Juan Carlos Romero presenta "Entre manos"



Juan Carlos Romero es una figura relevante en el panorama de la música flamenca actual. Tiene en su haber una valiosa obra discográfica —Azulejo (1997), Romero (2004), Agua encendida (2010), Paseo de los cipreses (2015) y Río de rostros (2018)— y ha recibido importantes reconocimientos —Premio de la Crítica (2004), Nominación al Grammy al Mejor Disco de Flamenco (2006), Giraldillo al Toque de la Bienal de Sevilla (2008, 2010), Premio Mario Maya (2008), Premio de la Academia de la Música (2008), Premio Nacional de la Crítica (2010) y Premio Latino (2019)—.




Juan Carlos es un músico que ama el flamenco, que cuida cada nota y mima cada rasgueo. Un compositor de minorías que rara vez pone el “No hay billetes”, pero que deleita a paladares exquisitos. Como ya escribimos en otra ocasión (La Musa y el Duende 3):

Romero renuncia a todo lo espectacular, al virtuosismo superficial. Se niega a hacer ningún tipo de concesiones a la llamada galería. No es lo suyo. La composición musical en él es un acto de recogimiento, casi una experiencia mística. El suyo es un toque profundo. Fla­menco. Un toque que exige paladares exquisitos para degustarlo.

Anoche presentó un concierto que tituló “Entre manos” a base de estilos flamencos (granaína, soleá, seguiriya, tangos, bulerías, unos vibrantes fandangos de Huelva y unas alegrías en recuerdo de su maestro Manolo Sanlúcar) y en el que cometió una pequeña travesura. Como explicó en la previa del concierto, hasta ahora su única causa era el Flamenco, se planteaba si lo que concebía musicalmente era o no útil al flamenco y, en palabras suyas, “si no era útil, lo desechaba”. Ya no piensa así. Ahora considera que si un músico tiene algo que decir, debe decirlo. Sea o no sea flamenco. Y esa fue su travesura. La tituló “Oleaje” y fue un tema sincero y bello.




Vino acompañado de sus paisanos Los Mellis, que a base de palmas y golpes de cajón pusieron el ritmo jondo, el cello de José Carlos Roca y el violín de Alexis Lefevre dieron las  pinceladas melódicas.


                                                                                                                              José Luis Navarro
                                                                                                                       Fotos: Remedios Malvárez