La Macanita (Tomasa Guerrerro Carrasco, Jerez de la Frontera, 1969) ha celebrado en el Teatro Cajasol sus 30 años de Cante. Jerezana de pura cepa y flamenca por los cuatro costaos se mostró heredera de ese sustrato imprescindible para que el Flamenco crezca y evolucione sin perder un ápice de su esencia. Le dio jondura a la soleá, hizo una seguiriya preñada de sentimiento y se lució con esas bulerías que tienen todo el aroma del buen vino jerezano. Macana tiene una de las voces más dulces del Flamenco, herida y sentimental, y es además una artista inquieta que busca nuevos registros, otras letras y otras maneras.
Comenzó con “Tierra adentro”, unas cantiñas de Carlos Diego
de su disco “La luna de Tomasa” (2002) en las que se buscó en tonos intermedios
y se recreó con esa voz pastueña que le dio Dios.
Continuó evocando la gran escuela gaditana de Enrique el
Mellizo y acordándose de Aurelio Sellés: una granaína corta de preparación, la
malagueña grande de Enrique y terminó, ¿Por qué no?, con unos abandolaos, los fandangos granaínos
de Frasquito Yerbabuena.
Siguió con el tema “Adiós tristeza”, una canción por bulerías
de Ricardo Pachón, Lencero y Moreno incluida en “Jerez-Sherez-Sherry”
(1998), que interpretó con esa madurez que da la experiencia.
Llegaron después la bulería por soleá y la soleá,
ralentizando el ritmo y buscando intimidad. Hizo un abanico de estilos,
recordando sobre todo a Fernanda de Utrera con ecos de la Andonda, la Serneta y
Juaniquí. Toda una lección de cante grande que le cantó a su guitarrista. ¡Qué
momento más flamenco!
Luego, cantó “Volver a verte”, una canción por bulerías del
disco “Solo por eso” (2009). Revivió la memoria de Fernando Terremoto hijo, ese
entrañable compañero, tan querido en el mundo flamenco, que además de gran
cantaor, fue compositor de temas que mantiene la memoria jerezana.
Y llegó la hora de sentirse a gusto con la seguiriya. Se
buscó y se acordó de Tía Anica la Piriñaca, con los estilos que ésta última nos
transmitió de Tío José de Paula, con los matices que le daba del Marrurro, que
así es cómo la canta La Macana, finalizando con el brillante remate de Juanichi
el Manijero.
Para concluir el recital, como manda la tradición, soniquete
por bulería. Bulerías cortas jerezanas, algunos sones de la Perla de Cádiz y de
Camarón y parte de las bulerías “El corazón tras la puerta”, del disco “La luna
de Tomasa” (2002).
Le acompañó Manuel Valencia, que estuvo espléndido, sin
querer hacerse notar, un pedazo de músico también como acompañante, dialogando
con el cante y el compás en todo momento, reivindicando el sonido rotundo de la
guitarra jerezana, la de Javier Molina, la de Parrilla y la de los Moraos. Con
él estuvieron a las palmas Chicharito, Macano y Juan Peña, haciéndonos respirar
el soniquete jerezano. Grandes e imprescindibles siempre. Lo dicho, que ¡Viva
Jerez!
Macana se despidió, en un gesto que la ennoblece, acordándose
de las personas que en estos momentos sienten muy cerca la tragedia de una
guerra que esperemos termine pronto.
José Luis Navarro y Manuel Alcántara
Fotos: Remedios Malvárez