Los Jueves Flamencos de Cajasol vuelven, un trimestre más, al
teatro de la calle Chicarreros. Lo hacen con un concierto titulado “Excelencia
jonda”. Un concierto y dos recitales. Vicente Soto “Sordera” (Vicente Soto
Barea, Jerez de la Frontera, 1954) y Rancapino Chico (Alonso Núñez Fernández, Chiclana
de la Frontera, Cádiz, 1988). Dos gargantas y un mismo sentir. Dos timbres de
voz y un mismo eco calé. Dos casas cantaoras y un mismo amor al cante. Dos
generaciones y la misma fidelidad al cante de sus antepasados.
Rancapino Hijo combinó delicadeza musical, incluso dulzura,
con el grito de siglos. Una voz joven con un futuro esplendoroso. La
reencarnación cantaora de Alonso Núñez Núñez. Caracolero de pro, como su padre.
Vicente Soto “Sordera” derrochó compás y flamencura. Heredero
de Paco la Luz, La Serrana, El Gloria y El Sordera. Un cantaor con la solera
del jerezano barrio de Santiago. Una enciclopedia de cantes añejos.
Los dos abrieron el concierto con una ronda de martinetes.
Luego Rancapino se quedó solo con la guitarra de Antonio Higuero y se acordó por soleá de
La Serneta (“Tengo el gusto tan colmao”) y de Mairena (“Yo nunca a mi ley falté”). Se subieron también al escenario Manuel
Cantarote y Luis Santiago y Rancapino se arrancó por alegrías —puro almíbar—. Hizo
la malagueña del Mellizo que hacía su padre (“¿Por qué me la ha quitao Dios a la mare de mi alma?”,
“Dime dónde va a llegar este querer tuyo y mío”) y se la dedicó a Jesús Monje
Cruz “El Pijote”, el hermano de Camarón fallecido al mediodía de ayer. Y cerró
con unos tangos con aromas camaroneros.
La segunda parte del concierto fue para Vicente Soto, que dio
toda una lección de conocimiento, experiencia y tablas. Comenzó con cantes
mineros, un taranto de Manuel Torre (“Dame la espuela”), la minera que hizo
famosa Fosforito (“Quiero hacer fuerzas y no puedo”) y la cartagenera clásica “Fueron
los firmes puntales del cante cartagenero”. Hizo el cante jerezano que a él le
gusta llamar “Bulerías para escuchar”. Siguió con unos tientos-tangos y remató
con unas seguiriyas de su antepasado Paco la Luz. Le acompañaron la guitarra de
Nono Gero y las palmas de Tate Núñez y Manuel Vinaza.
Y para rematar la faena, Rancapino y Sordera se despidieron
con un mano a mano por bulerías.
Un magnifico recital para unos Jueves Flamenco que vuelven a
empezar con muy buen pie.
José Luis Navarro
Fotografías: Jaime Martínez/Cajasol.