Manuel de la Tomasa y Anabel Valencia protagonizaron “Territorio Joven” en el Ciclo Jueves Flamencos de Cajasol. 20 y 23 años y toda la herencia de dos casas cantaoras. Los Tomasa y Los Valencia.
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Foto: Mercedes Malvárez |
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Foto: Jaime Martínez |
Abrieron los dos el concierto con una ronda por tonás. Con ellas empezó lo bueno y lo malo del recital. Lo bueno, dos voces jóvenes derrochando poderío y conocimiento. Lo malo, un sonido deleznable. Un volumen que a fuerza de decibelios distorsiona el sonido y hace que voces potentes resulten chillonas. En este sentido, la que salió peor parada fue Anabel.
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Foto: Jaime Martínez |
De la primera parte del concierto se hizo cargo Manuel, que quiso dejarle a la cantaora lebrijana el privilegio de cerrarlo, argumentando que ella era mayor que él. Un endiablado reconocimiento, porque después de él era muy difícil aguantar el tipo. Hizo taranto, soleá, seguiriyas y bulerías. Y antes de rematar las seguiriyas ya había puesto al teatro en pie. Primero se oyeron olés, luego le interrumpieron con aplausos y al final, se levantaron de sus asientos. Desde luego, voces como la suya garantizan el futuro del cante. El cante clásico. El cante de siempre.
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Foto: Jaime Martínez |
Después salió Anabel, dispuesta a cumplir su parte del compromiso. Hizo tangos y malagueñas y tuvo además la osadía de repetir dos cantes que ya había hecho Manuel, la seguiriya y las bulerías.
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Foto: Remedios Malvárez |
Al final los dos juntos remataron con las clásicas pataítas por fiesta. Los dos vinieron muy bien acompañados. Manuel con la guitarra de Nono Reyes, que también recibió el reconocimiento del público en más de una falseta, y las palmas de Marcos Carpio y El Pirulo. Anabel con la sonanta de Curro Vargas y las palmas de Manuel y Juan Diego Valencia.
Un buen concierto que hizo honor a su título.
José Luis Navarro