Ni era una “zambomba”, ni pretendía serlo. Ni siquiera había
zambombas. Era, como muy bien rezaba el título, un “Concierto de Navidad”. La
autenticidad popular de la “zambomba” había sido sustituida por la formalidad
del espectáculo teatral. Era una zambomba popular teatralizada. Había, eso sí, villancicos.
Una selección de villancicos, algunos con
todo el regusto de Jerez.
Jesús Méndez y Esperanza Fernández, dos voces
portentosas, con la guitarras de Manuel Salado y Nono Reyes, la percusión de
Carlos Merino, el violón de Sophia Quarenghi y las palmas y coros de Toñi
Nogaredo, Ana Reyes y Macarena Reyes, rindieron culto a la Navidad
interpretando Los campanilleros, Huyendo
del rey Herodes, El Peregrino, El patriarca Manuel, Una pandereta suena, En el
portal de Belén, Por los balcones del cielo, La virgen durmiendo está,… El
concierto se cerró con el clásico fin de fiesta por bulerías, en que que se
echaron adelante Toñi Nogaredo y Macarena Reyes.
Fue además, por culpa de la fatalidad, todo un ejemplo de compañerismo
y profesionalidad. Antonio Reyes no pudo asistir por enfermedad a la cita con
Cajasol y en poco más de 24 horas hubo de ser sustituido.
Esperanza Fernández aceptó
ese reto endiablado —no solo había que cantar, sino que cantar unos textos
previamente escogidos—y no solo le echó valentía al desafío, sino que derrochó
esa frescura que caracteriza a lo popular. Con ella, Jesús Méndez lució el
poderío que sin duda heredó de su tía La Paquera de Jerez y ese gusto por el
cante bien hecho.
Terminó así el ciclo
que un año más nos ofrece Cajasol. Esperemos que el próximo año nos siga
llenando de Flamenco cuantos más jueves mejor.
José Luis Navarro