José María Velázquez-Gaztelu, 36 años de radio





Solo muy de tarde en tarde se publica un libro que sea verdaderamente interesante. De la noche a la mañana lo es. Con él, recorremos la historia reciente del flamenco contada paso a paso y en primera línea. Una historia que indaga y nos descubre el oro del éxito y el carbón del fracaso en unas páginas magistrales ꟷla conferencia que José María titula “Las fiestas de las tinieblas” fue una de las que más me emocionaronꟷ. Una historia del flamenco que no se olvida de las vicisitudes de los gitanos de ayer y los gitanos de hoy. Y Jerez, Jerez, Jerez.


De la noche a la mañana es un recorrido fascinante por el mundo de la guitarra (Paco de Lucía, Melchor de Marchena, Luis Maravilla, Juan Habichuela, Gerardo Núñez, Pepe Habichuela, Manuel Morao, Tomatito, Rafael Riqueni, José María Gallardo, Moraíto) al que se asoman los sonidos del jazz (Jorge Pardo, Michel Camino), el piano (Dorantes), el cante (Caracol, Morente, Mairena, Lebrijano, Fosforito ꟷsu participación en el Ciclo Los flamencos hablan de sí mismos en la Universidad Internacional de Andalucía en 2008 es como asistir a una lección de canteꟷ, El Cabrero, El Torta, Carmen Linares, Mercé, Poveda, Tío Borrico, Marina Heredia, Esperanza Fernández, Rocío Márquez, Arcángel, el Niño de Elche. Antonio el Chaqueta, Sordera, Menese, los Zambo, los Moneo, Diego Carrasco, ) y el baile (Mario Maya, Pilar López, Antonio Gades, El Güito, Eva Yerbabuena, María Pagés, Israel Galván, Akram Khan, Blanca del Rey, Marco Flores, Rocío Molina, Manuel Liñán, Sara Baras, Andrés Marín, Isabel Bayón y Olga Pericet, con muchos nombres propios de la cultura (Luis Rosales, Carlos Saura, José Manuel Caballero Bonald, Mauricio Sotelo y Luis Landero).


Son diálogos que combinan a la perfección naturalidad y desparpajo y que saben despertar el interés por lo que nos pueda contar cada artista. Habla José María y, entre línea y línea, surge la palabra del artista, precisa, punzante, convincente. Auténticas perlas y conmovedoras confesiones enredadas entre sílabas y sílabas de conocimiento. He aquí algunas: “En la composición hay un diez por ciento de inspiración y un noventa por ciento de transpiración” (Paco de Lucía), “Ni fusión ni confusión, sino inventiva y luminosidad” (Dorantes), “He querido transmitir las voces de los pájaros, el rumor del agua, los distintos olores que te van envolviendo” (Riqueni), “Hay que tener música en la voz” (Caracol), “No se puede innovar por el hecho de innovar” (Morente), “Había un señor que, cuando me contrataba para una fiesta, me hacía cantar el Cara al sol por bulerías” o “Me tachan de conservador, cuando soy el primer revolucionario que tiene el arte gitano andaluz” (Antonio Mairena), “Hay que crear, crear a la fuerza” (Lebrijano), “A mi madre la pelaron y la pusieron a barrer calles; hemos vivido miserablemente, y , claro, ante esto no puedo decir cosas anodinas” (Menese), “Yo soy yo, y no me he parecido a nadie” (Fosforito), “Es el tiempo del todo vale, de a ver quién se lo lleva antes” (José Mercé), “El flamenco tiene un poder que no tienen otras músicas” (Miguel Poveda), “Sin riesgo no existe verosimilitud” (Rocío Márquez), “No hay nada más falso que el cante en sí” (Niño de Elche), “Hemos pasado tantas fatigas que no nos fiamos de nadie” o “Para poder avanzar hay que trabajar” (Mario Maya), “Yo veía a una persona bailar y sabía positivamente que sí, que ahí había condiciones excepcionales” (Pilar López), “El zapateado ha pasado de ser la continuación de un sentimiento a convertirse en un exhibicionismo, en un percusionismo desaforado” (Antonio Gades), “Lo más profundo que yo pretendo transmitir en el flamenco lo he encontrado en el baile de la soleá” (Güito), “El mantón tiene una filosofía, no es un objeto inerte, sino un elemento vivo” (Blanca del Rey), “Paco [Jarana] ha hecho una música que es una maravilla” (Eva Yerbabuena), “Nos rodea la hipocresía, el fanatismo, el interés, demasiado egoísmo y bastante mediocridad” (María Pagés), “Yo hago los espectáculos según mi estado de ánimo” (Israel Galván), “Quiero saber qué existe al otro lado del agotamiento” (Rocío Molina), “Cuando al final me comunicaron que me habían otorgado el Premio Nacional, no escuché nada y me tiré al suelo, chillando, loco de contento” (Manuel Liñán), “Yo tengo mi propia voz gracias a la influencia de los maestros y todo lo que he podido aprender de ellos a lo largo de mi vida” (Sara Baras), “Yo siempre he sido un Quijote natural” (Andrés Marín), “Teorizar sobre el cante jondo es un despropósito” (Luis Rosales).






El mismo José María nos va dejando aquí y allí reveladoras reflexiones, dignas de enmarcar: “la historia del flamenco está escrita lo mismo por figuras deslumbrantes que arrastran la pasión y el griterío de las multitudes, que por enigmáticos seres que se deslizaron como sombras, magos de lo oculto, que cantaron solo para iniciados en una ceremonia sin edad” (1992).

Un libro luminoso forjado a base de erudición y sentimiento que aúna precisión y belleza. Un libro escrito por un poeta que ama el Flamenco. Un cúmulo de conocimientos y sabiduría acumulados día a día. Una prosa a veces guasona, pero siempre sabia. Un libro enriquecido además con un prólogo hijo de otro poeta, Luis Landero.

Son todos textos que han ido apareciendo en muy diversos medios (Semanario El Cultural, Nuestro Flamenco de RTVE, Revista Mercurio, Revista Zumba, Semanario La Calle, Cambio 16, Rito y geografía del cante, El País Semanal, La Nueva Alboreá, Venezia Musica, El Europeo, El País Semanal, La Caña, Del café cantante al tablao) y que reúnen testimonios que los que acostumbramos a escuchar los programas radiofónicos de José María nos traen a los oídos su voz, bella y varonil. Abrir el libro es casi como encender la radio. Textos y entrevistas que respiran sensibilidad y exquisitez, sutileza y tacto. Un libro que además nos abre de par en par el corazón, la pasión y los sentimientos de José María Velázquez-Gaztelu. Un libro entrañable de un buen amigo ꟷ¿Para cuándo ese paso a dos por bulerías que tenemos pendiente, José María?ꟷ.


                                                                                                                            José Luis Navarro