"Pura Gloria" de Niño de Pura


Niño de Pura, tras un silencio de 16 años presentó en el Teatro Central de Sevilla, dentro del ciclo Flamenco viene del Sur, su nueva obra discográfica: Pura Gloria (Fonográfica del Sur, 2018). 




Al descorrerse el telón parecía que no hubiesen pasado los años desde aquel 1984 en que se consagró con el 1er Premio del Concurso de Jóvenes de la III Bienal de Sevilla, el Bordón Minero de La Unión y el Premio Nacional de la Cátedra de Flamencología de Jerez de la Frontera. El mismo rostro —no sé si la misma camisa, pero también roja—, la misma brillantez de su guitarra, el mismo dominio técnico, la misma autoridad en el compás, la misma sensibilidad y la misma imaginación para crear melodías ricas en fantasía. Sin duda, más conocimiento del mundo y seguro que de la guitarra.

Con esas armas dio un magnífico recital que comenzó con una granaína dedicada a Cristina Heeren —él la llamó taranta, para mí el mejor toque del recital— y siguió por alegrías adornadas con el cante de Pura y de Churumbaque y una farruca bailada por Queco. Presentó a Pura por granaínas y por soleá y después vinieron bulerías con Churumbaque, fandangos de Huelva y una rumba para cerrar. 

Con él estaba su hija Pura de Pura y Churumbaque al cante, Carmelo Picón de segunda guitarra, Óscar Linares a la batería, Agustín Henke a la percusión y María José Álvarez y Queco a las palmas, que se transfiguró al pasar de palmero a bailaor.

Otra saga que empieza.

                                                                                                                                   José Luis Navarro