Dora la Cordobesita

 

30 de noviembre de 1921

Dora la Cordobesita fue famosa en su día. Toda una leyenda. Hoy apenas unos pocos paisanos suyos la conocen. Y gracias a que tiene en Córdoba una calle a su nombre. Sin embargo, pocas artistas cautivaron como ella a público y críticos y recibieron tantos elogios y tantos piropos como esta “cancionista” y bailarina cordobesa. La llamaron  “la artista más completa de los presentes tiempos” (Eco Artístico, 5.12.12), “la saladísima Dora”(Eco Artístico, 5.7.16), “una hermosa hada que del Olimpo descendiera” (Eco Artístico, 25.12.16), “la renombrada artista de fama universal” (Eco Artístico, 25.5.18), “dechado de gracia y arte”  (Eco Artístico, 15.6.21), “bailarina de méritos imponderables”( Eco Artístico, 25.04.1914), “Reina de las Reinas del género andaluz” (La Unión Ilustrada, 1.06.1924) y “tesoro de mujer en cuyos ojos brujos y moros va retratada toda la grandeza de su alma” (La Unión Ilustrada, 26.10.1924). Y de ella dijeron, entre otros cientos de piropos, que era “una muchacha graciosísima, simpatiquísima, y todos los terminados en ísima que ustedes quieran” (Revista de Varietés, 20.03.1914), que “electrizó con su arte y facultades” (Eco Artístico, 5.10.15), que “los públicos todos colocaron sobre su frente la aureola radiante de la victoria” (Eco Artístico, 25.12.15), “que embriaga cuando le clava a uno sus ojazos negros” (Eco Artístico, 15.10,1917) y que tiene “unos ojos que son dos saetas de luz, y unos brazos que son llamas retorciéndose al ritmo de las castañuelas” (La Unión Ilustrada, 9.09.1923).

Dora se llamaba Dolores Castro Ruiz y nació el 22 de mayo de 1902 en el barrio de San Lorenzo de Córdoba. Desde muy niña sintió una irrefrenable atracción por el canto y el baile. A los 9 años ya andaba subida a los escenarios actuando en público, Fue en el Salón Ramírez gracias a las gestiones de quien sería como su segundo padre, Antonio Cabrera Díaz, el propietario del Teatro Duque de Rivas de Córdoba. La presentó nada más y nada menos que Amalia Molina. De esa época data el primer nombre artístico por el que se la conoció: “La Niña”.

Desde entonces, su nombre podía leerse en las noticias de espectáculos de los principales diarios y revistas. El 15 de marzo de 1911 el Eco Artístico se hacía eco de su paso por el Salón Llorens sevillano: “Dora «La Cordobesita» es también muy aplaudida”. Y lo mismo hacía El Heraldo Militar el 13 de mayo de ese mismo año.

Un año después, se podía leer en el Eco Artístico (25 de abril de 1912), referido a sus actuaciones en San Fernando:

El éxito actual en el Cinematógrafo La Rosa lo constituye Dora la Cordobesita, preciosa artista de diez años de edad […] Todo el repertorio que posee es moral y de notable valer, premiándose su trabajo con estruendosas salvas de aplausos.

Similares comentarios merecían sus actuaciones en el Teatro-Circo Ibérico de Ayamonte ꟷ” la simpática Dora la Cordobesita, que tan grandes simpatías cuenta entre nosotros” (Eco Artístico, 25.11.1912)ꟷ, o en el Cine Escudero de Cádiz ꟷ”La notable transformista, bailarina y canzonetista Dora la Cordobesita ha celebrado su despedida, siendo ovacionada entusiásticamente “ (Eco Artístico, 25.11.1912)ꟷ, que cierra el número del 5 de diciembre de ese año con el siguiente texto:

Dora la Cordobesita. En los primeros años de su juventud, cuando todavía guarda infantiles aficiones á los entretenimientos propios de los doce de edad, aparece esta joven en los Salones y Teatros cultivando el arte que muchas de las “mayores” no supieron ó no quisieron dominar.

Ella canta, baila y acciona con igual desenvoltura que si maestros de declamación y músicos famosos se hubieran esmerado en educarla; y, nada más lejos de esto, Dora la Cordobesita triunfó en las principales capitales andaluzas, y últimamente en Cádiz y Huelva, porque nació artista, y, asimilándose lo que vio hacer á Pastora Imperio,  Amalia Molina, Dora la Gitana y La Goya, se abrió paso sin otro recurso que su habilidad y sin otro maestro que su artística intuición. Otro de los méritos que reconozco y aplaudo en esta monísima joven, es el de propagar la fama de las artistas que imita, pues antes de salir á ejecutar un número, un cartelito anuncia el nombre de la creadora de él, cosa que se guardan para sí una buena parte de las artistas confirmadas, y que no han sabido ó no han querido tomarse la molestia de dar á conocer números propios. Tengo la seguridad de que en cuanto Dora la Cordobesita vaya á Madrid, que piensa hacerlo en el próximo año, y dé á conocer las exquisiteces de su arte, á más de consolidar la merecida fama que alcanzó en provincias, no le faltará el apoyo de los buenos maestros que le hagan repertorio propio, y entonces veremos á la artista más completa de los presentes tiempos, sólo comparable con la sin rival Amalia Molina, según varios profesionales de los muchos que conmigo la aplaudieron, y nos dieron su opinión. ¿Se cumplirá el vaticinio? El tiempo lo confirmará.

Otros tantos piropos recibe en el Eco Artístico de 1913 a su paso por Algeciras, Puerto de Santa María, Málaga, San Fernando, Ronda y Granada:

Dora la Cordobesita, miniatura del arte, que está llamando la atención de cuantos públicos se ha presentado, no sólo por el rico vestuario que presenta, sino por el exquisito gusto con que canta sus variados couplets, con esa gracia tan peculiar en ella, no siendo aventurado el afirmar que dentro de pocos años la veremos figurar en los primeros puestos de varietés. (5.01.1913)

Se despidió de este público Dora la Cordobesita, la artista inimitable que, joven en edad, demuestra su experiencia artística al obtener grandes triunfos en cuantos Teatros actúa. Dora la Cordobesita apenas sale á escena es saludada con ovaciones entusiastas, que no cesan hasta que su figurita gentil no se ha ocultado de hecho á la vista de los espectadores.( 5.02.1913)

Actúa Dora la Cordobesita, la angelical chiquilla que en los bailes andaluces es una consumada maestra. El espectador queda cautivado al contemplar cómo en una niña puede encerrarse tanto arte, y los aplausos sonoros, unánimes, no van dirigidos con fin bastardo, van derechos á premiar el candor y cualidades excelentes que adornan á esta bailarina siempre triunfadora. (15.03.1913)

Otra vez el aplauso entusiasta del público que asiste á este Salón resonó todas las noches en los oídos de la gran artista Dora la Cordobesita. En sus bailes, en sus canciones, en las distintas imitaciones que realiza de las grandes estrellas de las varietés, posee el secreto de entusiasmar á los públicos, que prorrumpen al unísono en aclamaciones y aplausos ensordecedores. (25.03.1913)

La monísima Dora la Cordobesita terminó anoche, tributándole el público una cariñosa despedida. (25.04.1913)


Eco Artístico, 6.6.1914

Obtiene á diario desde su presentación grandes éxitos la notable artista Dora la Cordobesita, cuya labor irreprochable la granjean los homenajes de admiración y entusiasmo de todos los públicos. En la imitación á la genial Pastora Imperio en su canción «La pena, pena» está encantadora esta chiquilla. (5.06.1913)

esta noche se despide la gentil artista Dora la Cordobesita, por la que este público siente gran predilección y á la que la Empresa hubo de prorrogar el contrato. (25.08.1913)

A partir de 1914 Dora va poco a poco ampliando su radio de acción: Teatro Lara de Málaga, Sevilla, Almería, Teatro Echegaray de Osuna, Salón Moderno de Bujalance, Teatro Principal de Cabra, Gran Cinema Pathé de Montilla, Teatrro-Circo Ibérico de Ayamonte, Teatro Princesa de Llerena, Salón Apolo de Algeciras, Salón Actualidades de Cartagena, Salón Condal de La Unión, Salón Serrano de Mazarrón, Salón Novedades de Valencia, Teatro Circo de Denia… con un verdadero rosario de galanterías en la prensa, así como interesantísimos detalles de su repertorio. Estas son algunas:

Debutó Dora la Cordobesita, la niña artista que tantos triunfos ha alcanzado en anteriores temporadas, vuelve por los aplausos de su público. (Revista de Varietés, 31.01.1914)

Y en cuanto á Dora, diré que es una muchacha graciosísima, simpatiquísima, y todos los terminados en ísima que ustedes quieran, no siendo feísima. Sabe llevarse al público de calle con su gracejo y su desenvoltura. Tiene mucho gusto y afinación para cantar, y está á veces para comérsela. Así como suena. Dora posee en un cuerpo muy menudito, un alma muy  grande de artista. Compromisos nuevos no le han permitido prolongar aquí su actuación, como hubiera sido de desear. (Revista de Varietés, 20.03.1914)

Con gran éxito actúa la notable coupletista y bailarina á transformación, única en su clase é imitadora de las mejores artistas de varietés, Dora la Cordobesita. Dora es una artista de un vasto repertorio que canta, baila, se transforma é imita á Pastora Imperio y á La Argentinita, dando á todo su trabajo un sello de gracia y maestría que cautiva á todos los espectadores, escuchando por esto ovaciones estruendosas á diario. (Eco Artístico, 15.04.1914)

Dora la Cordobesita, bailarina de méritos imponderables que domina maravillosamente el repertorio de los bailes clásicos andaluces. Aplausos sin tasa y obsequios valiosísimos premiaron tan brillante campaña. (Eco Artístico, 25.04.1914)

Se despidió Dora la Cordobesita,  la artista predilecta de las señoras, y que posee un variado repertorio; entre otros, el número de costumbres malagueñas «El pescadero» y la imitación á La Goya en «Tápame...». Dora la Cordobesita, aplaudidísima en toda esta campaña, fué ovacionada la noche de su despedida. (Eco Artístico, 15.06.1914)

Dora la Cordobesita canta y baila admirablemente, presentándose con un lujoso y variado vestuario. (Eco Artístico, 25.07.1914)

Actúa Dora la Cordobesita, artista genial que en toda su labor es aplaudida con delirio. (Eco Artístico, 5.07.1915)

Dora la Cordobesita es una artista verdaderamente notable en el género y que obtiene en cuantas actuaciones lleva á cabo, que son muchas, como luego verán nuestros lectores, triunfos ruidosísimos. Encantadora, uniendo á sus encantos la juventud, «divino tesoro», Dora la Cordobesita canta y baila con gracia, con maestría, arrancando á los espectadores ovaciones entusiastas y nutridas. En las imitaciones á las estrellas de varietés, Dora la Cordobesita está inimitable, y por si todas estas cualidades fueran pocas, sabe dar á su presentación un realce extraordinario, luciendo un vestuario lujoso y variado. Dora la Cordobesita va recorriendo triunfalmente todos los escenarios, y testigos de sus éxitos fueron los principales de España y Portugal. Y por referimos sólo á los últimos sitios donde Dora la Cordobesita electrizó con su arte y facultades, damos algunos nombres para que sirvan de robustecimiento á nuestras aseveraciones. Ayamonte, cinco veces; Villarreal de Santo Antonio; La Carolina, veinte días y primera vez; San Fernando, quince días, siendo ya ésta la sexta actuación que lleva; Jerez de la Frontera, veinte días por segunda vez. El día 28 del pasado mes debutó con éxito extraordinario en el Salón Lloréns, de Sevilla, donde es la sexta vez que trabaja, siempre aclamada frenéticamente. Desde Sevilla pasará á Málaga á realizar su cuarta actuación, y luego á descansar á Córdoba muy pocos días, pues el 10 de Noviembre ha de reaparecer en el Salón Novedades, de Valencia, desde donde seguirá por las provincias de Levante, que guardan para la eminente canzonetista y bailarina cariños sinceros. Y terminará esta serie de brillantes actuaciones trabajando en el Salón Doré, de Barcelona, para dar á esta corte con toda la fama y prestigios que merece quien, como Dora la Cordobesita, ha sabido colocar tan alto el género, que por ella y unas cuantas de su talla ya ha perdido el calificativo de «ínfimo» que antes le denigraba. Creemos que con esta relación de recientes y próximas campañas Dora la Cordobesita tiene hecha su apología mejor que con los ditirambos más pomposos que pudieran salir de nuestra pluma. Dora la Cordobesita, joven, de atractivos números, enamorada de su arte y con un repertorio extensísimo, constituye el «clou» de los espectáculos de varietés. No es extraño, por lo tanto, que en su historial artístico se encuentren páginas brillantísimas, capaz de enorgullecer á los que, como Dora, guardan por el arte veneración profunda. (Eco artístico, 5.10.1915)

 

En el número anterior de Eco leo con gran satisfacción un artículo dedicado á Ia genial artista Dora la Cordobesita. No sé si estaré influenciado por el enorme cariño que yo profeso á Dorita, pero me parece esta artista superior á muchas «estrellas» que cobran enormes sueldos.

Aquí ha actuado cinco veces, haciendo en la temporada que menos «doce días»; con esto queda demostrado lo que vale Dorita y lo que este público la quiere. Así es que cuando leo algunas alabanzas dedicadas á la Cordobesita, siento tan gran satisfacción como si de algo propio se tratara.—Pablo Ojeda. (Eco artístico, 15.10.1915)




También debutó con un éxito verdaderamente extraordinario Dora la Cordobesita, que trae una colección de decoraciones preciosas y un repertorio nuevo por aquí, que interpreta con una maestría y gracia insuperables. Imita con gran propiedad á los toreros hermanos «Gallo», sobresaliendo lo alusivo á «Belmonte», tanto en sus «jechuras» como en su toreo. Es una artista que durará mucho tiempo en el cartel y que seguramente llegará á la cumbre entre las más brillantes estrellas. (Eco artístico, 25.02.1916)

Continúa prorrogada Dora la Cordobesita, que cada vez gusta más, porque cada vez va comprendiendo el público los méritos de esta artista, que indiscutiblemente será en su día de las de primera fila. Es mucha la madera que encierra esta joven y simpática artista. (Eco artístico, 5.03.1916)

Actúa desde hace varias noches la simpática y joven cancionista Dora la Cordobesita. Es nuestra gentil paisana una verdadera artista, que está alcanzando éxitos grandiosos y armando ruido por todos los escenarios que pasa. Su repertorio es muy notable, contando con números de verdadero mérito, que ejecuta de un modo magistral, pues posee una voz agradabilísima y muy bien educada. Contribuye al éxito la lujosa presentación y el decorado de su propiedad, que es muy rico y bien hecho. (Eco artístico, 5.04.1916)

Dora la Cordobesita, encantadora y celebrada canzonetista y bailarina, se despidió de este público, después de entusiasmar y deleitar á la concurrencia con las excelencias de una labor privilegiada. Graciosa, atrayente, matizando su trabajo con sin igual maestría, Dora la Cordobesita merece el puesto que ocupa en el género y cuantas ovaciones le brindan los públicos. (Eco artístico, 5.05.1916)

Así hasta plantarse en Madrid, en el Teatro Romea el 16 de mayo de 1916, compartiendo cartel con Julia Borrull. Un verdadero acontecimiento artístico que la prensa anunció así:

En el próximo mes de Marzo aparecerá en el Teatro Romea una artista de méritos extraordinarios, y á la que los públicos todos colocaron sobre su frente la aureola radiante de la victoria.

Dora la Cordobesita es una artista consumada, y su dominio absoluto en el couplet y el baile la hacen ser siempre aclamada.

Además de esto, tiene mucha gracia, no descocada y grotesca, sino fina, oportuna, de buena ley, y sobre todo sabe imprimir á cuanto ejecuta un «cachet» especial, con el que demuestra su talento y estudio.

Numerosas fueron las campañas que Dora la Cordobesita llevó á cabo en el año actual, acompañada, como es consiguiente, de ovaciones formidables y de alabanzas unánimes.

En el Salón Doré, de Barcelona, donde debutó á primeros del mes corriente, obtuvo en todo su trabajo delirantes aplausos, y sus muchos admiradores le rindieron un homenaje entusiasta.

Su reaparición en Albacete llenó de júbilo a sus infinitos adeptos, y por doquier, Dora la Cordobesita, dejó tras de sí una cadena interminable de triunfos, cuyos eslabones aumentan de día en día.

La prensa de Murcia se deshace en elogios á Dora la Cordobesita, refiriéndose á su brillante actuación en el Teatro Ortiz. Y á continuación transcribimos lo que el diario dice:




«TEATRO ORTIZ.—Sin temor á que se nos censure como manejadoras del ditirambo, podemos asegurar que Dora la Cordobesita, que anoche debutó en el Ortiz, es una de las mejores artistas que en esta temporada han pasado por su escenario; es una de las que á la Empresa dará mayores éxitos de taquilla.

Tiene Dora la Cordobesita un algo especial suyo, peculiarísimo, que desde el primer momento le granjean las simpatías del público, que se predispone á aplaudir y que le permite adueñarse de la concurrencia al momento de pisar la escena. Pero es que además de ese algo personal que la hace simpática, Dora, en su género, es una buena artista; canta con mucha afinación y gusto ꟷcosa rara en las que se dedican al couplet—, tiene una voz llena y agradable, y posee gracia natural, que le evita caer en chabacanerías y exageraciones á que otras se ven precisadas á recurrir para alcanzar el aplauso. Baila bastante bien; tiene un completo dominio de la escena y un desenfado y una soltura atrayentes, como de quien ha nacido para dominar y cautivar á los públicos; porque en Dora se ve á la mujer de temperamento artístico, dominadora de sus facultades. A todo esto únase la frescura de su juventud, la honesta picardía—valga la paradoja—de su mirada, la armonía de su cuerpo en esa edad intermedia entre la niña y la mujer hecha, y se comprenderá por qué decimos que la artista que ayer debutó en el Ortiz es una de las mejores que en esta temporada han actuado en dicho Teatro, y será de las que mayores éxitos artísticos alcancen y de taquilla los proporcione á la Empresa.» (Eco Artístico, 25.12.15)


Para después reseñar:

Dora la Cordobesita. Con los encantos propios del divino tesoro de la juventud, aumentados con un rostro moreno tentador, en el que aparecen dos ojos negros, brillantes, ventanas risueñas de un alma esencialmente artística, Dora la Cordobesita escucha desde su aparición en el Teatro Romea, de esta corte, aplausos tan merecidos como ruidosos!. De todas las provincias españolas donde Dora llegó á actuar repetidas veces, gracias á sus méritos indiscutibles é incomparables, venía precedida de gran fama, y en esta su primera campaña en Madrid y en el mejor Teatro del género la ha consolidado poderosamente, quedando consagrada como canzonetista y bailarina de gracia, arte, flexibilidad y dotes excepcionales. Dora la Cordobesita baila con un gusto y maestría exquisitos. Sus ojos se entornan adormecidos por la cadencia de las danzas que ejecuta, y sus diminutos pies apenas se posan sobre el suelo como alados pajarillos que ni siquiera hacen mover con el peso de su cuerpo las frágiles ramas de los árboles. Dora la Cordobesita es una imitadora genial de la celebrada Pastora Imperio. En sus canciones y bailes supo á veces—otras guardan el sello propio de su talento y exquisitez— conservar el recuerdo de la renombrada artista andaluza con tal perfección y tal fidelidad, que sólo este acierto bastaría para reputarla como una de las más geniales que avaloran el género. Ya hemos indicado que Dora la Cordobesita es muy joven. Sus aficiones por la escena la llevaron á ella en esa edad propia para distracciones y placeres. En Dora la Cordobesita no había más sueño que triunfar con su arte, llegar al alma del espectador con sus canciones y bailes y recorrer el mundo, sonriente, aclamada, victoriosa. Y esto lo ha conseguido con creces Dora la Cordobesita. (Eco Artístico, 25.5.1916)

Tras el éxito cosechado en la corte Dora siguió recorriendo teatros siempre con las críticas más elogiosas.



Dora la Cordobesita La genial y encantadora canzonetista y bailarina, que con tanto arte y gracia domina un variado repertorio, encantando a todos los públicos sobre todo en sus imitaciones a estrellas del género, y especialmente a Pastora Imperio, está alcanzando triunfos legítimos e indiscutibles en el teatro Reina Victoria, de Melilla. Las empresas, que saben lo mucho que vale esta atrayente artista, no la dejan en paz un solo momento, y las fechas se enlazan de tal modo, que a veces se quedan sin poder tener la alegría de verla, por imposibilidad material. Dora la Cordobesita, terminada su actuación en el Reina Victoria, de Melilla, debutará el 1.º de Octubre en el Gran Cine de Córdoba, donde tantas veces actuó, como en toda Andalucía, con aplauso general y delirante; y más tarde, el 10 del mismo mes, en el Teatro Romea, de la corte, donde realizó la pasada temporada campaña tan digna de loa. Después, Dora la Cordobesita seguirá pisando los escenarios de España, en los cuales obtuvo en su mayoría, no una sola, sino varias ovaciones tan justas como unánimes. (Eco artístico, 5.9.1916)

Y, como era de esperar, debutó en su tierra, Córdoba. Esto dijo la prensa:

Según anticipé, ha debutado Dora la Cordobesita, y como era de esperar, ha triunfado. Se nos ha presentado, no ya la niña que empieza, sino la gran artista que triunfa. El decorado es estupendo y variadísimo, pintado por los mejores escenógrafos; el vestuario, riquísimo, y, sobre todo, lo que contribuye al éxito tan grandioso que está alcanzando esta criatura tan bella, es su arte fino y puro, sin adulteraciones, arte exquisito, maestría insuperable en todo lo que ejecuta. El éxito alcanzado por Dora la Cordobesita es de los que no tienen precedentes. Desde estas columnas me complazco en enviarle mi modesto aplauso. (Eco Artístico, 5.10.16)

Una prensa que cada día le prestaba más y más atención:

Es esta aplaudida coupletista y bailarina cordobesa, una criatura preciosa, que une a sus atractivos personales la exquisitez de su arte incomparable, todo gracia y belleza.

Sin descocos, tan sólo con sutil insinuación picaresca, unas veces electriza al público y otras con la dulce melodía de sus cantos y el ritmo de sus bailes cual divino sortilegio, súmelos en beatifica unción.

En su actuación por todos los escenarios, esta artista (artista en toda la acepción de la palabra) ha cosechado ovaciones delirantes, pago obligado a su artístico trabajo. Sus canciones y bailes son tan bien acogidos por el público, que si al entusiasmo que despierta no se antepusiera la razón, prolongaríanse por tiempo indefinido los para él breves momentos en que su melodiosa voz escápase por los entreabiertos labios rojos, cual pétalos de sangrante clavel.

Dora la Cordobesita triunfa por donde va, por su arte, belleza, fina distinción, rico vestuario, precioso y original decorado, que son razones más que suficientes para conseguirlo.

Dora la bella, la de gracia infinita, la de insinuante y malicioso mirar, la que con una frase vulgar reasume la picaresca gracia popular del pueblo andaluz; la que a compás de esa música pura española, a fuerza de ser netamente andaluza, cimbrea su airoso y lindo talle, cáusanos el efecto de una hermosa hada que del Olimpo descendiera para deslumbrarnos con su divina gracia y sus danzas llenas de belleza y armonía. Genial imitadora de la Pastora Imperio, se ha abierto un camino, entre todas las artistas de su género, sembrado de laureles y flores, tributo a sus encantos y exquisito arte. Su actuación en Melilla fué prueba fehaciente de su valía como artista y de la admiración que despierta. Sus treinta y dos representaciones son un dato elocuente.

A lo que antecede, pálida exposición de sus méritos, sólo nos resta decir que Dora la Cordobesita es una artista de temple, perseverante y estudiosa, y en su carrera artística quédanle muchos días de gloria. Córdoba, la vieja ciudad del califato, la que se siente orgullosa con su célebre Mezquita, que aprisiona entre bosques de naranjos, puede estarlo hoy doblemente, pues bajo su cielo azul y diáfano nació la sin rival artista, que a las glorias de su patria chica aporta los laureles conquistados en su actuación artística. M. REONDO ARAUJO.

(Eco Artístico, 25.12.1916)

 Una estrella sin pretensiones

Dora la Cordobesita

DORA LA CORDOBESITA, extraordinaria artista de nervio y vivacidad, que demuestran la sangre mora que lleva por abolengo, como nacida en la ciudad de los Califas, es, a la par que afable y comunicativa en su trato, sencilla y sin engreimiento, cultivando el arte con vocación nativa, sin gustar imponerse ante las frecuentes solicitudes de las empresas, prefiriendo sean los públicos, con su adhesión, los que avaloren y coticen su labor artística. Así orientada, marcha DORA con paso triunfal y ascendente en su carrera.

Siendo aún niña, dióse a conocer en variétés, y por entonces la vi en el Salón Novedades de Valencia, y ya me impresionó aquel gracejo tan propio y tan suyo, con el que valoraba sus canciones y bailes. Poco tiempo ha pasado de entonces acá; ahora comienza su juventud DORA LA CORDOBESITA, y ya ha sido aplaudida por los principales teatros de la Península, y más recientemente en Bilbao y Madrid.

Distínguese DORA LA CORDOBESlTA en el género cañí, sin mixtificaciones, y en sus dos aspectos, canto y baile, y con tal verismo y originalidad, que su trabajo no encuentra similar con quien compararlo, así como también matiza con una expresión que le es peculiar los cantos y danzas moras. El número de DORA, además de lo artístico, lo complementan lo estético y lo fashionable, con un vestuario luo [sic] y apropiado y un decorado de primoroso valimiento, en el que figuran vistas y paisajes de ciudades andaluzas.

Por todo este conjunto, en fin, tengo el convencimiento de que DORA LA CORDOBESITA llegará a ser en breve otra Pastora Imperio, con la ventaja para DORA de que en ella la cantante no queda por debajo de la bailarina.

DORA LA CORDOBESITA es de los que no cesan de actuar, hasta el extremo que ha tenido que ir defiriendo su presentación en el Romea de Madrid, por cumplimentar ineludibles compromisos contraídos por provincias, y al presente actúa con éxito entusiasta en el Martín de Valencia.

Para sintetizar el efecto que DORA LA CORDOBESITA produce en el público, terminaré estas líneas con los versos con que condensaba mis apreciaciones al reseñar su pasada actuación en el Circo Regües, de Valencia:

Hay que ver y oír a Dora

cuando baila y cuando canta,

cómo el público se encanta

 con su gracia encantadora.

    ENRIQUE HONRUBIA  (Eco Artístico, 15.2.1917)




Eco Artístico, 15 de octubre de 1917


CÓRDOBA. Gran Teatro.— Nuevamente Dora la Cordobesita luce sus gallardías en este teatro, y nuevamente es aclamada, con delirio. Es indescriptible el éxito que alcanza, y no se nos diga que por ser paisanos la queramos dar importancia, no; -es que, indiscutiblemente, Dora la Cordobesita es una artista de las mejorcitas, y su trabajo es encarnación pura del arte. Contadas son las que bailan y cantan, y muy poquísimas, casi ninguna, las que hacen las dos cosas bien. Dora la Cordobesita tiene el privilegio de ser una de estas últimas, y de que lo hace magistralmente, prueba evidente es el gran número de contratos que tiene cumplidos en lo poco que va de año, y los muchísimos por cumplir. (Eco Artístico, 5.3.1917)

Canzonetista y bailarina de gran renombre, sus méritos no son desconocidos para Empresas y públicos, que la distinguen, las unas con su predilección y los otros con sus más ardientes aplausos. En Dora la Cordobesita se reúne con una gracia contagiosa un arte fino, que la lleva a ejecutar de modo perfecto todo su excelente repertorio. Sus actuaciones por los principales teatros de España sirvieron para tejer sobre sus sienes la corona de laurel que en cada campaña adquiere nuevo verdor y lozanía. En Andalucía, y sobre todo en Córdoba, es mimada. Dora, que como canzonetista y bailarina entusiasma a las muchedumbres.  Pero sobre su labor genial y admirablemente interpretada destácase la imitación a Pastora Imperio, que viene a demostrar las dotes de observación y estudio  que en alto grado posee nuestra biografiada. Dora la Cordobesita es de las nuestras. Queremos decir que figura entre las que ya conoce ventajosamente el público madrileño, por haberla aplaudido con entusiasmo en los principales salones de España. Recientemente trabajó en Romea y en el Trianón, y sus campañas quedaron como confirmación de cuanto llevamos dicho. Su repertorio variadísimo ha encontrado en ella la artista fiel y concienzuda que sabe matizarlo con arte y gracia incomparables. Dominadora de la canción ligera, grácil, y maestra en el baile, Dora la Cordobesita ha sabido labrarse un nombre sin dejar nunca en olvido lo que merecen los públicos, avalorando cada vez más en cantidad y calidad la serie de números que posee y ejecuta a la perfección. Desde luego que en todo lo anteriormente expuesto está la causa eficiente de su triunfo por doquier. Artista que como ella vale y que además se desvive por dar a cada momento nuevas y variadas sensaciones a los que se sientan en la butaca con objeto de esparcir el ánimo y alegrarlo con arte sano, necesariamente tiene que recoger el fruto de sus desvelos y escuchar ovaciones estruendosas como premio a su labor maravillosa. A Dora la Cordobesita, la predilecta de los públicos todos, pero especialmente del andaluz y madrileño, nuestro cordial saludo y franca enhorabuena. (Eco Artístico, 5.5.1917)

Con Dora la Cordobesita ha ocurrido en Barcelona uno de esos fenómenos que se ven de muy tarde en tarde. Esta gentilísima artista, que embriaga cuando le clava a uno sus ojazos negros, vino a Barcelona contratada al popular y elegante Salón Doré; era la primer vez que esta pequeña mujer y gran artista actuaba en la capital de Cataluña; y el éxito grande, las simpatías por la artista no se hicieron esperar mucho; a las dos representaciones, Dora la Cordobesita había entrado en el público barcelonés como entró Raquel Meller, como entró Carmen Flores, como entró... nadie más. La actuación de la graciosísima Dorita en el Salón Doré, ha sido triunfalísima, ha sido uno de los mayores triunfos que la bella cordobesa ha obtenido en su carrera artística; ¡y cuidado que los ha obtenido grandes! Decir que la empresa la prorrogó el contrato, sería pasar el tiempo tontamente; a Dorita no solamente la prorrogó el contrato la empresa del Salón Doré, una y otra vez, sino que para Enero, para ese mes trágico en que las empresas suelen sacar de sus cajas dinero para poder tirar o cerrar por defunción, para ese mes—repetimos— ha sido contratada la genialísima artista por treinta días. La empresa del elegante Teatro Eldorado llamó a Dorita, visto el exitazo que obtenía enfrente, y le puso a la firma tres contratos para su teatro, a 150 pesetas diarias, que ella no quiso aceptar, porque había venido al Doré, y al Doré vendría siempre. La actuación de Dora la Cordobesita ha sido uno de los triunfos mayores que se han registrado en Barcelona, y que ha motivado un eclipse en el escenario del Salón Doré. ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Quién? Piensen ustedes un poquitín, y si no, estudien astronomía. En Monte-Carlo debutó ayer la fenómeno del variétés, y ya anda la empresa dando vueltas para que vuelva en Febrero. La monísima hija de la tierra de la bulla y los tejeringos tiene actualmente en Barcelona más partidarios que Cambó. ¡Palabra!-J. MANZANARES NAUSA. En el rápido de Madrid, 3-9-1917. (Eco Artístico, 15.10,1917)

SANTANDER Casino.—Las ovaciones prodigadas a diario a la gentil y renombrada coupletista y bailarina Dora la Cordobesita, parece se centuplicaron la noche de su despedida. Dora la Cordobesita es acreedora a todos estos triunfos por su «ángel» y por sus méritos infinitos. (Eco Artístico, 15.12.1917)

Hace unos días me preguntaba yo: ¿Dónde estará la monísima Dorita, que no se la oye? Y ayer, entre un montón de cartas recibí una de la graciosa Cordobesita, que en Villa Dolores, un cortijo de la serranía de Córdoba, descansa de la campaña que acaba de hacer, y se prepara para la que ha de emprender muy pronto. Dorita me mandó esa fotografía, que por lo sencilla y natural publico; el retratarse una artista de la categoría de Dora la Cordobesita en un campo, rodeada de gallinas, es una genialidad que no se le ha ocurrido a muchas «cupletenses» que descienden — como diría la ingeniosa Cachavera — de la pata derecha del Cid. Dorita, que ha llevado a cabo unas actuaciones continuas por los principales teatros de Madrid y provincias, bien merece una temporada de campo, alejada del mundanal ruido, reponiendo sus fuerzas y respirando oxígeno puro tan necesario para poder seguir viviendo en este mundo de desengaños y mentiras; y luego vuelta a trabajar, a deleitar a los públicos con aquellos arranques en que nos dice una gitanería muy grande, cantándonos algo de eso tan suyo que nadie puede igualarle sin hacer el ridículo. Dorita tiene los siguientes contratos firmados: 7 de Mayo, Gran Casino de San Sebastián, por donde empezará su nueva campaña; Teatro Apolo, de Valencia; Salón Doré y Monte Carlo, de Barcelona; Trlanón Palace, de Madrid; Salón Pradera, de Valladolid, y Salón Gayarre, de Bilbao. Actualmente es Dora la Cordobesita la más joven de las estrellas y la mejor intérprete del género andaluz, ya que lo que Dorita hace ni es flamenco ni es regional. La presentación que hoy lleva la graciosa artista es un dechado de buen gusto y gran valor, pues todos sus trajes son admirados por el público. Durante su estancia en Barcelona con motivo de su actuación en el Salón Dorée y Monte Carlo, impresionó la Compañía de gramófonos Odeón sus principales canciones, pues el público, que ha visto un día y otro a la saladísima artista, no se aviene a oirla nada más que cuando venga a Barcelona, y ahí tienen ustedes a Dorita en discos y con la voz en conserva, que dijo el otro.



Allá en la sierra de Córdoba está Dora la Cordobesita. Entre peñascos y cortaos, comiendo buenas magras y bebiendo buen vino, pasa una temporada la bella artista; yo, que nunca envidié a nadie, tengo una envidia inmensa hoy a Dora la Cordobesita, que allá arriba, en lo alto de la sierra, mirará indiferente aquí abajo, a la ciudad, donde todo es mentira, y hasta donde las amistades que siempre fueron sagradas se adulteran hoy con la ingratitud y con la infamia.  J. M.N.

No obstante las rudas condiciones acústicas del local, Dora la Cordobesita, con su arte y gusto depurado en la dicción y con su voz armoniosa, cautivó a los espectadores que de buen grado se rindieron a su favor. Dora la Cordobesita ha defendido con honra su puesto de atracción en el cartel, y ha confirmado sus prestigios que tanta fama le proporcionan en el género. El público madrileño, que ya conocía a la gentilísima y atrayente Dora la Cordobesita, ha tenido ocasión de apreciar sus adelantos, y así lo ha reconocido unánimemente prodigándola aplausos sin tasa. Dora la Cordobesita, que posee aptitudes excepcionales para triunfar, ha sabido además rodearse de un vestuario y decorado vistoso y apropiado, y su repertorio descuella por su originalidad y gusto. Sobresalen en él los números titulados «La gitana greñúa», del maestro Larruga; «Los colores nacionales», del maestro Font, y la «Danza española», del malogrados e inolvidable Granados. Dora la Cordobesita posee  tal atracción, que se hace dueña de los públicos apenas pisa la escena. Así  ha ocurrido en Price, cuya aparición sobre las tablas era acogida con idénticas manifestaciones de entusiasmo y simpatía. Dora la Cordobesita cuenta entre sus triunfos recientes el alcanzado en El Dorado, de Barcelona, donde su labor, matizada con la gracia y arte con que sabe hacerlo tan notable artista, la proporcionó llevar a cabo una temporada brillantísima. Terminados sus compromisos con la empresa del Teatro Price, por tener firmados anteriormente varios contratos, Dora la Cordobesita debutó el 15 en el Gran Teatro de Córdoba, donde, como es de rigor, la recibieron con una ovación estruendosa. Realmente, Dora la Cordobesita es de las artistas que honran el género, y su trabajo fino, exento de desplantes ni chocarrerías, llega a los amantes del buen gusto y del arte depurado con igual sensación de alegría con que se recibe el obsequio más deseado. (Eco Artístico, 25.2.19)


Mundo gráfico, 2 de marzo de 1921
 

Dora la Cordobesita, triunfadora siempre, habrá de añadir un florón más a su brillante historia. (Eco Artístico, 30.5.1922)



17 de agosto de 1922


Julio Romero de Torres

Julio Romero de Torres era paisano de Dora y, como todo cordobés, devoto de su arte. Se conocieron en Madrid, después de que el pintor la viese actuar en el Romea. Además de su condición de cordobeses, tenían mucho en común. Los dos añoraban Córdoba. Para colmo Dora era devota de la Virgen de los Dolores. Así que no le faltó tiempo para intentar y conseguir tenerla de modelo, posando para él en su estudio. No solo la pintó a ella, sino que, además, utilizó su rostro para anunciar una marca de anís. Este fue su primer retrato:




Lo vendió a Salvador Oria, un coleccionista argentino, residente en Buenos Aires. Luego Romero de Torres la volvó a pintar para un anuncio de una marca de anís:



Después vendría el que tituló “A la espalda de una guitarra”:



Y el último, en 1925, anunciando un  vino de Montilla:



 

Madrid, Madrid, Madrid

A partir de 1923 Dora se afinca en Madrid (Teatro Lara, Teatro Romea, Rey Alfonso, La Latina, Palacio de la Música) con visitas veraniegas a San Sebastián (Teatro del Gran Casino y Kursaal) y comparte escenarios con los primeros nombres de la canción andaluza y el flamenco (La Argentinita», Pastora Imperio, Isabelita Ruiz, Pilar Alonso. Lolita Astolfi, Salud Ruiz y Carmelita Sevilla, entre otras). He aquí algunas reseñas:

Latina. Este simpático local que durante mes y medio ha hecho una brillantísima campaña variétinesca, se cierra por reforma del local, pero antes la empresa quiere echar un broche de oro a la temporada con uno de los mejores programas que organizó hasta la fecha. […] Dora la Cordobesita, la castiza y andalucísima Dora que tan ganado se tiene el público de la Latina.

Y Dora, como era de esperar, debutó a teatro llenó y con el éxito que la empresa esperaba. De esta artista, todo nervio, gracia y casticismo, nada tengo que decir que no sea bueno. Creo que, retirada Pastora, es su heredera legítima con ventajas, pues no tiene tantos años y canta mucho mejor.

El único pero que esta vez he de poner a la labor de Dora es esa manía propia en casi todas las artistas de género andaluz, de bailar los números dramáticos quitándoles efecto está apasionando, la atención de los calés» [sic], precioso número, que Dora hace estupendamente de gesto y expresión y que lo desluce por bailarlo, en cambió está muy sobria y ajustada en «La venta de Eritaña» y graciosísima en «La riadita», «Sosina sevillana» y «Vaya Benito con Dios».

(La Unión Ilustrada, 19.08.1923)



La Unión Ilustrada, 25 de febrero de 1923



La Unión Ilustrada, 13 de mayo de 1923

El público no se cansó de ovacionar a la estrella gitana en sus inimitables creaciones y dé por seguro Dorita que a otra actuación en estos barrios la declaran hija adoptiva (La Unión Ilustrada, 26.08.1923)

Dora la Cordobesita o el alma de la copla

Menuda, flexible, esbelta de cuerpo, morena de cara, con unos ojos que son dos saetas de luz, y unos brazos que son llamas retorciéndose al ritmo de las castañuelas, esta es Dora la Cordobesita, la artista gitana y cascabelera que como soberana del arte netamente castizo, pasea por los escenarios su figura nerviosa y su arte gracioso y pasional.

Dora no es simplemente una artista más o menos estudiosa que sale a la escena a entretener al público en sus timos y a justificar su sueldo con el fulgor de la pedrería y la intensidad de un vestuario.

Dora es algo más hondo y genuino; es el alma de la raza que canta o ríe llena de nervio, pasión y sinceridad.

Cuando sale a las tablas a interpretar lo suyo, lo que lleva en la masa de su sangre nativa de Faraón, toda esa gama variada de tipos gitanos los siente con tal intensidad que no precisa esforzarse en fingir para llevar al público el dolor de mocita engañada en la fatídica venta o la alegría jaranera de la hembra que burla burlando, cuanto su mala pata de elegir por compañero al hombre que el diablo no tuvo por dónde cogerle. Dora hizo mal en elegir ese nombre como nombre de guerra. Conforme otras artistas pretendieron simbolizar su estirpe castiza y andaluza llamándose La Venus de bronce o la Reina gitana ella debió ponerse seca y rotundamente EL ALMA DE LA RAZA. FIDEL PRADO (La Unión Ilustrada, 9.09.1923)

 

Romea. Actualmente triunfa de modo rotundo Dora la Cordobesita, la artista gitana y cascabelera, reina del ritmo y de la gracia, que tiene un sol de fuego por corazón y una primavera por cara. (La Unión Ilustrada, 18.11.1923)

Dora «1.a Cordobesita» es algo tan grande, tan único, tan genial dentro del género que  cultiva, que nos faltan palabras para encomiar su maravillosa labor. Ni su arte, ni su belleza, ni su característica e inimitable gitanería, pueden describirse... Cuando se admira la verdad, las frases resultan pobres y los elogios necios... el silencio es más elocuente... Y con ese silencio lleno de fervor saludamos desde estas columnas a «La Cordobesita» (La Unión Ilustrada, 23.03.1924)

Rey Alfonso —el teatro, ¿eh?— se dedica ahora a las cupletistas, y al efecto ha inaugurado una temporadita de fritos variados... […]  la castiza Cordobesita, paisana del gran Romero de Torres, arrebata al público con su repertorio, que, eso sí, es el mismo que le vimos en Romea hace dos años... ¡Renovarse o morir, querida Dora! Y conste que no sabemos dorar mejor la píldora. Porque que nos gusta usted más que el sorbete de avellana, eso es viejo. Tan viejo como su repertorio. A. H. (Muchas gracias, 17.5.1924)




Castilla, 18 de mayo de 1924

Dora «La Cordobesita» sigue en Reina, en única y ya no encontramos palabras con las que comentar su arte v su gitanería. El público la conoce muy de sobra y por tanto resulta inútil toda ponderación, que siempre sería ínfima ante la realidad. (La Unión Ilustrada, 6.04.1923)

Rey Alfonso. De DORA LA CORDOBESITA, la excepcional artista. Reina de las Reinas del género andaluz, nada nuevo podríamos decir a nuestros lectores. ¡El programa es ella! (La Unión Ilustrada, 1.06.1924)

 

¡DORA «LA CORDOBESITA»!.. . Henos aquí otra vez en el mayor de los compromisos. Yo confieso que cada vez que veo anunciado el debut de Dora en un teatro de la Corte, se me pone una cara muy seria, muy sería... La razón es sencilla: «LA CORDOBESITA» es única, genial, indiscutible... a su maravillosa labor, forzosamente hemos de dedicar un comentario extenso: su categoría y el interés que despierta en todos los públicos, así lo exigen... Y... ¿qué palabras y qué frases hemos de buscar para calificar y dar una idea de los éxitos que «siempre», «siempre» alcanza Dorita?... ¡Qué adjetivos que no resulten pobres hemos de emplear para ponderar su belleza y su arte, o su arte y su belleza, que cuando dos cosas son iguales no hay primacía en el orden de colocación?... Es inútil empeño y necia empresa la de juzgar a Dorita!... La inteligencia y la pluma se paralizan y nos niegan su poderoso concurso; únicamente dejando rienda suelta a la fantasía, surgen las frases que a la salida de los teatros en que actúa cruzamos sus admiradores: —¿Qué te ha parecido Dorita? —¡Chico; no sé explicarme... pero he dado setecientos cuarenta y tres mordiscos en los brazos de mi butaca...! ¿y a ti?... —Pues... fíjate; a la Casa de Socorro voy a que me cosan esta mano que me la he roto aplaudiendo... Y como estas, seguiríamos copiando frases, que, aunque a primera vista parecen exageradas, ni siquiera valen para alabanza de esa maravilla de mujer artista, la primera, guapa como ninguna y simpática como la que más, que se llama DORA «LA CORDOBESITA». Sirvan estas pobres líneas que en su honor trazamos, para dar al lector una ligera idea del nuevo triunfo logrado en «La Latina», por la Reina de las Reinas de las canciones andaluzas. Eduardo Zapata. Madrid, 25-7-24 (La Unión Ilustrada, 3.08.1924)

 

DORA «LA CORDOBESITA» ha triunfado una vez más en un escenario de la corte. Pero ha sido un triunfo corriente a los que de vez en cuando nos tiene acostumbrados algunas artistas –¡Por desgracia no son muchas las que logran tal galardón!—sino un triunfo clamoroso, unánime, definitivo…

Luchando con el enemigo más poderoso, con un calor asfixiante que casi nos impide respirar, ha logrado Dorita llenar un teatro de los de más aforo, por espacio de quince días. La Empresa de «La Latina», la misma noche en que estaba anunciada la función de su despedida, gestionó de la genial artista una prórroga de contrato; y Dorita que tenía todo dispuesto para marcharse a veranear a una playa del Norte, suspendió el viaje prefiriendo quitarse unos días de descanso, para complacer al público de Madrid que hace de ella un ídolo. Lepe, el graciosísimo excéntrico, salió a dar la grata noticia a los espectadores cuando DORA terminó de cantar el tercer cuplé, y una ovación acogió sus palabras; ovación que se repitió aún más fuerte si cabe, al reaparecer en escena «La Reina Cañí». Y así continuó y dio fin Dora «La Cordobesita» a su triunfal actuación de «La Latina»: entre aplausos frenéticos, aclamaciones y piropos; porque, sepan nuestros lectores que, ya de madrugada, cuando el espectáculo termina, esperan la salida de la bellísima Dorita una verdadera legión de admiradores, que al subir ella a su «auto», le dedican esos castizos madrigales qué sabemos decir por acá. (La Unión Ilustrada, 24.08.1924)

 

DORA «LA CORDOBESITA», la Reina de la gitanería, ese tesoro de mujer en cuyos ojos brujos y moros va retratada toda la grandeza de su alma andaluza, ha reaparecido en el escenario del «Rey Alfonso» con todos los honores: ovaciones sin cuento, flores, admiración... En la noche de su debut, no quedó ni un solo billete por vender, y esperamos que en las sucesivas ha de ocurrir lo mismo si nuevos desaciertos de la Empresa no se empeñan en que suceda lo contrario. Ocho números interpretó la genial «DORITA» en medio del más clamoroso entusiasmo; números que por ser nuevos en su mayor parte, se escucharon con creciente interés, y que fueron interpretados por la Reina gitana como ella sabe hacerlo. No en baldé es DORITA el ídolo del público de la Corte, la artista que va dejando a su paso una estela de admiración sin límites... Nuestra felicitación más sincera por su nuevo triunfo, que no por ser tan grande era menos esperado. (La Unión Ilustrada, 26.10.1924)

 

Rey Alfonso. «D0RA LA CORDOBE9ITA», la genial, la única, ha celebrado su función de despedida. Agotadas las localidades del lindo teatro, aun fueron muchos los admiradores de la «Reina Cañí» que no pudieron contribuir a la manifestación de entusiasmo que el público madrileño la dedicó en esa noche memorable para cuantos estábamos en La sala del Rey Alfonso. Cuajado el escenario de cestas de flores en una de las cuales se agitaban dos blancas palomas, apareció en él DORITA más guapa que nunca... ¡Quién sabe los números que hizo!... Creemos que fueron nueve o diez, por otras tantas ovaciones clamorosas, entusiastas, unánimes, que se fundieron en una grandiosa cuando DORA dijo su último cuplé... Nuestra enhorabuena, nuestra admiración y nuestro vivísimo deseo— que es el de todo Madrid— de que vuelva DORA «LA CORDOBESITA» cuanto antes para deleitarnos con su arte puro e inimitable. (La Unión Ilustrada, 16.11.1924)

 

ROMEA--Debut de Dora. «La Cordobesita». El lunes 25 del pasado marzo debutó en este teatro la genial «estrella» del género andaluz Dora «La Cordobesita».

Agotadas las localidades desde las primeras horas de la mañana, la salita del Romea al dar comienzo el espectáculo ofrecía un aspecto deslumbrador.

Y en medio de una expectación sin Emites, se alzaron las cortinas, apareciendo ante nuestros ojos la figura rebosante de belleza y casticismo de «Dora La Cordobesita».

Con una ovación clamorosa la saludó el público madrileño, ovación que había de repetirse al final de cada uno de los ocho números con que nos regaló la «Reina de la gitanería».

Cuatro fueron los cuplés estrenados por Dora; de ellos el más flojo a nuestro parecer es el «Me queo soltera»; en cambio, los que llevan por títulos «Camino de la Algaba» y «Alguna cosa tendré», ambos de Manzano y Font —letra v música respectivamente—, son los aciertos indudables.

Pero como de todos era intérprete Dora La Cordobesita, todos se aplaudieron, y hasta ¡hizo algo de gracia el primero de los números citados!

Esto es, en síntesis, lo ocurrido en el debut de Dora «La Cordobesita»: «un llenazo imponente, una artista más artista y guapa que nunca, —(si es posible)—, y una cantidad de ovaciones, ¡bravos! y piropos, que todavía nos están sonando en los oídos. Y todo nos parece poco: ¡A tal señor…  tal honor...! (La Unión Ilustrada, 5.04.1925)

 


                                                            28 de octubre de 1925

ROMEA. Continúa triunfando diariamente la genial «estrella» de la flamenquería «Dora la Cordobesita», a quien el público madrileño no se cansa de admirar y aplaudir con tanta devoción como entusiasmo. Si fuera posible que Dora actuase en la Corte toda una temporada, se daría el mayor suceso conocido del género varietinesco, pues estamos seguros de que sus infinitos admiradores llenarían el teatro día tras día. Este es el mayor elogio que de su arte podemos hacer; hoy que estamos acostumbrados a soportar cancionistas que a las primeras de cambio y porque sí, nos colocan un numerito andaluz —cuando lo que mejor les va es una sardana—, es cuando nos damos cuenta de todo lo que vale «Dora la Cordobesita», la «estrella» que ha hecho de lo cañí un género más refinado de lo que hasta ahora conocíamos. (La Unión Ilustrada, 12.04.1925)

ROMEA.—Gran éxito de Dora.—Dora la Cordobesita: la genial "estrella" andaluza de arte cálido, de canciones de luz y alegría, ha triunfado en Romea como nunca desde la presentación fastuosa, sus "toilettes"' ricas, su repertorio único, hasta el final de la actuación es un aplauso continuado. (El Imparcial, 14.3.1926)

Por plazas y jardines los corros de niñas entonan y bailan la canción de moda. No es la balada legendaria de "Mambrú", el romántico guerrero desaparecido, ni la jácara inocentemente picara del "mocito barbero", ni el romance melancólico de la Reina Mercedes, a la que "cuatro duques llevaban por las calles de Madrid", ni la canzoneta marcial de los soldados de Cataluña que pasan "por el puente de Santa Clara"...

Es nada más y nada menos que "La canastera", una canción flamenca con aire desgarrado de bulería y de tango, creada en los escenarios de varietés por esa gitana escultural, con ojos de reina mora, que se llama "Dora la Cordobesita".

Dora, como Pastora Imperio, es una de las escasas vestales que cuidan la lámpara perfumada de majeza del arte flamenco. Y el arte flamenco, con su gracia plebeya y castiza, con su desgarro altivo, con sus ritmos hondos, con sus ardientes cadencias, es eminentemente, enervadoramente, magníficamente sensual.

Toda la primitiva sensualidad de una raza errante, toda la apasionada, caliente voluptuosidad de las tierras calcinadas de sol, donde el amor se hace dramático y la lujuria es algo torturado y sombrío, mezcla de rito, de salvajismo y de dolor, beso y mordisco, palpita en esas canciones, en esas danzas flamencas...

Y eso es lo que en las calles pretenden imitar las niñas de hoy al son repiqueteador de las castañuelas... Estas nenas parodian la desenvoltura, la majeza, las posturas, los movimientos lascivos de las "bailaoras" de tablado.

Es una evocación del café cantante en plena calle, una clase pública de flamenquería barata...

Yo confieso orgullosamente que gusto más que de ninguna otra modalidad lírica, del arte flamenco, de la música, de la guitarra y el baile gitano y el cante hondo.

Me traen sin cuidado todos los "tinorinos" de zarzuela, ante una seguidilla dicha por Chacón o un fino rasgueado de Montoya.

Pero todo lo que en la danza flamenca y en el cante hondo hay de ritmo voluptuoso, de profunda poesía, de concentrado lirismo, se hace grotesco y triste en la falsa interpretación.

Pastora Imperio, Minerva, la Macarrona, Argentina, la Miralles, ardiendo como en una pira en las cadencias sensuales de un tango, con sus bellezas plenas de hembras enardecidas por la guitarra, son espectáculos magníficos...

Pero unas rapazuelas de cinco a ocho años, contorsionándose en torpes movimientos simuladores de voluptuosidad, agitando sus caderas en parodia de una violenta lujuria, me parece tristemente grotesco y repugnante.

Esas mamas que ríen embelesadas viendo a sus crías empeñadas en un precoz aprendizaje de ritmos lujuriantes, sólo pregonan su cerrazón espiritual, muestran la trágica indiferencia, la ignorancia dolorosa que sirve de norma para la educación de los niños en España...

No alardeamos de puritanos ni moralistas. Pero aunque en esta regocijada, frívola, amable tribuna de MUCHAS GRACIAS, siente mal el paño del pudor al pulpito de la gracia picaresca y flamenca, por una vez hemos de ponerlo, para abominar del flamenquismo en diminutivo y lanzar nuestro anatema sobre la danza del vientre infantil...

Juan Ferragut.

(Muchas gracias, 4.09.26)


Buen humor, 26 de diciembre de 1926
 


Dora la Cordobesita, la "estrella" del fandanguillo se presentó ayer en el Romea

Otra vez entre nosotros la joven "estrella" gitana. Con sus "peinetas-rascacielos", su repiqueteo de las castañuelas y su solemne fandanguillo, Dora la Cordobesita reapareció ayer en Romea para solaz de sus infinitos admiradores. Graciosa, simpática, siempre artista, Dora triunfó de nuevo, y aplausos y flores marcaron la fecha de su retorno al teatro donde mayores éxitos ha conseguido. (La Nación, 30.03.1927)

 

Esto de volver a complicar el cinematógrafo con las variedades—idea de Paco Torres—va haciendo fortuna. Así, en el Palacio de la Música se ha presentado como "fin de fiesta" Dora la Cordobesita. . La "estrella" flamenca ha tenido el éxito que la acompaña siempre. Sus canciones y bailes entusiasman al selecto auditorio, que tuvo para ella ovaciones entusiastas. (La Nación, 28.4.1927)

 

Dora se casa

 Lo anunció la prensa: 

Chicuelo se casa con la creadora del fandanguillo de Almería. Con Dora la Cordobesita. (La Lidia, 26.10.1925)

Llevaban de novios desde la Feria del Corpus de Granada de 1924. La boda con Manuel Jiménez “Chicuelo” se celebró dos años después, el 11 de noviembre de 1927. También salió en los papeles:

CÓRDOBA, II.—En la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores se ha celebrado esta tarde la boda de Chicuelo y Dora la Cordobesita. El templo y sus alrededores lo invadían miles de personas, que vitorearon a los novios. Estos fueron apadrinados por el empresario del teatro Duque de Rivas, don Antonio Cabrera, y por la madre del novio [Dolores Moreno]. La novia ofrendó a la Virgen de los Dolores un hermoso ramo. (La correspondencia militar, 11.11.1927)


Recién casados, Mundo Gráfico, 16 de noviembre de 1927



Después, en casa. Mundo Gráfico, 16 de noviembre de 1927


Unos días después. Nuevo mundo, 25 de noviembre de 1927
 

Y no solo eso. Se contaron algunas cosas y se imaginaron otras. Véanlo:

 

PELÍCULA ESPAÑOLA

Dora la Cordobesíta y Chicuelo se casan

Para ponerlo en copla. En un fandanguillo gitano. Estampa castiza ésta: Chicuelo, el torero de tronío, y Dora la Cordobesita, la cupletista de postín, se casan. Y es en Córdoba, con todo el embeleso de su ambiente y las glorias andaluzas de sus tradiciones, donde el mataor y la artista se van a unir pa siempre.

Es bonito—para sentirlo en francés—esto de que Dora y Chicuelo se den el sí matrimonial. En el fondo, esta boda es el motivo de un pasodoble. Vista por fuera, ¿eh?

¿Cómo conoció Dora a Chicuelo? Debió de haber sido así: Una tarde de toros, bajo un sol de sangre y un cielo metálicamente azul, en Sevilla. Ella ocupa una barrera del i, hermosa con su mantilla de encajes y su peineta aérea, que son trono para el hechizo de su cara cordobesa. El mataor, desde que inicia el paseíllo, gallardo y postinero, se siente atraído como por sugestión hacia la artista, y sin poderlo evitar la echa su capote de gala y la piropea; lo prende la moza ante su busto como un exvoto. Sale el primer morlaco. Chicuelo destapa la maravilla de su arte, e hila en las astas de oro de su enemigo la seda de sus verónicas geniales. Brinda el toro a su dama, y cuando todas las glorias taurinas se estremecen de júbilo ante su guapeza de lidiador, el toro le coge, lo recoge y lo hiere... El torero va a la enfermería como un arlequín de seda roto. Ella corre a su lado y le besa... Y surge el idilio.

Sí; debía haber sido de este modo. Pero una cosa es la leyenda, y otra lo que sucede en realidad por este bajo mundo. Chicuelo y Dora se conocieron y se amaron como un oficinista y una niña bien pueden conocerse y amarse. Personajes de copla en apariencia les ha faltado la decisión o la oportunidad para que la película de sus amores surgiese así... Y hoy, al fin, se casan, después de suspender el enlace muchas veces, como cualquier mortal, con sus asuntos muy en regla: sin alharacas, sin aventura.

Dora la Cordobesita y Chicuelo han estropeado el motivo de un gran pasodoble español; pero no importa si han de ser felices. Por la simpatía de ambos se les puede perdonar esa esquivada a la tradición española… vista en francés. (La Nación, 10.11.1927)

 

Antes, ya se había escrito sobre sus relaciones como novios y sus perspectivas de futuro:

 

Dicen que se quieren, naturalmente, y dicen que si allá en marzo próximo, cuando el torero vuelva de Méjico, las cosas siguen por el buen camino emprendido hace un mes por el cielo de Sevilla, habrá boda antes de mediar el año 1926.

La noticia es esta. Ella ha bastado para alzar revuelo en el mundo del teatro y en el de la “afición”. Estamos en España, y esos dos mundos constituyen casi todo el mundo español. Habrá pocos asuntos de actualidad que igualen a este en interés popular, y además, desde que la intelectualidad francesa doble la rodilla ante Raquel Meller y la intelectualidad española forme coro y corte alrededor de Belmonte, la bailarina o cancionista y el torero no son, como hace algunos años, temas hacia los cuales el cronista desciende, sino todo lo contrario. Hemos ascendido, pues, por calles y tramos, hacia la residencia madrileña y lejana de Dorita… Nos hemos encontrado el inevitable saloncito con el diván turco, sobre el que descansan los muñecos de trapo inevitables, frente al inevitable piano cubierto con el mantón de Manila inevitable… Pero ha surgido la Eminente, y con ella la originalidad comienza…

… Comienza exponiéndonos, acerca del proyectado matrimonio, esperanzas y dudas.

Esperanzas, las del cariño que empieza: una simpatía de toa la vida que vale --¡Oh, juventud!—por veintiún años de ella y veintitrés de él; una simpatía arraigada en las memorias de la infancia y florecida en amor, ahora, una noche que él fue a verla bailar a ella en Córdoba, y una tarde en que ella fue a verle torear a él en Sevilla…

¿Dudas?... Un poco infantiles… Ella es muy artista y ama la escena… Él es muy torero y tiene también el amor de su oficio… al casarse, ¿Habrán de renunciar ella a la escena y él a los toros?... Si tal ocurriera, ¿no pesaría ese renunciamiento sobre los espíritus, distanciándolos con la nostalgia del pasado?... Y de no renunciar, ¿sería posible la dicha en el apartamiento forzoso de los contratos y de los itinerarios distintos, así como en el riesgo sentimental de lo imprevisto que suponen, girando en órbitas diversas, las dos popularidades?

¿Dudas?... Las de Dorita están más en el pensamiento reflejo que en el sentimiento directo… Chicuelo, en cambio, las ignora… Para él todo el porvenir se cifra en tres etapas: Provincias, América, Boda… Lo demás ya se verá después… Y Chicuelo está en lo cierto, porque en estos asuntos del corazón la razón nada tiene que ver, y porque en último término, también el corazón tiene sus razones que la razón no comprende jamás.

Hay en el optimismo del torero un reflejo del fatalismo sevillano y sarraceno: “lo que está de Dios”, que no es ni más ni menos que “lo que estaba escrito”…  el torero tiene sobre la cancionista la ventaja de no saber nada de literatura… Ella ha leído un poco y ha visto mucho cinematógrafo; por eso tiene el conflicto entre la vocación y el amor, viejo argumento de la novela y de la pantalla, vieja ficción… No hay conflicto, Dorita…

El amor y la vocación son perfectamente compatibles, y cuando se enfrentan en apariencia es porque uno de los dos no existe…

Dora la Cordobesita y Chicuelo “hablan” para casarse… Aquí está la romanza de la cancionista y el torero… Que el retornelo llegue pronto y sea feliz, porque esta clase de españolismos, los solos que allende las fronteras resaltan españolizantes, se abusó hasta ahora del estribillo clásico…

Antonio G. de Linares

 

Luego, se contaron también detalles de su vida de casados:

 

LA MUJER DEL TORERO

      LO QUE DICE DORITA DEL CAMBIO DE CHICUELO

Estación de Atocha. El expreso Andalucía va a partir. Ante un vagón del «sleeping» un grupo numeroso y pintoresco rodea a un joven pequeño y delgado alrededor del cual gira en estos días toda la atención del público. —Es Chicuelo—nos dicen—, que regresa a Sevilla con su esposa. Dora la Cordobesita, mejor dicho, doña Dolores Castro de Jiménez, asoma a la ventanilla su busto de morena belleza cordobesa, y por un momento creemos estar contemplando un cuadro de Romero de Torres. De pronto pensamos: ¿No sería interesante saber lo que piensa Dorita del cambio de su esposo en este momento cumbre de su vida torera? Una antigua amistad nos une a ella y a los suyos; así, pues, con la venia del gran torero, subimos al pasillo, dispuestos a robar estos últimos minutos a los afectos familiares que se la disputan. Después de los saludos de rigor, le preguntamos a boca de jarro:

--¿Eres feliz con los grandes triunfos de tu marido?

--Te diré…

--¡Cómo! ¿Es posible que…?

--Soy felicísima, pero con tantos triunfos temo que me lo quiten. 

—¿Es que no estás segura de su cariño?

—¡Ya lo creo que lo estoy! Como que Manolo, desde que nos casamos, es otro.

—A propósito; la gente ha dado en decir que a Manolo el matrimonio lo ha cambiado, que desde que se casó es menos hosco, más alegre y efusivo, ha recuperado su primitivo amor propio y tiene un pundonor y una dignidad torera como nunca. ¿Tú crees también en este cambio?

—Desde luego.

—¿A qué lo atribuyes?

—A lo a gusto que vive.

—¿Es que antes no vivía a gusto?

—No sé... Pero como es tan bueno no tenía voluntad propia, se dejaba llevar por unos y por otros... Ahora no. Ahora es dueño de su voluntad, manda en sí mismo, como en mí, como en todos... Parece que algo que dormía dentro de él ha despertado...

—La conciencia de la responsabilidad, seguramente.

—No sé. Sólo puedo decir que no es el mismo, como yo tampoco lo soy. Cuando éramos novios muchos nos auguraban que íbamos a ser un matrimonio muy desgraciado..., como otros. ¡Si esas lechuzas nos vieran ahora...!

—¿Has ido a alguna función de «varietés» después de casada?

—Con Manolo, varias veces.

—¿Y no has sentido la nostalgia de los aplausos, de los halagos del público?

—Con los de mi mando me bastan. ¡Pa qué más triunfos y más halagos!...

—¿Vives en Sevilla?

—En la Alameda de Hércules, en una casa que es un nido.

—Creo que a ese nido va a llegar pronto un pajarito nuevo. ¿Es verdad?

La esposa del gran torero, no sin rubor, asiente con una sonrisa de felicidad.

—¿Habrá otro «Chicuelo»?

—Sin mayúscula—responde—. Bastantes inquietudes me produce ya éste siempre que torea—dice señalando a su esposo, que sube al expreso, próximo a partir.

—Felicidades a los dos—les decimos, estrechándoles las manos—¡y que siga la racha!

—Seguirá—asegura Manuel Jiménez con una confianza y un optimismo serenos, varoniles, mientras dice adiós a Pagés, que le acaba de ofrecer cuatro corridas con Belmonte, mano a mano, a quince mil pesetas.

Y no hacemos más que saltar al andén cuando el tren se pone en marcha, y todos despiden con vítores al ídolo de día y a su bella y dichosa compañera. SALVADOR VALVERDE

(Heraldo, 6.06.1928)

 

Y empezaron a llegar hijos al mundo. Hasta seis. Dos serían también toreros, Rafael y Manuel, conocidos en el mundo del toro por “Los Chicuelos”. Primero vino al mundo un niño, José Ramón Pedrote y Castro, luego una niña, Dolores.

 

Bautizo del primer hijo. Mundo Gráfico, 7 de noviembre de 1928


Bautizo de la primea hija. Mundo Gráfico, 7 de enero de 1931


CÓRDOBA 24 (11 m.).—En la iglesia de San Nicolás se ha celebrado el bautizo de una hija de Chicuelo y de Dora la Cordobesita. A la recién nacida se la impuso el nombre de Dolores. Fueron padrinos D. Antonio Cabrera, empresario del teatro del Duque, y la madre de Chicuelo. Después, en el teatro del duque, se festejó el acontecimiento con un animado baile y una fiesta andaluza. (La Voz, 23.12.1930)

Evidentemente, como hija de su tiempo, Dora, al casarse, abandonaría los escenarios, aunque su nombre seguiría  apareciendo en los papeles. Se recordaba “eze arte cómícoflamenco der que fué maeztra la zuperhembra Dora la Cordobesita” (¡Tararí!, 10.11.1932).

Aquí la vemos sentada junto a su marido en un hospital:



Mundo Gráfico, 11 de septiembre de 1929


También salió en la prensa alguna que otra foto suya. Esta, en la revista Algo, el 17 de junio de 1933:



Dora murió el 25 de abril de 1965 de una trombosis cerebral. Está enterrada en el pabellón de los Chicuelo en el cementerio de San Fernando de Sevilla.

 

Discografía

 Gracias a la prensa algo sabemos también de los títulos que conformaban el repertorio de Dora. Estos son algunos:

La rosa de los calés*[1]

Yunque y martillo

Cruz de mayo cordobesa*

Nativa de Faraón

Así lo quiso un divé*

La pena, pena

Tápame, tápame

Salías gitanas*

El pescadero

La gitana greñúa

Vaya Benito con Dios

Ley de raza*

Sosina sevillana

Los tres ases*

La riadita

Carcelera gitana*

Venta de Eritaña

Me queo soltera

Fiesta en el Albaicín*

Vaya V. con Dios*

La canastera

 

Y, ¿cómo no? Algunas de Font de Anta:

Los colores nacionales

Alguna cosa tendré

Camino de la Algaba

 

Y también una de nuestro insigne Granados:

Danza Española

 

José Luis Navarro



[1] Las marcadas con * se pueden escuchar en Youtube.