MANUEL REINA VERA, UN CANTAOR DE RAZA, PEÑA CULTURAL FLAMENCA “MIGUEL VARGAS” / AYUNTAMIENTO DE PARADAS (SEVILLA), 2022
UN CANTAOR BRILLANTE POR
SEGUIRIYAS Y MÁS
Manuel Reina Vera es un gran aficionado y cantaor de Paradas (Sevilla), paisano nuestro que por desgracia ha fallecido en noviembre de 2021. Ahora la peña flamenca “Miguel Vargas” de la localidad -que dirige su hijo José Antonio- le dedica un CD con recopilación de trece cantes muy bien interpretados escogidos de diferentes actuaciones en directo, desde los años setenta hasta 1999, sobre todo en concursos de cante como los de Mairena del Alcor o Puerto Real, más algún recital en Paradas.
Precisamente en estos concursos ha llegado a obtener premios Manuel Reina (1949-2021): entre otros, primer premio de livianas en 2003, segundo en 1999, primero de cante libre en 2005 y segundo de cante libre en 2008 en Puerto Real; primer premio por soleá en Espartinas en 2005; premio en Hornachos (Badajoz) en 2006 y 2009; finalista en el prestigioso concurso de Mairena del Alcor en varias ocasiones… A pesar de lo cual no grabó nunca en solitario, una lástima porque eso nos hemos perdido. Este CD es a título póstumo como más que merecido homenaje. En internet, la peña “Miguel Vargas” publica su biografía (https://pcfmiguelvargas.jimdofree.com/artistas-locales/manuel-reina/).
En la semblanza de la peña se
concluye: “Cantaor de excelentes facultades y amplio conocedor de los estilos
flamencos”. Así es, sin duda, y este trabajo recopilatorio lo demuestra. Manuel
Reina está básicamente en la misma órbita que Miguel Vargas, su amigo y uno de
sus referentes, es decir, el mairenismo. Así, por derecho, uno y otro brillan
con luz propia por seguiriyas, soleá, malagueña o la caña. El eco de Miguel lo
vemos en las seguiriyas, las cantiñas y mirabrás o la toná-liviana, donde llega
a utilizar las mismas letras (de Moreno Galván) que el citado cantaor, al que
le dedicamos -todo un honor- un libro en 2010.
Pablo Parrilla González y Eduardo J.
Pastor Rodríguez, paisanos también, grandes aficionados y escritores de temas
flamencos, escriben en el libreto, con abundantes fotos de Beni de Paradas y
del archivo de la familia del cantaor. Pablo Parrilla repasa su “biografía
apasionada”, alude a su tío el cantaor José Vera Fernández “El Quincalla” y a
su primo el también cantaor Manuel Vera Parrilla “Quincalla”, repasa
actuaciones en el tablao La Cuadra, su participación en la obra teatral
“Oración de la tierra” de Alfonso Jiménez Romero, su presencia en concursos
como los citados, sus aportaciones siempre entregadas en la Semana Cultural de Actividades
Flamencas de Paradas, en la Misa flamenca o en el espectáculo “Aires del
Cañuelo” dirigidos por Máximo López. Añade -palabras que suscribimos-: “Casi
nunca aliviaba su cante. Su entrega fue total”. Por su parte, en “Un cantaor de
raza”, título también del disco, Eduardo J. Pastor -con un estilo poético y
alusiones a lugares de Paradas- repasa los cantes; por ejemplo, de la petenera
dice que “es presente en la mortaja” o de la seguiriya que “amarra nudos
corredizos para que el galgo ensaye la carrera tras la liebre” y lo define como
“más cantaor que cantor, más flamenco que flamenquito”. Evidentemente.
El CD está diseñado y maquetado por
Manuel Martín, mezclado y masterizado por Mario Bravo, las letras son populares,
de Moreno Galván y de Máximo López y las guitarras que acompañan son las de Manolito
Monge (cortes 1 a 4 en la final del concurso de Mairena), Antonio Cortés (5,7
en Paradas), Niño Elías (6 y 8 en Paradas) y Javi Vadillo (9 a 13 en el
concurso de Puerto Real).
Todo el conjunto es de alta calidad
flamenca, nos produce en más de una ocasión eso que llaman emoción o pellizco,
especialmente en una lograda malagueña del Mellizo (“Hermano mío…) del inicio,
con ayes intensos y bien modulada con jondura; las tres tandas de seguiriyas
recogidas de diferentes estilos con letras tradicionales o de Moreno Galván
(del repertorio de Miguel Vargas), de principio a fin con una entrega y una
capacidad de altura; las peteneras incluida la grande “Quisiera yo renegar…”;
los fandangos con solvencia y coraje o la toná-liviana con remate de María
Borrico con pleno conocimiento. Soleares con sobriedad y entrega, bulerías,
cantiñas y mirabrás, así como la caña con su canónico discurrir completan este
trabajo que merece toda nuestra consideración y la mayor difusión entre
críticos y aficionados. Lástima, repetimos, que a Manuel Reina Vera no se le
haya podido conocer más por este medio de las grabaciones. Ahora la peña
“Miguel Vargas” ha hecho justicia flamenca para este cantaor por derecho -en el
mejor sentido de la palabra-, hondo, poderoso, clásico y entregado.
JOSÉ CENIZO JIMÉNEZ