Israel Galván, sin duda el artista flamenco que goza de más fama y popularidad en los cinco continentes, se ha convertido en un provocador nato. Y eso es lo que es Seises: una mirada a su Sevilla y una provocación en toda regla. Nos habla a su manera de la Sevilla de los Seises, de la devoción a sus Vírgenes y sus Cristos, de sus bailes, sus palillos y sus zapateados. Israel se mofa y se cachondea de sí mismo y se ríe de Sevilla y todo lo típicamente sevillano.
Tras descorrerse el telón le vemos medio vestido de seis pedaleando en una bici-afiladora. Se diría que está afilando sus armas de provocación. Después se dedica a pisotear cristales. ¿Un ejercicio de autoinmolación? Y por fin aparece el seis catedralicio con su tradicional tocado, dando sus característicos saltitos y tocando pitos y palillos o, mejor dicho, dando los centenarios saltitos y haciendo como si tocase pitos y palillos, porque quien en realidad los toca es, a la izquierda del tabladillo central, el bailaor malagueño Ramón Martínez. Y enseguida comienza la auto-flagelación. Aparece una niñita (Helena Astolfi) y le dice impasible “Tú no sabes tocar los palillos”. Eso una y otra vez exactamente igual hasta siete veces y todas con las mismas palabras. Es además una curiosa y elaborada escena: si lleva puesto el sombrero suenan los pitos de Ramón y si se lo quita desaparece el sonido de los pitos.
Siguen unas sevillanas alusivas a la ciudad cantadas con
acento extranjero, Israel remeda unos pasos y la niñita erre que erre: “Tú no
sabes bailar sevillanas”.
Por fin, Ramón Martínez asume todo el protagonismo y nos da
una brillante exhibición de palillos y de pies.
Todo amenizado con el piano del holandés Gerard Bouwhuis a
base de piezas del Padre Soler y de Alessandro y Domenico Scarlatti.
La niñita da un paso más y le dispara toda una sangrienta
batería de maldiciones —Yo te
maldigo…Ojalá te arranquen los dientes con tenazas… Maldito seas… que te
golpeen y te escupan… apaleado seas y te maten a pedradas… que te maldigan mil
veces… que te arranquen los ojos … que te desuellen vivo..— mientras él aporrea violentamente con
los pies todo el escenario.
La escena final la protagonizan las voces de la Escolanía de
los Palacios dirigidas por Tatiana Postnikova con Aurora Galán al piano y con
un Israel Galván mucho más tranquilo y menos hiriente y agresivo.
En conjunto un espectáculo típico del último Israel, pero excesivamente
largo y repetitivo.
Fotos Bienal / Claudia Ruiz Caro