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Sandra Carrasco y David de Arahal en Cajasol

Jueves Flamencos, 27 de octubre de 2022.

”Homenaje a Pepe Marchena. El espejo en donde mirarse”

Sandra Carrasco
Guitarra: David de Arahal
Percusión y coros: Los Mellis

Tan sólo cuatro meses y medio después de su último recital en Sevilla (en Flamenco Viene del Sur, en cartel compartido con María Mezcle), la onubense Sandra Carrasco nos presenta su nuevo trabajo dedicado en este caso al maestro José Tejada, Niño de Marchena o Pepe Marchena en su segunda época. En la primera ocasión, los artistas de referencia eran coetáneos de este artista, sus compañeros Pepe Pinto y Juan Valderrama, además del mencionado. En esta ocasión, Sandra se centra en Pepe Marchena, sobre el que está realizando junto al guitarrista David de Arahal, un disco homenaje a este personal y revolucionario artista. Si no erramos, la grabación está a punto de finalizar y editarse.






El recital comenzó con un solo de David de Arahal por rondeñas y una versión de la conocida canción popular La Tarara, con claras influencias del maestro Riqueni, buscándose y aportando matices personales. Teniendo en consideración su juventud-este mismo año ha presentado su primer trabajo discográfico- ha generado mucha expectación y es ya considerado una de las grandes promesas de la guitarra.

El primer tema que presentó Sandra fue “Los Cuatro Muleros”, toda una tarjeta de visita del gran Niño de Marchena, que nos evoca sus últimos y emocionantes testimonios en “Rito y Geografía del Cante” mezclados con la canción de Los Peregrinitos, con algunas letras jerezanas. David y los Mellis la acompañan como si fueran bulerías contemporáneas y festeras —en origen no lo son—. En este punto está claro que el respeto por los temas que reflejaban el programa iba a ser muy relativo.

Continua el recital con unas rumbas-tangos de aire moderno en las que se inserta una Milonga (“En una cierta reunión”), perdiendo el aire criollo de origen. Algo parecido ocurrió tras las malagueñas de Chacón (las atribuidas al Maestro Ojana), con los aires abandolaos (fandangos de Lucena…) que no terminaron de sonar como tal. Continuó con la soleá apolá de Triana (“Reniego de los rosales”, “En aquella primera chocilla”) origen de la posterior soleá llamada de Charamusco, ejecutada con brillantez.

Tras ellos, Las tarantas y el Polo de Tobalo, ejecutados con sentido, algo aceleradas al ritmo de bulerías por soleá. Remata el recital con unas peteneras muy personales del maestro y con unas Guajiras. Sorprendentemente, no canta las Colombianas, una creación propia del maestro Marchena estrenada en el Teatro Pathé de la calle Cuna, a escasos metros del teatro de Cajasol.




Sandra posee un timbre de voz –de mucha dulzura- que le permite defender muy diversos estilos musicales. En este caso, Sandra y David nos proponen una actualización del repertorio de Marchena, con algunos matices de Enrique Morente y con una armonización rítmica muy contemporánea y muchos coros y estribillos, aún a riesgo de perder en algunos casos los aromas singulares de los palos flamencos de esa época, un aire fundamentalmente nostálgico e intimista.

Como no podía ser de otra manera, el recital terminó por fandangos –palo estrella del maestro- en su mayor parte con estilos de Huelva, para finalizar a coro con el público con el fandango cané de Alosno. Una auténtica catarsis onubense, tierra de la cantaora.

Esperamos con interés el momento en que el trabajo discográfico esté finalmente publicado, para escucharlo con cariño y con toda la delectación posible.

Como sugerencia para conocer la obra del gran desconocido Niño de Marchena recomendamos escuchar las reediciones originales realizadas por Manuel Cerrejón y “la obra completa 78 r.p.m. del Niño de Marchena (1924-1946)” editada en 2014 por la Federación Provincial de Peñas Flamencas de Sevilla, con libreto de Manuel Martín Martín.

                                                                                                                              Manuel Alcántara
                                                                                                                        Fotos: Remedios Malvárez