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Manuel Lorente y García Lorca

Manuel Lorente Rivas. La caricia del ruiseñor. García Lorca y el Flamenco. Granada: Producciones peligrosas. 2022.



LORENTE Y LORCA, NUEVO HOMENAJE AL POETA

El antropólogo, cantaor, investigador y productor artístico Manuel Lorente Rivas (Vélez Benaudalla -Granada-, 1956) vuelve en 2001 al cante flamenco y ofrece recitales y conferencias por diversos países. En 2005 reedita su disco Decante Flamenco (2001-05), en 2015 publica Flamenco y solera, y en 2019 Flamenco y Sentido. Como antropólogo, destacan sus libros Etnografía antropológica del flamenco en Granada (2001 y 2007) y Flamenco. Poética y configuración (2017).

En 2022 vuelca su mirada estética y poética hacia Federico García Lorca, uno de los poetas más versionados por los flamencos, con grandes resultados en general (La Niña de los Peines, Camarón, Carmen Linares, Enrique Morente, Calixto Sánchez y tantos otros). Se apoya en las guitarras sobradas de competencia musical de Miguel Ochando y Juan Manuel Fernández. Colabora su hija Alicia Lorente como segunda voz y en las percusiones José A.º Pérez Arenas, Yolanda Matarán y Paco de la Concha. El disco, producido por Pablo Sánchez, contiene ocho temas con textos lorquianos de diferentes obras, cantadas o musicadas a partir de referentes de palos o estilos flamencos conocidos: “Gacela del amor desesperado” (tangos), “Pequeño vals vienés” (bulerías), “Poema del alba” (rumba-tango), “Sonetos del amor oscuro: Llagas de amor y el poeta dice la verdad” (soleá por bulerías), “Gacela del recuerdo del amor” (bulerías), “Romance de la pena negra” (aire de tarantos), “Romance de la casada infiel” (ranchera por bulerías) y “Poema del herido de amor” (granaína y malagueña).

Según el libreto que acompaña al disco, “La caricia del ruiseñor expresa el sentido primigenio del canto como forma expresiva del afecto en la naturaleza” y su intención es hacer “una composición basada en la transmisión del canto y la claridad de los poemas, para siguiendo el hilo de la poesía y el sentimiento, llegar hasta las inefables fuentes del desamor. Donde anidan las penas universales y las causas personales”. De ahí la elección de los textos, transidos de honda pasión amorosa y la simbología lorquiana para expresar el amor y el desamor, la tragedia que rodea al amor.

Se inicia con los tangos “Gacela del amor desesperado”, con pegadizo discurrir y esos versos tan conocidos y hondos como “No quiere venir, / la noche no quiere venir / para que tú no vengas / y yo no pueda ir”. El segundo corte, “Pequeño vals vienés” nos trae a la memoria, claro está, la excelente versión de Enrique Morente a partir de la de Leonard Cohen, pero Lorente la encauza por la bulería, con aires de canción popular en el estribillo. Un tono acancionado, folclórico o popular que vemos en otros temas, así como aires de ranchera (por bulerías) en “Romance de la casa infiel”. Como hizo Calixto Sánchez, versiona “Romance de la pena negra” por aire de tarantos -dice- con tono melancólico y acancionado más que flamenco. Termina la obra con “Poema del herido de amor” por granaína y malagueña, una declaración de intenciones por ser de Granada los participantes.

En conjunto, y a pesar de que nos gustaría una interpretación vocal más viva y mayor expresividad, pues adolece de monotonía (cuestión de gustos también), una obra que supone un nuevo reconocimiento -y van muchos y valiosos- a la obra lorquiana, con un enfoque abierto, como dice el propio autor, en “una especie de transculturación abierta  que se deconstruye y recrea  en interacción musical con valses, rancheras, aires argentinos y canciones eslavas, para germinar en un mar de cantes donde se injertan y florecen con nuevo talle y aroma los poemas de García Lorca”.

                                                                                                        José Cenizo Jiménez