Una voz de hoy con un eco de ayer


Kiki Morente (Granada, 1989) tiene el sello de su padre. Un sello difícil de asumir y de llevar, porque no basta con imitar un timbre de voz, como han hecho infinidad de cantaores con la de Camarón. Morente nos dejó un estilo, una forma muy suya de crear en el cante. Respetando el pasado, pero actualizándolo a su manera, dándole la impronta de su sensibilidad musical. Así es como canta Kiki. 




Abrió el concierto, junto a Pedro Gabarre “Popo” e Irene Rueda, con unos versos del Poema de la seguiriya gitana de Federico García Lorca, La tarde que mataron al Espartero de José Bergamín y Si mi voz muriera en tierra de Rafael Alberti. Un recuerdo y un tributo a su padre y maestro. Luego, ya con la guitarra de David Carmona a su lado, siguió reinterpretando algunos de los temas de su disco Albayzín —con ese título se anunciaba el recital—, el polo, la taranta, la soleá, tangos, granaína y bulerías, intercalando recuerdos a otros cantaores, como “Yo no soy de esta tierra”, la seguiriya que hacía Camarón. Lo cerró, en el obligado bis, con un tema de Pablo de Málaga (2009), “Adiós Málaga”, de Enrique. Desde luego, poco que ver con el programa impreso que se disponía a la entrada del teatro. 

Con Kiki tuvieron también su momento de lucimiento propio el cajón de Popo, los pies de Irene Rueda por tarantos y la guitarra de David Carmona por tientos.

Fue un espléndido recital en el que pudimos disfrutar de los ecos de un clásico en una voz de hoy. Se cerró así un ciclo de Flamenco viene del Sur, que básicamente ha estado dedicado a jóvenes promesas y nuevas generaciones de maestros del Flamenco, Manuel de la Tomasa, José del Tomate, Israel Fernández, Gema Moneo y ahora Kiki Morente.

                                                                                                                             José Luis Navarro