]
¿Bailó? … Bailó desencuadernándose, echando lumbre por los ojos, aplastando con sus recias pataditas la alfombra del escenario... y volviendo locos a los franceses.
Lucia un precioso vestido, y sus negros cabellos, formando graciosos bucles, retozaban, agitados por el movimiento del baile, sobre su rostro decidor y vivaracho.
El simpático maestro Quinito Valverde, que empieza ya a ser tan popular en París como en Madrid, hizo algo más que acompañar al piano a la bailarina española: escribió música alegre, llena de luz y color, para el segundo de sus bailes: para el vals.
Pepita Sevilla será pronto, en los carteles de París, una Otero, una Guerrerito, una Lulú. Ya se anuncia su debut en el elegante teatro de Marigny.
Entre los invitados de Le Fígaro veíanse damas muy distinguidas.

La prensa madrileña sigue también los pasos de la diva andaluza a su regreso a la madre patria. Primero, de su paso por el Teatro Circo de Cartagena (El País, 1.10.1907) y con todo lujo de detalles de su regreso a las tablas castizas de Madrid.

Repuesta ya de su indisposición la bella artista Pepita Sevilla, mañana sábado se presentará en el salón-teatro de la Agencia Artística Moderna. Pepita Sevilla, que limitóse hasta hoy a ser una graciosa y gentil danseuse, hará mañana su debut de coupletista cantando La muñeca y El Iorito, del popular autor Enrique García Álvarez, que, invitado a esta fiesta, acompañará al piano a la artista. Otra novedad ofrecerá Pepita Sevilla en su trabajo: La gitanette, tango-machicha escrito expresamente para ella en París por el maestro Valverde, hijo.(El Heraldo de Madrid, 8.11.1907)

 


 

Las “Memorias” de Pepita

En 1908 corre de boca en boca que Pepita Sevilla está escribiendo sus “Memorias”. Unos se relamen y otros se echan a temblar.

Son ya varias las tiples de quienes se afirma que traen «lo suyo» al campo editorial. Y la que hasta ahora ha tomado la delantera es Pepita Sevilla, que, en su obra, va a contar fidedignamente sus triunfos en provincias, Madrid y el extranjero. Como esto se confirme y nos cuente Pepita Sevilla, no todo, pero algo, de sus intimidades escénicas, va a valer este solo libro por los dos de Julita Fons, y nos quedamos cortos. Lectores sicalípticos, ¡preparen!...(El Liberal, 20.01.1908)

Las Américas

A principios de 1911 las cosas no marchaban en el Teatro Actualidades a gusto de la empresa. Había “bastante calma en el negocio teatral”. El público acudía “pero no con asiduidad” (Eco Artístico, 25.01.1911). En vista de lo cual la empresa de dicho teatro decide que lo mejor era enviar a Pepita a hacer las Américas y ella acepta con mucho gusto. Inicia así una tournée por el Caribe que la llevaría, entre otras capitales, a Matanzas, Puerto Rico, Panamá y Cuba. Fue, como parecía previsible, todo un paseo triunfal. He aquí una muestra:
San Juan de Puerto Rico. Anunciado para muy en breve el debut en esta capital de la bellísima y notable artista española Pepita Sevilla, limito hoy mi información á trasladar a mis lectores de Eco lo que dice uno de nuestros más importantes diarios: «Después de haber actuado con verdadero éxito durante una semana en el Teatro Payret, la sin rival estrella Pepita Sevilla volvió a Actualidades, donde lleva tres meses escuchando tantas ovaciones como salidas hace a escena. (Eco Artístico, 1.06.1911)
Y llegó a Cuba, donde surgió la gran sorpresa. ¿Quién se lo iba a imaginar? El erotismo que derrochaba Pepita en sus bailes y cuplés dejaba frío al público. Así lo contó ella misma en conversación con el corresponsal del Heraldo de Madrid (23.08.1912), mientras recorrían los teatros madrileños en un coche de caballos: 



ꟷ Pepita, ¿qué trabajo hizo usted en Cuba?
ꟷ Mi triunfo fue el trabajo decente.
ꟷ ¡Qué contrastes tiene el Arte! Aquí usted fue un portaestandarte de la sicalipsis aguda.
ꟷ Entonces ese era el gusto del público aquí.
ꟷ Un señor clásico dijo, hace una barbaridad de años, que “el vulgo es necio y, pues lo paga, es justo hablarle en necio para darle gusto”.
ꟷ Excuso decir a usted que al llegar yo a Cuba con mi repertorio sicalíptico, resultó que mi trabajo, que aquí era atrevido, en Cuba servía para ser representado ante monjas y en colegios de niñas; mi repertorio, que aquí podía parecer sicalíptico, en Cuba era del inocente más blanco.
ꟷ Pero…
ꟷ ¡En Cuba! ¡El país del relajo, como allí se dice!... Hay un barrio de San Isidro que es un foco de infección artística. Ríase usted de las bacanales romanas, de las fiestas de Alejandría… Allí, la mujer, si ha de agradar, necesita salir a escena completamente desnuda, con lacitos de seda, y cantar cuplés cargados de mostaza, y acciones con el realismo más refinado; si no, es una “”pava”, no sirve; la Chelito puede dar a usted noticia de esas cosa,
ꟷ Pues ella triunfó ¿verdad?
ꟷ ¡Claro! Como que hizo una innovación en la sicalipsis… Las rifas de “La Chelito” son célebres en la Habana… ¡ Y el famoso negro!...
ꟷ De modo que… relajo
ꟷ Aquel país está imposible para el Arte; les canta usted un cuplé picaresco y se duermen; para divertir al público hay que presentarse en escena sin más telas en el cuerpo que un garrotín en la cabeza y unos calcetines para no desairar a los zapatos.
ꟷ ¿Y usted?
ꟷ Pues yo, que había ido a América a ganar dinero con el teatro, tuve un momento de indecisión… ¿Me volvía a España?... ¡Menudo publiquito es el nuestro! Si yo vuelvo a España sin traer dinero y brillantes, ¡me dan pocas! ¿Qué hacer? ¡Fue un momento decisivo de mi existencia! Yo lloraba; allá, en mi hotel, pasé horas muy tristes.
¡Qué ironía! ¡Llorar una mujer hermosa lejos de su patria, porque su repertorio, siendo sicalíptico, no era todo lo atrevido que se necesitaba!...
ꟷ Le aseguro a usted que entonces comprendí por qué las mujeres hacemos muchas cosas. Tuve un instante de duda, que pudo desnudarme para siempre y arrojarme a uno de aquellos escenarios sin más ropa que unos calcetines, unos rizos y un garrotín ¡puesto que así lo querían! Pero me repugnaba; no, eso hubiera sido un estigma eterno, todo se sabe aquí. ¡Ya ve usted cómo se supo lo que “la Chelito” y el negro! Luché y me jugué el albur.
ꟷ ¿Qué hizo usted?
ꟷ Presentarme al público valientemente con género fino, delicado, vestido, poético; y ¡ya ve usted lo que vale la audacia! Canté rumbas, danzones, aires del país, ¡Yo! Una española que no sentía aquello aún. ¡Y triunfé!
ꟷ ¡Claro! Cuando se es artista se triunfa siempre.

¿Se casa Pepita?

Ocurrió en Panamá. Allí hacía cada noche el baile de Salomé. Y allí iba cada noche a verla un yanqui millonario que, como era de esperar, se quedó prendado de su belleza. Tanto que terminó declarándole su amor y pidiéndola en matrimonio. Obviamente, la noticia saltó a la prensa.
Pepita se retirará pronto de los escenarios. Con una sonrisa encantadora me ha dicho que muy en breve se casa con un ferviente adorador. Sus manifestaciones han sido muy interesantes. (El Heraldo de Madrid, 10.04.1912)
Luego sería ella misma la que lo contaría con bastantes pelos y señales, eso sí, salvo el nombre del agraciado.
Una noche el empresario me dijo que deseaba presentarme a un amigo suyo, yanqui, millonario, uno de los mayores accionistas de la Compañía del Canal… Me lo presentó… un hombre alto, de buen tipo… […] Aquel hombre me dijo que había visto bailar la danza de Salomé muchas veces en los Estados Unidos y que nadie le había dado la sensación de crueldad voluptuosa que yo había sabido imprimirle. Total que vino a verme todos los días y empezó a hacerme regalos magníficos, joyas valiosísimas. Y le advierto a usted que ese hombre no me ha tocado un brazo… […] Pues un día me propuso casarme con él; yo lo pensé y le dije que para casarme con él había de ser con ciertas condiciones. Él las aceptó; el día que yo me case todo el dinero y joyas que yo posea será para mi familia, y él, antes de la boda, me dotará espléndidamente.[…]
Él no quería que trabajase más, pero yo le he dicho que quiero despedirme de mi público español, y él me ha hecho firmar un documento comprometiéndome a trabajar solamente un año, es decir, que el día exacto que haga un año de mi debut dejaré de trabajar para siempre.
ꟷ Y ¿dónde se casará usted?
ꟷ En los Estados Unidos. (El Heraldo de Madrid, 23.08.1912)
Pero nunca más se supo de aquel admirador yanqui. Lo que sí se sabe es que Pepita tuvo una hija que, como ella, también se dedicó al arte. Se llamaba Encarnita Sevilla (El Globo, 20.04.1922).



Teatros y salones

A partir de 1909, aunque con esporádicas salidas a Barcelona (Teatro Gallarre), París, Londres, Roma (Salón Margherite), Santander, Canarias, Lisboa, Valencia —ganaba 100 pesetas diarias (La canción popular, 1.10.1922)—…., Pepita Sevilla se reafirma como una artista asidua de la cartelera madrileña —de hecho su dirección era calle Muñoz Torrero, 7, Madrid—. Entre otros escenarios, actúa en el Salón Madrid, Salón Venecia, Jardines del Retiro, Royal Kursaal, Salón Madrileño, Actualidades, Teatro Lírico y Teatro Romea. La prensa le dedica continuos elogios:
Salón Madrid.—Con un lleno rebosante ha debutado Pepita Sevilla, la hermosa artista, tan mimada de nuestro público. El triunfo que alcanzó fue colosal. (El Día, 26.03.1909)
En la actualidad están alcanzando ruidosas ovaciones la sin par Pepita Sevilla, que con sus picarescos couplets y bailes mantiene la aureola que tenía conquistada, y sigue siendo la artista mimada del público. (Eco Artístico, 25.10.1909)


TEATRO LÍRICO.—Actúan en él Pepita Sevilla, que si bien su trabajo no es muy a propósito para la clase de público que acude a este Teatro, se hace aplaudir por la gracia y picardía con que canta y baila, (Eco Artístico, 26.03.1910)
Anunciada su reaparición en el Teatro Romea, las localidades se agotaron, y esa exclamación que indica el grado de admiración que sentimos por una artista se escapó de todos los pechos al ver a Pepita Sevilla más hermosa que nunca, ataviada con las lujosas toilettes que con exquisito gusto adquirió en París, e interpretando canciones originales y graciosas que para ella compusieron expresamente. (Eco Artístico, 25.5.1912)

 


Los amantes del arte no se mostraron, en verdad, ingratos con la simpática y notable artista, y en la noche de su beneficio premiaron con grandes aplausos su labor meritísima. (Eco Artístico, 5.06.1912)
Pepita Sevilla, la encantadora artista siempre atrayente y matizando con su talento cuanto sale de su boca, sea monólogo o couplet, y que encuentra siempre en el público la misma acogida franca, traducida en numerosos aplausos. (Eco Artístico, 25.3.1913) 

 


En breve reaparecerá brillante como un astro, elegante y hermosa, la famosa Pepita Sevilla, que durante tanto tiempo ha ostentado el indiscutible título de Reina del tango y de la ondulación. Pepita Sevilla, a quien sus ocupaciones de propietaria tenían un poco retraída del mundo artístico, retorna valerosa a él, como una hija pródiga, con todo el perfumado encanto de sus veintinueve primaveras, y en un popular music hall cortesano nos mostrará sus apetitosas turgencias, sus fastuosas alhajas y su cara bonita, aderezadas con un nuevo y escogido repertorio que para ella fabrican actualmente los más esclarecidos príncipes del couplet y la danza. Felicitamos a la rozagante Pepita por su nuevo himeneo con el público. (Revista de Variedades, 20.12.1914)
La prensa da cuenta asimismo de los cambios e innovaciones en su repertorio: Academia de besos, Faldas, ¡Dale con el molinillo!, La Cachunda,…
En las secciones especiales actúan y obtienen grandes aplausos Pepita Sevilla, la preciosa y sin rival artista española, que interpreta de manera inimitable el intencionado couplet La Pulga. (Eco Artístico, 15.02.1910)



Pepita Sevilla se busca la pulga

Pepita Sevilla y La Hurí han obtenido un formidable éxito por su nuevo número de danzas, matchicha y tango argentino. (Eco Artístico, 25.02.1910)



Pepita Sevilla con sus admiradores

Pepita Sevilla se mostró, como siempre, espléndida de hermosura, avalorada, si cabe, por riquísimas toilettes, adquiridas en su reciente viaje a París. El ¡chist, chist! imponiendo silencio ejerció al fin su imperio, y fue entonces, a los primeros acordes de la orquesta, cuando pudo apreciarse la arrogante figura de la gran artista. De voz bien timbrada, a la que imprime extrañas modulaciones, y maestra en el decir, interpretó de modo magistral “Buscando la dicha» y «Todo el año es carnaval», del maestro Aroca; «Los gatitos», de Quinito Valverde, y «La terrible», couplet americano. También nos dio a conocer dos «rumbas», con las que ha hecho furor en su reciente actuación en la Habana. La novedad de este repertorio, escrito expresamente para ella, y las gallardas muestras que dio de su talento, valieron a la genial Pepita atronadores aplausos y repetidas llamadas a escena. El triunfo de anoche coronó la justa fama de tan notable artista. (Eco Artístico, 15.05.1912)

El público aplaudió con entusiasmo a la artista que supo dar a las canciones de Quinito Valverde y Jesús Aroca toda la intención y gracia necesarias. Pepita Sevilla es, puede asegurarse, una de las pocas cupletistas que honran la escena. (El Liberal, 16.05.1912)



Pepita Sevilla con traje de luces
Pepita Sevilla, viendo el nuevo derrotero que tomaron las varietés, ha aprendido un repertorio nuevo del todo.
Y los couplets «Buscando la dicha» y «Todo el año es carnaval” del maestro Aroca, “Los gatitos”, de Quinito Valverde; “La Terrible”, couplet americano; “El desnudo”, “Plum-cake”, “Los dedos del maestro” de Olive y Ruiz de Arana; “El violón”, de Orejón, y otros muchos de Viérgol y varios autores de fama, vienen a confirmar cuanto decimos de la novedad de su trabajo.
Pepita Sevilla, como todos los artistas que siempre están pensando en avalorar su repertorio, ha traído algo de cuantos países visitó, y las «rumbas» que aprendió en la Habana y que baila con exquisitez y arte inimitables son gallarda muestra de su afán de tener siempre en su programa algo nuevo y de atracción. (Eco Artístico, 25.5.1912)





Últimas apariciones

A partir de los 30, Pepita se despide de los escenarios. Tiene propiedades y dinerillo ahorrado y solo actúa muy de tarde en tarde y en ocasiones muy señaladas. Esta es probablemente la última:
EN EL CINE EUROPA Festival a beneficio de los presos políticos Mañana domingo, a las diez de la mañana, en el cinema Europa se celebrará un gran festival pro presos, organizado por el grupo artístico de Cultura Popular. El programa es el siguiente: Pepita Sevilla, simpática cantadora de flamenco; Pepita Caballero (La Trianera); Benito Hoyos, gran cantador de flamenco; Zapata, el sin par humorista y recitador; Lola de Triana, admirable cantadora por todos estilos; Ciríaco, el notable humorista; Estrellita Genil, célebre bailarina; Raquel y Solís, estupendos artistas musicales, y Vilches, el mago del saxofón. Segunda parte.—Victoria de Miguel, excelente guitarrista; Marcelo. Molina, el conocido profesor de guitarra; Valderrama, gran cantador de flamenco; Becerra, el magnífico artista de baile; el gran Sabicas, el brujo de la guitarra, y el sublime maestro de todos, Ramón Montoya. Como final de fiesta actuará el cantador de flamenco, Niño de Marchena.(La Libertad, 19.01.1935)
Eso sí, por esas fecha se recordaban sus “fandanguillos revoltosos” (El Heraldo de Madrid, 29.08.1935).



Pepita en el recuerdo

Poco a poco, sin embargo, entre la pesadilla de vejeces y de horrores hinchados de garbanzos, surgieron verdaderas artistas, que devolvían al baile su nobleza, como Pepita Sevilla o Amalia Molina, Ya los «Salones» se habían limpiado y adecentado; (La Esfera, 1.02.1919)
Carlos Fortuny, especialista en danza y frivolidades, en un interesante artículo titulado “Algo sobre historia del arte frívolo” (Heraldo de Madrid, 6.08.1928) dice de ella “a quien todavía podemos requebrar los partidarios de las otoñales porque la cuarentena la ha magnificado”, luego la llama “reina del tango voluptuoso" (Estampa, 23.07.1932), para comentar después “la inolvidable Pepita Sevilla, que presentaba en la canción «La pulga» las últimas novedades en ropa interior” y llamarla en “El Arte de las Variedades” (Ahora, 19.08.1933) “maestra sublime en remeneos coreográficos”. Finalmente, en otro artículo-evocación, “Recuerdos pintorescos de la España galante y teatral de hace veinte años” nos da un dato más de su flamencura: “Pepita Sevilla, hermosísima barbiana procedente de los tablados del género ínfimo, donde consolidara su celebridad con unos tangos flamencos y la interpretación del cuplé de la pulga, en una «toilette» considerada entonces subversiva” (El Heraldo de Madrid, 14.03.1935). Unos comentarios que resume con una afirmación tajante: “estrella magna e indispensable en los principios de este siglo” (Heraldo de Madrid, 19.03.1935). Por su parte, G. Trillas Blázquez decía de ella que era “el tipo de belleza que preferían los españoles en 1900” (Crónica, 30.12.1934)

Así era Pepita Sevilla. Nos dejó el 16 de diciembre de 1958.

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Notas

1. Para una descripción detallada de todos los pormenores artísticos y judiciales véase mi libro El garrotín (Editorial Libros con Duende, 2012), págs. 53-110.