Rafael Riqueni (Sevilla, 1962) es hoy por hoy el maestro
indiscutible de la guitarra flamenca. Tiene un toque absolutamente personal e
íntimo. Un toque preciosista que embelesa y subyuga en su sencillez. Sus
variaciones son auténticas ráfagas de inspiración, con un fraseo exquisito y
original. Es puro virtuosismo, auténtica belleza quintaesenciada.
Riqueni es un hechicero de la guitarra que nos atrapa y se
adueña de nuestras mentes.
Abrió la temporada de Cajasol con varios temas de Herencia (2021): “Triste luna”, “Soleá
de los llanos”, “Farruca Bachiana”, “Minerico”, “Herencia” y “Lágrimas”. Miró
hacia atrás en su obra y nos fascinó con “Al Niño Miguel” de Juego de niños (1986), “Paseo de Ensueño”
de la Suite Sevilla (1963) y “Esa
noche (Tema de amor)” de Alcázar de
Cristal (1996) para deleitarse y deleitarnos con sendos temas de su
reciente Parque de María Luisa
(2017): “La isleta de los patos”, “El estanque de los lotos”, “Tiempos pasados”,
“La glorieta de Bécquer” y “Trinos”. Y se despidió regresando a Herencia con “Pureza”.
Todo un derroche de arte y un feliz comienzo de la actual
temporada de Cajasol que el público premió con un caluroso aplauso —con
“Esa noche” en particular los aplausos hicieron retumbar la sala—.
Bien empiezan este año los Jueves Flamencos.
José Luis Navarro