Pasado y futuro juntos


“Once” es una propuesta insólita. Un espectáculo de Alberto Sellés (San Fernando, 1991), una joven realidad del baile flamenco, que ha tenido la ocurrencia de invitar como colaboración especial nada más y nada menos que a Milagros Mengíbar, una maestra del baile femenino. Una ocurrencia que se convirtió en genialidad cuando Milagros dio cuatro pasos sobre las tablas del teatro de Cajasol. Los dos dieron vida a la esencia del baile sevillano con continuos apuntes de la sal gaditana. Porque Milagros lleva en su ADN puñados del aire de la bahía y Alberto es hijo de San Fernando. Los dos fundieron pasado y futuro. Vivieron el pasado y se inventaron un futuro renovado. Los dos recrearon bailes con marchamo de clásicos. Los dos pusieron imaginación con toques de humor aquí y allá. Los dos esculpieron bellísimas imágenes de una exquisita plasticidad. Parecían madre e hijo entregados amorosamente al rito dionisíaco de la danza.


Llevaban un atrás de verdadero lujo. Rafael Rodríguez, una guitarra que aúna en sus seis cuerdas todo la sabiduría del pasado, la maestría del presente y la audacia del futuro, y dos voces pletóricas, Manuel Romero y Ana Gómez.




Empezaron con una caña a dos. Romero y Gómez hicieron tientos y Alberto se lució por tangos. Romero y Gómez convocaron por tonás a los duendes del cante y Alberto se puso serio por seguiriya. Alberto y Milagros nos sorprendieron entre baile y baile con unas personalísimas sevillanas. Rodríguez nos embelesó con un concierto por alegrías y siguieron las sorpresas: Alberto le cantó a Milagros —el mozo se podría perfectamente haber dedicado al cante—y la trianera puso patas arriba al público sacando de su imaginación continuos detalles para enmarcar. Otra sevillana y Alberto reinventó la soleá. La cuarta sevillana y la prometida sorpresa: unos tanguillos con toda la garra y vivacidad de lo auténtico.

Hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien en un recital de Flamenco. Gracias, Cajasol.

                                                                                                                    José Luis Navarro
                                                                                                                   Fotos: Darío Roldán