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Una noche para el recuerdo

 

Anoche volví al Teatro Flamenco Triana un tablao que solía visitar con cierta frecuencia. Viví una experiencia memorable. Pensaba que en el baile flamenco lo había visto todo, pero ¡qué va! Fernando Jiménez me dejó bien claro que no era así. 



Me sorprendió con actitudes y movimientos que no había visto antes. Primero por tangos, luego por seguiriya. Movía los pies y zapateaba con una velocidad increíble. Había frescura e imaginación, pero sobre todo novedad. 




Se despidió con tres rodillazos consecutivos que no igualaría su creador, el mismísimo Antonio. En más de un momento su baile me hizo sentir el escalofrío que provoca la presencia mágica del duende.




Con él compartió escenario Zaira Prudencio (Badajoz, 2004), una jovencita que promete. Y mucho. 




Combina garra, sentimiento y expresividad y parece dotada de ese raro don de la danza.




Con ellos estuvieron Edu Hidalgo y Niño de Gines al cante y Pau Vellet al toque. Edu además nos sorprendió con una versión personal de “A buscar la flor que amaba entré en el jardín de Venus”, la malagueña que solía hacer Manuel Torre en los albores de los cafés de cante.

Una noche inolvidable.

                                                     José Luis Navarro

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