Pocas veces un título define tan bien el contenido de un
espectáculo como “Hasta el tuétano”, del que presentó Fuensanta la Moneta en
los Jueves Flamencos de Cajasol, porque efectivamente la bailaora granadina se
entregó al baile con toda su alma, sin reservas, lo dio todo, absolutamente
todo, “hasta el tuétano”.
La Moneta es una bailaora visceral. Su baile es el reflejo
de Granada, apasionado e irreflenable, brusco si se le compara con el de
Sevilla. Sin embargo, su baile es mucho más que eso, porque ella sabe unir el
genio con la riqueza de formas y mudanzas, configurando así un baile de una
gran personalidad, distinto al de otras bailaoras de su tierra, completamente
suyo. Y eso, hoy que la mayoría de las bailaoras se ciñen a un patrón
preconcebido a base de pies y más pies, es muy de agradecer.
En “Hasta el tuétano” Fuensanta no se anduvo por las ramas,
no intentó contarnos ninguna historieta filosófica. Se limitó a bailar. Empezó
por jaleos extremeños que fundió con la soleá por bulerías. Después se liberó
de parte del ropaje que la envolvía y desnudó también su corazón por soleá.
Cerró el recital por tangos, acordándose del Sacromonte.
Miren qué estampas nos regaló:
La acompañaron el cante de Mercedes Cortés, la joven
guitarra de Álvaro Martinete y las palmas de José Cortés “El Indio”.
Solo un pero podemos poner al recital: las luces. No se puede juguetear con ellas de esa manera. ¿Cuándo contratará Cajasol a alguien que entienda de verdad de estas cosas?
José Luis
Navarro
Fotos:
Mercedes Malvárez